Santa Sede: Sostener a los cristianos de Tierra Santa es un deber

Recuerda el prefecto de la Congregación vaticana para las Iglesias Orientales

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CIUDAD DEL VATICANO , martes, 6 marzo 2007 (ZENIT.org).- «Entre mil dificultades», las comunidades cristianas de Tierra Santa ofrecen a diario «un auténtico testimonio del Evangelio»; acompañarlas con la oración y el apoyo material es, por lo tanto, un deber para todos los católicos del mundo, recuerda la Santa Sede.

Vehículo de tal exhortación es la carta de esta Cuaresma del prefecto de la Congregación vaticana para las Iglesias Orientales, el cardenal Ignace Moussa I Daoud, dirigida a los obispos católicos del mundo.

En la misiva cada año sensibiliza a la comunidad eclesial sobre la tradicional colecta por Tierra Santa, que en la mayoría de las diócesis se celebra el Viernes Santo.

Expresión de la solicitud pontificia por la ayuda a las comunidades cristianas de la región, el dicasterio se siente siempre solidario con los cristianos de Tierra Santa y de toda la región de Oriente Medio, «donde la crisis política y económica no está todavía resuelta y donde se registran cada día sufrimientos inauditos», alerta el purpurado.

«La Colecta, por lo tanto, recuerda a todos la absoluta y urgente necesidad de sostener a los hermanos y a las hermanas de aquella Tierra de todos los modos posibles, y de manera particular invocando para ellos la paz que viene de lo Alto».

«Es grave la responsabilidad que incumbe a toda la Iglesia universal con respecto a la Iglesia Madre de Jerusalén», recalca.

De ahí que, según el cardenal Ignace Moussa I Daoud, sea «un deber para todos los católicos del mundo acompañar con la oración y la solidaridad, también económica, a las comunidades cristianas de aquella Tierra bendita, que, entre mil dificultades, ofrecen cotidianamente y en silencio un auténtico testimonio del Evangelio».

Asimismo expresa «la más profunda gratitud», en nombre del Patriarcado Latino, de la Custodia –considerada «perla de las misiones» de la Orden de los Frailes Menores–, de las Iglesias Orientales Católicas y de todos los institutos y organismos que operan en ese territorio, «por todo lo que las Iglesias particulares de todo el mundo continuarán haciendo de cara al futuro».

«Pero es el Santo Padre -asegura- quien envía el más sentido agradecimiento, al que une la oración y la bendición para todas las Iglesias y para todos los benefactores de la Tierra del Señor».

La misiva anexa documentos que ilustran las obras realizadas con la Colecta 2006, ya sea por la Custodia franciscana o la citada Congregación vaticana.

La Congregación para las Iglesias Orientales recibe las ofertas directamente de las Nunciaturas Apostólicas, y, según los porcentajes que les corresponden, concede los subsidios ordinarios y extraordinarios a las Circunscripciones eclesiásticas, a las Ordenes religiosas y a otras personas jurídicas eclesiásticas en Líbano, Siria, Irak, Jordania, Egipto y particularmente Israel y Palestina.

Especial atención se brinda a las instituciones de enseñanza, como la Universidad de Belén y las Escuelas Católicas de los diversos grados. En este ámbito se sostienen también los gastos del Secretariado de Solidaridad de Jerusalén.

Igualmente se apoya a la Oficina Central para los Estudiantes Extranjeros en Italia y a sacerdotes que están matriculados en Universidades pontificias y provienen de los países mencionados.

La «Colecta en favor de la Tierra Santa» tiene sus orígenes en el papado de Martín V, en el año1421.

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ZENIT Staff

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