Salen a relucir las artimañas de la investigación con embriones humanos

Los intentos de clonación plagados de lagunas éticas

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SEÚL, sábado, 7 enero 2006 (ZENIT.org).- La controversia sobre los métodos de investigación en Corea del Sur ha sacado a relucir algunas prácticas dudosas en la carrera por promover la clonación humana y la investigación con células madre de embriones.

La pasada primavera, un equipo de investigadores, liderados por Woo Suk Hwang de la Universidad Nacional de Seúl, anunciaba triunfalmente la clonación de embriones humanos, de los que extrajeron células madre, informaba el 20 de mayo el New York Times.

Los resultados de la investigación fueron publicados en Science. El método utilizado se suele conocer como clonación terapéutica, puesto que los científicos no tienen intención alguna de producir bebés. Pero la creación de humanos para ser utilizados como fuente de células rápidamente levantó fuertes objeciones morales.

«¿Es así como queremos que se trate a la raza humana – como un mero abrevadero para la investigación científica?», preguntaba David Stevens, director ejecutivo de la Christian Medical Association en una nota de prensa de la organización el 19 de mayo.

El obispo Elio Sgreccia, presidente del Pontificio Consejo para la Vida, también condenó los experimentos. «Abominable» fue cómo describió la investigación, informaba el 20 de mayo el periódico italiano Corriere della Sera. También declaró que el término clonación «terapéutica» es engañoso, puesto que es la misma técnica de clonación que la utilizada para fines reproductivos.

El 23 de mayo, el obispo Peter Smith, presidente del Departamento para Responsabilidad y Ciudadanía Cristiana de la Conferencia Episcopal de Inglaterra y Gales, observaba que, en medio de las celebraciones por los experimentos coreanos, «parece que olvidamos que lo que está implicado en ellos es la creación y destrucción de nuevas vidas humanas».

«No puede ser correcto el tratar las jóvenes vidas humanas como disponibles», afirmaba. El arzobispo añadió que esta tragedia también es evitable, dados los muchos avances logrados utilizando células madre tomadas de adultos y de cordones umbilicales.

Acusaciones de mentir
Tras unas pocas noticias durante algunos meses, los experimentos de Corea del Sur volvieron a los titulares. El 12 de noviembre, el Washington Post informaba de que un investigador de la Universidad de Pittsburg, Gerald Schatten, había declarado que se retiraría del equipo de científicos coreanos debido a las lagunas éticas y a las mentiras sobre los procedimientos.

Hwang utilizó óvulos de una joven investigadora de su laboratorio, lo que es contrario a las normas éticas. Schatten afirmaba que Hwang había negado esto en repetidas ocasiones, hasta que la verdad salió finalmente a la luz. Se revelaron otros problemas en un reportaje del 22 de noviembre en el Washington Post. Uno de los investigadores jefe del proyecto, Sung II Roh, admitió que había pagado a mujeres por los óvulos utilizados en los experimentos. En los resultados de investigación presentados a la revista Science, Hwang sostuvo que los óvulos habían sido obtenidos sin pago alguno.

Hwang, en consecuencia, pidió perdón públicamente, y cerró todos sus correos oficiales, aunque continuará sus actividades de investigación, informó la BBC el 24 de noviembre. Durante una conferencia de prensa admitió que no había dicho la verdad.

A pesar de la controversia, Hwang ha seguido obteniendo una alta consideración en Corea del Sur, donde su investigación le ha dado una suerte de estatus de héroe, informaba el 29 de noviembre el New York Times. Y, a pesar de las lagunas éticas, el gobierno prometió seguir financiando la investigación de Hwang.

Falsificación de datos
A lo largo del mes de diciembre han surgido nuevas dudas sobre su trabajo. El investigador de la Universidad de Pittsburg, Gerald Schatten, ha seguido con sus críticas a Hwang, informaba el 13 de diciembre Associated Press. Pidió a la revista Science que quitara su nombre del reportaje publicado en junio, en el que se detallaba la creación de colonias de células madre a través de clonación, en el que aparecía como autor.

«Mis nuevos y cuidadosos exámenes de las cifras y tablas publicadas, junto con nueva información problemática, plantean ahora dudas sustanciales sobre la exactitud del documento», escribía Schatten en una carta a Science.

Dos días después se confirmaban sus acusaciones, cuando Sung II Roh, un coautor del reportaje de Science, admitía que la mayoría de las células madre mencionadas en el artículo de mayo habían sido falsificadas. Associated Press afirmaba que Roh había declarado a reporteros de televisión que Hwang le había presionado en su laboratorio para que falsificara los datos de forma que pareciera que había 11 colonias de células madre. Roh afirmó que nueve de las líneas de células madres proclamadas por Hwang habían sido en realidad falsificadas, y se desconocía la autenticidad de las otras dos.

La Universidad Nacional de Seúl confirmó las acusaciones de Roh, informaba Associated Press el 22 de diciembre. Al día siguiente Hwang presentó su dimisión como profesor de la universidad.

Una semana más tarde, las autoridades de la universidad declararon que, además de la falsificación de los datos del documento publicado en la revista Science, el equipo de Hwang tampoco fue capaz de proporcionar evidencia que probaran su afirmación de haber producido células madre embrionales modificadas.

Según informaba Reuters el 29 de diciembre, un funcionario de la fiscalía de Seúl declaró que probablemente se abriría una investigación criminal contra Hwang en cuanto la universidad tuviera su dictamen final en enero.

Exageraciones
Antes de las revelaciones sobre los problemas de la investigación surcoreana, algunas revistas médicas habían planteado dudas sobre el relato que acompañaba a los anuncios de experimentos con células madre. Un editorial el 21 de mayo en la British Medical Journal explicaba que «todavía es necesario superar grandes dificultades para asegurar la seguridad y eficacia» en la utilización de células madre de embriones. «El uso prematuro de terapia celular podría poner a muchos pacientes en riesgo de enfermedades de virus o priones», advertía el editorial.

Un editorial el 4 de junio en otra revista británica, Lancet, informaba que, según una conferencia que tuvo lugar en Londres la semana anterior, «no estará disponible terapia segura y eficaz de células madre hasta dentro de una década, y posiblemente más». El editorial contrastaba esta sombría perspectiva con los «titulares sensacionalistas», que saludaban los anuncios de mayo sobre la investigación del investigador coreano Hwang.

Más críticas vinieron del destacado científico en el campo de la investigación sobre fertilidad en Gran Bretaña, Lord Robert Winston. Según un artículo del 5 de septiembre en el periódico Independent, Winston criticó el «cuento» de las células madre.

Agregó que los científicos corren el riesgo de un contraataque público contra su trabajo, si sus afirmaciones se muestran extravagantemente engañosas. «Es cierto, el estudio de las células madre es uno de las áreas más excitantes de la biología», indicaba, «pero no creo que sea verosímil que, hasta dentro de mucho tiempo, las células madre de embriones estén disponibles para ser utilizadas en cuidados sanitarios».

Continúan las objeciones morales a la manipulación de vida humana en sus primeras etapas, recientemente del Papa. En un discurso el 3 de diciembre a los participantes en la conferencia de presidentes de comisiones para la familia y la vida de las conferencias episcopales de Latinoamérica, Benedicto XVI advertía que los embriones son utilizados de modo arbitrario sin el respeto a los principios morales que salvaguardan la dignidad humana.

Tal situación lleva a una amena
za a la vida humana, que se reduce al estatus de un mero objeto o instrumento. Cuando llegamos a este punto, afirmaba el pontífice, los fundamentos mismos de la sociedad están en peligro.

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ZENIT Staff

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