San Guido María Conforti

China, el gran sueño de un insigne fundador y apóstol

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MADRID, lunes 5 noviembre 2011 (ZENIT.org).- A partir de la fecha, ofreceremos a los lectores la nueva sección: “Santos y beatos: epopeyas de amor. Ejemplo del día”, a cargo de nuestra colaboradora Isabel Orellana Vilches*, residente en Málaga, España.

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Por Isabel Orellana Vilches

Natural de Casalora di Ravadese, nació el 30 de marzo de 1865. El crucifijo fue “el libro” por antonomasia de este santo fundador que se sintió llamado a seguir a Cristo siendo un adolescente. «No es posible –diría después– fijar la mirada en este modelo divino sin sentirse empujado a cualquier sacrificio por grande que sea». Y desde luego él no escatimó ningún esfuerzo. Contemplando al divino Redentor supo contrarrestar la tenaz oposición su familia para materializar una vocación que había surgido dentro de su corazón con fuerza y carácter irreversible. No había concluido sus estudios eclesiásticos cuando lo designaron vicerrector del Seminario, una misión sellada por sus muchas virtudes. Al encarnar en sí mismo el Evangelio testificaba con su conducta el grado de su amor a Dios que transmitía fielmente, siendo motivo de edificación para quienes le rodearon.

En un momento dado, la lectura de la vida de san Francisco Javier abrió ante sí inmensos horizontes apostólicos. Donde no había logrado llegar el gran santo navarro, podía hacerlo él. Ese era el sueño que fraguaba en su oración y alimentaba con la recepción de la Eucaristía. China aparecía ante sí teñida de esperanza, abriéndole los brazos para poder llevar la fe a incontables personas, su mayor y más ferviente anhelo. Inmediatamente puso en marcha el engranaje creando un Seminario en el que surgiría la Congregación de Misioneros Javerianos.

Los primeros sacerdotes en partir a China fracasaron sencillamente porque la voluntad divina era otra, y, por eso, entre otros contratiempos, se opuso a este primer intento de fundar allí la enfermedad de alguno de los integrantes del grupo. Pero el santo fundador no se desanimó. Más de una veintena de expediciones posteriores materializaron un sueño que él había alentado a los pies de Cristo y continuó alumbrando hasta el fin de sus días. En la ofrenda que hacía de sí mismo a Dios se incluía el deseo de haber podido ir allí personalmente, algo que no fue posible para él. Entretanto, realizó grandes misiones dentro de la Iglesia impulsando, entre otras acciones, la Pontificia Unión Misionera del Clero y la Acción Católica. Fue un hombre fidelísimo a la Cátedra de Pedro.

En 1902 le encomendaron la Diócesis de Rávena, misión que su salud le impidió culminar. Hay que decir, que los problemas físicos que le acompañaron casi toda su vida no fueron óbice para entregarse por completo a Dios y a los demás. Fue un insigne apóstol que supo vivir con fidelidad su día a día. Como arzobispo de Parma donde llegó en 1907, rigió la diócesis de manera ejemplar durante un cuarto de siglo. En su quehacer apostólico, intenso y lleno de creatividad, se halla la realización de numerosos congresos de cariz eucarístico y mariano, amén de acciones catequéticas, atención al clero, y a los fieles con singular ternura hacia los pobres, junto con la formación y el cuidado que dispensó a sus hijos. En 1928 pudo viajar a China y en 1931 puso en marcha la Pía Sociedad de San Francisco Javier. El 5 de noviembre de ese mismo año en Parma entregaba su alma a Dios. Fue canonizado por Benedicto XVI el 23 de octubre de 2011.

* Isabel Orellana Vilches, misionera idente, nació en 1951 en Ejulve, Teruel, España, y vive en Málaga. Es doctora en Filosofía por la Universidad Autónoma de Barcelona y su tesis versó sobre Realismo y progreso científico en la epistemología popperiana. Su actividad docente es amplia desde 1986, y ha publicado numerosos libros: Realismo y progreso científico en la epistemología popperiana, Universitat Autònoma de Barcelona, 1993; El evangelio habla a los jóvenes, Editorial Atenas, Madrid, 1997; Qué es… LA TOLERANCIA, Ediciones Paulinas, Madrid, 1999; Pedagogía del dolor. Ensayo antropológico, Editorial Palabra, Madrid, 1999; En colaboración con Enrique Rivera de Ventosa (†) OFM. Cap. San Francisco de Asís y Fernando Rielo: Convergencias. Respuestas desde la fe a los interrogantes del hombre de hoy,Editorial Universidad Pontificia, Salamanca, 2001; La «mirada» del cine. Recursos didácticos del séptimo arte. Editorial Librería Cervantes, Salamanca, 2001; Paradojas de la convivencia, Editorial San Pablo, Madrid, 2002; En la Universidad Técnica Particular de Loja, Ecuador, ha publicado: La confianza. El arte de amar, 2002; Educar para la responsabilidad, 2003; Apuntes de ética en Karl R. Popper, 2003; De soledades y comunicación, 2005; Yo educo; tú respondes, 2008; Convivir: un constante desafío, 2009; La lógica del amor,2010; Humanismo y fe en un crisol de culturas, 2008. Repensar lo cotidiano, 2008 El dolor del amor. Apuntes sobre la enfermedad y el dolor en relación con la virtud heroica, el martirio y la vida santa. Ed. Seminario Diocesano de Málaga, 2006. Cuenta con numerosas colaboraciones en obras colectivas, así como cuentos, relatos y novela juvenil. También es autora de la biografía del fundador de su familia espiritual: «Fernando Rielo Pardal. Fundador de los Misioneros Identes, Desclée de Brouwer, Bilbao, 2009.

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ZENIT Staff

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