Santa Sede a la OSCE: luchar contra la discriminación de los cristianos

Intervención del cardenal Bertone en la cumbre que se celebra en Kazajstán

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ASTANÁ, miércoles 1 de diciembre de 2010 (ZENIT.org).- El secretario de Estado vaticano, el cardenal Tarcisio Bertone, animó a la OSCE a combatir la discriminación que sufren actualmente los cristianos.

Lo hizo al intervenir este miércoles en la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) que se está celebrando en Astaná (Kazajstán).

“Nuestros contemporáneos han aprendido mucho de los excesos del pasado, y han comprendido que creer en Dios, practicando la religión y uniéndose a los demás en expresar la propia fe, no es una concesión otorgada por el Estado, sino un verdadero derecho fundado en la dignidad misma de la persona humana”, afirmó el purpurado.

Por desgracia -lamentó, citando el discurso del Papa del pasado 17 de septiembre en Westminster Hall-, se observa una ‘creciente marginación de la religión, en particular del cristianismo, que está dándose en algunos ámbitos, incluso en naciones que atribuyen a la tolerancia un gran valor’”.

“La idea de la religión como forma de alienación está desmentida por la constatación de que los creyentes representan un eje fundamental a favor del bien común”, afirmó, indicando que se “puede con derecho esperar de las religiones una contribución eficaz a la cohesión social, a la seguridad y a la paz”.

“La vida religiosa, como factor importante para la vida social y cultural de los países, no está amenazada sólo por restricciones vejatorias, sino también por el relativismo y por un falso secularismo, que excluye la religión de la vida pública”, añadió.

En este sentido, destacó la importancia que tiene para los creyentes “participar libremente en el debate público para presentar así una visión del mundo inspirada por su fe” y dijo que “de esta forma contribuyen al crecimiento moral de la sociedad en la que viven”.

El cardenal Bertone prosiguió denunciando que “estrechamente unida a la libertad religiosa, allí donde ésta es negada, se encuentran la intolerancia y la discriminación por motivos religiosos, especialmente contra los cristianos”.

Está ampliamente documentado que los cristianos son el grupo religioso mayormente perseguido y discriminado -declaró-. Más de 200 millones de ellos, pertenecientes a confesiones distintas, se encuentran en situación de dificultad a causa de estructuras legales y culturales”.

Ante esta situación, indicó, “la comunidad internacional debe combatir la intolerancia y la discriminación contra los cristianos con la misma determinación con la que lucha contra el odio hacia los miembros de otras comunidades religiosas”.

En este sentido, reconoció que “los Estados participantes en la OSCE se han comprometido a hacerlo”, y pidió que el organismo desarrolle “propuestas efectivas” para combatir injusticias como leyes intolerantes y discriminatorias, decisiones y comportamientos, acciones y omisiones que niegan la libertad religiosa, episodios recurrentes de violencia e incluso asesinatos de cristianos, …

Migración

Por otra parte, el cardenal Bertone se refirió al tráfico de seres humanos, “una forma moderna de esclavitud” de cuya gravedad “la Santa Sede ha sido siempre consciente”.

Para combatir este “problema pluridimensional, a menudo ligado a la migración”, indicó, hay que “poner los derechos humanos en el centro de todas las estrategias”.

En concreto, añadió, “las iniciativas anti-tráfico deben buscar también desarrollo” en los países de origen de los inmigrantes y “ofrecer posibilidades concretas para huir del ciclo pobreza-abuso-explotación”.

Sobre la migración, advirtió ante la tendencia a olvidar los derechos de los migrantes en este tiempo de crisis económica y recordó que “el estatus de migrante no borra su dignidad humana”.

También indicó que “los Estados deben actuar de tal modo que aseguren a los trabajadores migrantes legalmente residentes un empleo justo y la seguridad social”, así como la necesaria atención a la familia y el derecho a la reunificación familiar.

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ZENIT Staff

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