Rusia tiene necesidad del testimonio cristiano de los jóvenes, asegura el Papa

En su mensaje a un encuentro juvenil de católicos de la Federación

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CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 19 agosto 2004 (ZENIT.org).- Juan Pablo II ha invitado a los jóvenes católicos de Rusia a ser testigos de Cristo en un momento en el que muchos coetáneos de su país sienten la tentación de la droga, del hedonismo, o de la falta de sentido.

«No permitáis que la libertad reconquistada en esa querida nación vuestra con el precio de grandes sacrificios y sufrimientos sea disipada por ceder a falsos ideales», les recomendó el Santo Padre.

Sus palabras fueron leídas en el encuentro de jóvenes de la Federación Rusa celebrado en Irkutsk del 11 al 15 de agosto de 2004 para preparar la Jornada Mundial de la Juventud que se celebrará en Colonia (Alemania) en agosto de 2005.

«Cristo es nuestra verdadera libertad, habiéndonos liberado definitivamente de la esclavitud del pecado. Sólo en Él encuentra sentido y paz nuestro corazón», subrayó el pontífice al dirigir su saludo a los chicos y chicas rusos.

En Rusia, explicó, «el inestimable tesoro de la tradición cristiana, enriquecido por la sangre de los mártires, debe ser custodiado y propuesto con valerosa coherencia».

«Debéis resistir, queridos jóvenes, a la tentación, hoy sutil y letal, de dejar a Dios fuera de vuestra vida o de reducir la fe a gestos episódicos y formales», añadió.

«La Iglesia necesita testigos dispuestos a seguir a Cristo hasta la Cruz. Esta radical fidelidad al Evangelio la esperan más que nunca vuestros coetáneos, a menudo distraídos por los espejismos de una vida fácil y cómoda, por las tentaciones de la droga y el hedonismo, terminando con frecuencia por convertirse en esclavos de la violencia, la carencia de sentido y la desesperación», constató.

En su mensaje, el Santo Padre considera que los sufrimientos que afrontaron los cristianos rusos durante el comunismo debe alentar hoy las relaciones fraternas entre los creyentes en Jesucristo.

«Esta reunión es un momento importante para la Iglesia que vive en la Federación Rusa, una Iglesia que en el pasado ha conocido tantas tribulaciones, a menudo ha sido perseguida y martirizada hasta el derramamiento de la sangre, pero que ha perseverado en la adhesión a Cristo, único Señor, y en la confesión de las perennes verdades de la fe», constata.

«En esta confesión se han encontrado juntos católicos, ortodoxos y protestantes. Su testimonio se ha convertido para todos nosotros en un patrimonio común», reconoce.

«El ecumenismo de los santos, de los mártires, es tal vez el más convincente», concluye.

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ZENIT Staff

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