Se buscan vías alternativas a la experimentación con embriones

MILAN, 29 agosto (ZENIT.org-AVVENIRE).- Los científicos, y no sólo los católicos, en Italia están tratando de encontrar una vía alternativa a la utilización de embriones humanos para experimentación. Es una vía, aclara el profesor Alberto Oliverio, profesor de Psicobiología en la Universidad La Sapienza, «que está siendo cada vez más utilizada en Italia pero también fuera, en grandes sectores del mundo de la investigación, se están empeñando en este frente». Se trata de investigar usando las células madre (estaminales) del organismo adulto o del cordón umbilical, estrategia que no toca al embrión humano.

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«En uno y otro caso –subraya el profesor Oliverio– el interés científico está en la posibilidad de producir tejidos de recambio para remediar graves enfermedades o alteraciones de la funcionalidad de los organismos adultos. Se parte –en los organismos adultos– de las células estaminales o indiferenciadas, que tienen origen en las antiguas células que constituían el embrión. Como en todos los campos de actividad, una cosa que se presenta hoy difícil podría revelarse mañana más fácil si los esfuerzos y las financiaciones son más intensos».

–¿Quiere decir que los estudios que parten de las células estaminales podrían dar importantes pasos adelante si los investigadores se convencieran de que existen alternativas reales al trabajo sobre embriones?

–Perfeccionando algunas técnicas –se trata de llegar a procedimientos totalmente automatizados– se pueden encontrar y aislar células pertenecientes al mismo individuo, susceptibles de ser cultivadas y transformadas en otras células, las de los tejidos sobre los que es necesario intervenir.

–¿Por qué entonces, algunos ambientes científicos insisten en privilegiar la vía de las células provenientes de embriones humanos?

–El procedimiento del que he hablado presenta itinerarios más largos. Lo ha subrayado también el ministro de la Sanidad en Italia. Se trata, sin embargo, de una estrategia que podría dejar contentos a todos, en cuanto que no presenta interrogantes de orden ético. Se actúa sobre elementos provenientes de nuestro mismo cuerpo y cuando no se hace daño a una persona… Yo soy laico, pero para mí ser laico no significa no tener problemas éticos. No veo dificultad en la recogida de estas células y ni siquiera en las derivadas del cordón umbilical, que son de facilísimo acceso. Conservar los cordones podría llevar en breve a la creación de un especie de banca de órganos.

–¿No le parece que haría falta primero sensibilizar de manera adecuada a la opinión pública?

–Creo que respecto a la opinión pública se debe hacer otra cosa. Atención a crear o alimentar falsas esperanzas. Siempre hay que decir con claridad –y también esto tiene implicaciones éticas– que se trata de estrategias para llegar a posibles terapias. No querría que se pensase que conservando hoy el cordón umbilical de un neonato, si el sujeto tuviese mañana necesidad de tejidos de recambio los encontrará con facilidad. Hará falta ver como habrá progresado la investigación, habrá que evaluar a qué tipo de daño hay que poner remedio.

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ZENIT Staff

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