Sacerdote nigeriano, nueva víctima de la manipulación de la religión

Antes de morir, salvó la vida de los monaguillos

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CIUDAD DEL VATICANO, martes, 20 febrero 2006 (ZENIT.org).- Las manifestaciones violentas que tratan de justificar la religión se han cobrado la vida de otro sacerdote, esta vez en Nigeria, el padre Michael Gajere.

«Es la nueva víctima del clima de violencia e intolerancia que parece difundirse en el mundo» considera en la primera página de la edición este martes en italiano «L’Osservatore Romano».

Fue asesinado el 18 de febrero, después de que la Iglesia católica hubiera quedado conmocionada por la muerte violenta del padre Andrea Santoro, asesinado en Trabzon (Turquía), el 5 de febrero.

«Ha testimoniado el Evangelio con el supremo don de la vida», reconoce el diario de la Santa Sede al recordar a este nuevo presbítero caído en el desempeño de su misión.

El padre Gañere, ordenado hace 14 años, había llegado hace un mes Bulunkutu, barrio de la ciudad nigeriana de Maiduguri, en el que se encuentra la parroquia de Santa Rita.

«El sacerdote fue asesinado brutalmente por un grupo de hombres armados, después de haber salvado heroicamente a los monaguillos presentes en la parroquia», explica el diario.

Además de acabar con la vida del sacerdote, los agresores asesinaron a unos quince cristianos. Antes de disparar, pedían a sus víctimas que hablaran el dialecto local, avisándoles que serían consideradas «colonizadoras» si no lo sabían.

«Tiendas y edificios públicos fueron asaltados y devastados, varias iglesias han sido quemadas, algunos fieles habrían sido asesinados rezando, otros cristianos habrían sido linchados por la calle», considera «L’Osservatore Romano».

«Las crueles violencias de Nigeria han sido favorecidas por un contexto social en el que las motivaciones políticas locales –en particular la tensión entre las poblaciones de mayoría islámicas en el norte del país y el presidente de la República Federal, originario del sur y católico– se han mezclado con las reacciones emotivas de carácter religioso, ligadas al caso de las viñetas ofensivas para el Islam», concluye el diario.

En los ataques ha sido destruida también la casa del obispo de Maiduguri, capital del Estado de Borno en la Nigeria nororiental, monseñor Matthew Manoso Ndagoso.

En declaraciones a la agencia «Fides», el obispo concuerda en que «la religión, como ha sucedido en el reciente pasado, se instrumentaliza por motivos políticos. Los que fomentan estos desórdenes son extremistas que no representan a la mayoría de los fieles musulmanes que desean en cambio vivir en paz. Hay también elementos criminales que se les unen para robar en las casas que después son incendiadas para borrar las señales de sus crímenes».

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ZENIT Staff

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