S.O.S. de Caritas: el hambre se cierne sobre un tercio de Zimbabwe

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CIUDAD DEL VATICANO, martes, 6 noviembre 2007 (ZENIT.org).- Si no reciben ayuda, más de cuatro millones de habitantes de Zimbabwe afrontarán gravísimas carestías a principios de año, alerta «Caritas Internationalis» (CI).

Lanzando su voz de alarma el lunes, CI –confederación de organizaciones católicas de asistencia, desarrollo y servicio social, con presencia en más de 200 países y territorios (www.caritas.org)— confirma que, por su parte, incrementará sus operaciones de ayuda para distribuir alimento a más de 100.000 personas, hasta abril de 2008.

Asimismo prevé ayudar a unas 16.500 familias en la agricultura, los riegos y la plantación de nuevas semillas.

Para todo ello, advirtiendo además de que el país africano está en quiebra, CI necesita y pide 7 millones de dólares estadounidenses para Zimbabwe.

Los que pueden, huyen de la crisis del país –apunta en la nota de CI su secretaria general, Lesley Anne Knight–, que sumerge en el sufrimiento a su población ante un panorama de malas cosechas, escasas precipitaciones, reforma agraria sin éxito, tiendas sin suministros, servicios nacionales de salud, educación y cultura en quiebra, y crisis económica imparable.

Zimbabwe ha duplicado el índice de desnutrición infantil –ha llegado al 12 % desde noviembre de 2006–; las ciudades registran un 80% de paro y la inflación es del 8.000%. En este contexto la alimentación básica es demasiado cara para gran parte de la población.

El presidente Robert Mugabe ha llevado al país a la ruina económica y social, ha violando la libertad y otros derechos fundamentales de la población, además de haber fracasado frente a la corrupción. De esta denuncia de la Iglesia en Zimbabwe se hace también eco CI.

«A menos que la comunidad internacional compense la carencia de alimentos, el país africano afronta una crisis humanitaria», avisa Lesley Anne Knight, a la vez que señala el deber del gobierno de Zimbabwe de «asegurar que la ayuda alimentaria llegará a los más necesitados».

«Igualmente debe garantizar la aplicación de políticas, incluyendo reformas de ley, que puedan garantizar que un país que en el pasado se caracterizaba «por su rica cosecha de maíz» pueda de nuevo volver a ser autosuficiente en su alimentación»», continúa.

Una serie de cosechas escasas, dadas las sequías, y la inadecuada implementación del proceso de reforma agraria ha dejado a numerosos agricultores sin posibilidad de explotar sus tierras, de forma que, según CI, la producción de alimentos en Zimbabwe ha sido este año un 40% inferior al precedente.

El polarizado ambiente político no hecho más que empeorar la situación. Ahora, las antes bien consolidadas estructuras gubernamentales son incapaces de responder a las necesidades de la población.

Ésta además se encuentra seriamente debilitada para afrontar tales dificultades a causa del impacto del Hiv-Sida, cuya penetración se estima por encima del 20% entre los 19 y los 29 años.

Actualmente la expectativa de vida en Zimbabwe se sitúa en los 40 años de edad, tanto en hombres como en mujeres.

Por Marta Lago

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ZENIT Staff

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