San Pablo en el Vaticano: Exposición de los Museos del Papa

Las palabras y la imagen del Apóstol de las Gentes en las colecciones pontificias

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CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 5 de julio de 2009 (ZENIT.org).- Los Museos Vaticanos, imán para cristianos y no cristianos, han decidido continuar con el aniversario paulino más allá del cierre del año de San Pablo. Los museos han inaugurado una nueva exposición titulada: «San Pablo en el Vaticano: Las Palabras y la Imagen del Apóstol de las Gentes en las Colecciones Pontificias», que continuará hasta el 27 de septiembre de 2009.

Situada en el Museo Pío Cristiano, esta exposición presenta más de 120 obras de diversas partes de las colecciones papales, algunas vienes de la Basílica de San Pablo Extramuros, mientras que otros objetos han sido cedidos por las universidades pontificias o la Biblioteca Vaticana.

Raros manuscritos y antiguas imágenes reconstruyen tanto la figura histórica de Pablo como el legado de sus cartas a lo largo de los siglos y los continentes.

La primera sección explora los descubrimientos recientes y antiguos sobre la tumba del Apóstol en la Basílica de San Pablo Extramuros. Un modelo de la antigua iglesia construida por Teodosio en el siglo V y una reproducción de la famosa losa, colocada en el sepulcro de Pablo con la inscripción de las palabras «Pablo, Apóstol, Mártir», dan testimonio de la antigüedad de la tradición del lugar donde fue enterrado Pablo.

Un espectacular sarcófago posterior al año 350, llamado «Sarcófago Dogmático», ricamente tallado con la primera imagen de la Trinidad en el mundo, y encontrado enterrado junto a la tumba del Apóstol, confirma el prestigio de su tumba.

Casi 30 objetos exploran el desarrollo de la iconografía de Pablo. Vívidas acuarelas de Monseñor Joseph Wilpert con imágenes de las catacumbas romanas, así como representaciones en piedra de sarcófagos, ilustran cómo el rostro y la historia de San Pablo se difundieron a través de la cultura altamente visual del mundo grecorromano.

Los objetos más encantadores de esta sección son los medallones de cristal dorado, preciosos souvenirs de los primeros peregrinos, con rostros de Pedro y Pablo grabados al agua fuerte en pan de oro entre planchas de vidrio. Esta iconografía de los nuevos Rómulo y Remo, confundidores de la nueva Roma cristiana, pronto se extendió.

La relación de Pedro y Pablo se analiza más a fondo en la exposición con la contemplación de las imágenes de San Pablo encontradas en la tumba de San Pedro. Desde el cimborrio del siglo XV de la Basílica, obra de Paolo Romano, que muestra la decapitación de Pablo, hasta la imagen de Pablo en las puertas de bronce que todavía adorna la iglesia, estas obras subrayan la amistad y la unidad entre el Apóstol de los Gentiles y el Príncipe de los Apóstoles.

La sección final contempla el testimonio de la palabra escrita. La inscripción cristiana más antigua, el Epitafio de Albercio de finales del siglo II, describe el peregrinaje del obispo de Hierópolis, que utilizó  las cartas de Pablo «como mi guía». Versiones impresas de la Biblia que van desde los manuscritos iluminados de Carlos el Calvo en el siglo IX hasta la versión más moderna de la Conferencia Episcopal Italiana dan idea del legado de la palabra escrita por San Pablo.

La traducción alemana de la Biblia, de Martín Lutero, se une a los comentarios de Tomás de Aquino, y a los Evangelios eslavos, coptos, árabes, españoles, chinos y armenios ilustran la universalidad de las cartas de San Pablo.

Pablo, deudor de «griegos y bárbaros; sabios e ignorantes» (Romanos 1:14), complementa perfectamente el museo. El arte de la colección pontificia atrae a personas de toda condición y fe, aunque la exposición permite a Pablo predicar de nuevo como hizo una vez en el Ágora de Atenas y en la Sinagoga de Chipre. El mayor fruto del año paulino será que la gente continúe escuchándolo.

Por Elizabeth Lev, profesora de Arte y Arquitectura Cristiana en el campus de la Universidad Duquesne en Roma y en el programa de estudios católicos de la Universidad de Santo Tomas.

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ZENIT Staff

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