Santa Sede: Ni «clericalizar» laicos, ni «secularizar» sacerdotes

Carta del cardenal Angelo Sodano sobre los seglares y la liturgia

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CIUDAD DEL VATICANO, 28 agosto 2001 (ZENIT.org).- La necesidad de evitar la «clericalización» de los laicos así como la «secularización» de los sacerdotes se ha convertido en el objetivo de una carta que acaba de firmar el cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado vaticano, en nombre de Juan Pablo II.

En la misiva, el purpurado italiano reconoce que, gracias a la renovación que trajo el Concilio Vaticano II, «los laicos han asumido una conciencia más clara de su vocación», que les ha llevado a una más «activa participación en la liturgia». Ahora bien, aclara, en estos años el Magisterio pontificio ha insistido también en la importancia de «salvaguardar y defender la identidad misma de los sacerdotes», consciente de que los laicos están llamados ante todo «al testimonio evangélico en el mundo y a ordenar, según el designio de Dios, las realidades temporales».

La carta del cardenal Sodano, hecha pública este martes por la Sala de Prensa del Vaticano, va dirigida al obispo italiano Luca Brandolini, de Sora-Aquino-Pontecorvo, con motivo de la LII Semana Litúrgica Italiana que se celebra en Riva del Garda (Trento) del 27 al 31 de agosto 2001.

El tema del encuentro es precisamente «Los laicos en la liturgia: ¿cuál es su ministerio?».

«Ministerios de hecho»
En las comunidades cristianas, constata el brazo derecho del Papa en la guía de la Santa Sede, junto a los ministerios laicos bien estructurados, como el misionero o el catequista, se han ido difundiendo los así llamados «ministerios de hecho».

Un ejemplo típico es el ministerio extraordinario de la Comunión, explica el mensaje cardenalicio, como sucede cuando «una comunidad, en situación de emergencia, se queda sin presbítero para la celebración eucarística del Señor». En esos casos, «puede ser recomendado reunirse en asamblea en torno a la Palabra de Dios bajo la guía de un ministro laico autorizado».

Ahora bien, sigue diciendo el purpurado, se trata de situaciones de emergencia, y no de la norma, pues la comunidad cristiana tiene por centro la Eucaristía, que sólo puede ser celebrada por el sacerdote.

Hay que «estar atentos a no confundir sacerdocio común y sacerdocio ministerial», advierte Sodano. Es decir, esta «sustitución» no debe convertirse en una «clericalización» de los laicos, «que corre el riesgo de crear de hecho una estructura eclesial de servicio paralela a la fundada sobre el sacramento del Orden».

Al concluir la carta, el cardenal Sodano, haciéndose intérprete de los sentimientos del Papa, pide a los participantes en la Semana Litúrgica Italiana que profundicen en estas implicaciones teológicas, litúrgicas, jurídicas y pastorales propias de los ministerios confiados a los laicos.

La Santa Sede publicó un documento dedicado explícitamente al argumento de «La colaboración de los fieles laicos en el sagrado ministerio de los sacerdotes» (15 de agosto de 1997). Puede ser consultado en la página web del Vaticano (http://www.vatican.va).

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ZENIT Staff

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