Salvador: «No ha habido corrupción en la ayuda; la ha repartido la Iglesia»

Habla el arzobispo de San Salvador ante el desastre que ha asolado su país

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MADRID, 4 febrero 2001 (ZENIT.org).- No ha habido corrupciójn en la distribución de ayuda a los damnirficados del terremoto que devastó El Salvador el pasado 13 de enero. Lo afirma con claridad monseñor Fernando Sáenz Lacalle, arzobispo de San Salvador y miembro de la Prelatura del Opus Dei, quien ha pasado por Madrid para informar sobre la situación de su país tras el desolador terremoto que le afectó recientemente.

En esta entrevista, publicada en el número de esta semana de la revista «Católicos», monseñor Sáenz asegura, en respuesta a acusaciones de corrupción en la distribución de ayudas suscitadas por periódicos de España, que «el Gobierno ha pedido utilizar las vías de reparto de la Iglesia, porque los alcaldes no son tan eficaces como los párrocos».

–¿Cómo es la situación en El Salvador?

–Monseñor Sáenz Lacalle: Hay 1.100.000 damnificados y ha habido 1.800 entre muertos y desaparecidos. Muchas de las víctimas están viviendo en campamentos de tiendas de campaña. Se han destruido 150.000 casas. Ahora precisamente se está organizando un plan de construcción de viviendas para que esto no vuelva a pasar, pues la mayoría de las destruidas eran de adobe, muy frágiles. Cáritas diocesana ofrece gratis los materiales de construcción y los damnificados sólo tienen que poner la mano de obra.

–¿Ha habido corrupción a la hora del reparto de ayuda?

–Monseñor Sáenz Lacalle: Si ha habido algo ha sido muy poca. Hay un grupo de profesionales muy honrados en el Comité de Emergencia Nacional y hay firmas de auditoría internacional. Desde luego, a través de Cáritas la corrupción no ha existido. Creo que los periodistas estaban al acecho, con avidez amarillista, de conseguir la noticia de la corrupción. Por otra parte, el Gobierno ha pedido utilizar las vías de reparto de la Iglesia, porque los alcaldes no son tan ejecutivos como los párrocos.

–¿Sigue necesitando ayuda tras el terremoto de la India?

–Monseñor Sáenz Lacalle: Por supuesto. No podemos construir casas sin ayuda. Hay que hacer consciente a la gente que la ayuda a los países en desarrollo es una cuestión de justicia, pues en las actuales circunstancias de política economicista, es difícil que un pueblo, por trabajador que sea, pueda salir del estancamiento económico, pues los grandes beneficios se sacan de explotar a los países en desarrollo. Se paga muy poco por las materias primas y los salarios de las empresas que se instalan allí son muy bajos. Hay, incluso, competencia entre los países para ofrecer salarios bajos que atraigan a las empresas. Todo eso representa una explotación poco ética. A mí no me preocupa la competencia de la India. He hecho campaña a su favor, porque creo que los países desarrollados y las empresas deberían tener sensibilidad para dedicar una pequeña parte de sus beneficios a ayudar y, en ese caso, habría de sobra tanto para El Salvador como para la India. Además, saldrían ganando ellos, pues se enriquecerían en humanidad.

–¿Va El Salvador a renegociar la deuda?

–Monseñor Sáenz Lacalle: He leído que España había concedido que los intereses de la deuda se invirtieran en reconstrucción y ésa es una fórmula magnífica. Pero no creo que al Gobierno salvadoreño le interese la condonación de la deuda, pues le colocaría en una situación difícil de cara al futuro. Hasta ahora ha pagado siempre los intereses, incluso durante la época de guerra civil.

–¿Qué aportaciones se han recibido a través de la Iglesia?

–Monseñor Sáenz Lacalle: Muchas. Por ejemplo, la Conferencia Episcopal italiana ha enviado 1.200.000 dólares. Cáritas internacional 1.000.000 de dólares. El cardenal Law, de Bostón, 300.000 dólares. El arzobispo de Miami fletó un avión entero y el de Washington ha venido personalmente. En Nueva Orleans fueron a los hoteles a pedir juegos de sábanas para enviárnoslos. En Costa Rica, una radio dedicó una semana entera a pedir ayuda y enviaron varios contenedores con ropa y comida.

–¿Cómo se ha tomado la gente la catástrofe?

–Monseñor Sáenz Lacalle: Ha sido muy impresionante la visión sobrenatural con que están afrontando todo. La gente que va se queda admirada de su fe y su confianza en Dios. También de su decisión de ponerse a reconstruir. Están convencidos de que Dios ha estado del lado de las víctimas y les ha auxiliado como Padre amoroso.

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ZENIT Staff

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