Se intensifica el debate sobre el aborto

Las evidencias muestran sus efectos negativos

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ROMA, miércoles, 12 marzo 2008 (ZENIT.org).-  El aborto ha estado en el centro de los debates políticos en la campaña electoral española y ahora ha pasado a ser uno de los temas principales de la que tiene lugar en Italia. Pero la preocupación por este tema no se limita a estos dos países.

El 28 de enero se cumplía el vigésimo aniversario de la despenalización del aborto en Canadá por el tribunal supremo de la nación. Aquel caso tenía que ver con un aborto en la clínica de Henry Morgentaler, que, desde entonces, se ha convertido en uno de los más conocidos abortistas del país.

«Aquella lucha dio significado a mi vida», afirmaba Morgentaler en comentarios citados en un artículo del 26 de enero en el periódico canadiense National Post. El artículo también mencionaba que, de los cerca de medio millón de embarazos anuales, acaba en aborto uno por cada tres nacidos vivos.

Sin embargo, esto no es suficiente para algunos activistas. El artículo citaba a Sanda Rodgers, profesora de derecho de la Universidad de Ottawa, quien declaraba que todavía quedaban demasiadas barreras al aborto y que «Canadá todavía tiene que ir muchísimo más lejos».

En un comentario a parte publicado el mismo día por el National Post, Michael Coren llamaba la atención sobre el hecho de que en las últimas dos décadas casi dos millones de bebés han sido asesinados con el aborto. También comentaba que esto ha significado gastar cerca de 1.000 millones de dólares de dinero público, en un momento en que muchos procedimientos médicos han dejado de ser financiados por el gobierno.

Supervivencia

En Gran Bretaña, entretanto, sigue debatiéndose el tema de bajar el tiempo límite para abortar. Actualmente se permite abortar antes de las 24 semanas de embarazo, aunque se permite después en el caso de bebés con problemas médicos.

El 1 de febrero, el periódico Telegraph publicaba información del Hospital Universitario de Londres que muestra que el índice de supervivencia de los bebés prematuros se ha elevado de forma notable. A principios de los ochenta sobrevivían un tercio de los bebés nacidos entre las semanas 22 y 25 de gestación, a finales de los noventa esto se elevó hasta el 71%.

El 4 de febrero el Daily Mail informaba de que un significativo número de bebés sobrevive a los abortos. El artículo se basaba en estadísticas de un informe oficial del Confidencial Enquiry into Maternal and Child Health.

Sólo en un año, un total de 66 niños sobrevivieron a abortos en las instalaciones del servicio nacional de salud. Eran capaces de respirar sin ayuda, y cerca de la mitad vivieron durante una hora, informaba el periódico.

«El hecho de que los bebés están siendo abortados en un momento tan avanzado del embarazo que son capaces de sobrevivir puede dar apoyo a la noción de que se debería reducir el tiempo límite», declaraba al periódico Julia Millington, de la Pro-Life Alliance.

Riesgo de cáncer

A parte de causar la muerte del no nacido, el aborto también daña la salud de la mujer. Se ha debatido mucho la cuestión de si el aborto aumenta el riesgo de cáncer de pecho en las mujeres. Un análisis reciente de un observador independiente indica que hay un verdadero riesgo.

Patrick Carroll, director de investigación del Pension and Population Research Institute del Reino Unido, publicaba un artículo sobre el tema en el número de noviembre de «The Actuary», la publicación oficial de los actuarios en el Reino Unido.

Carroll apuntaba primero que el aumento en la incidencia del cáncer de pecho es innegable, con una media del 80% en todas las edades desde los años setenta.

La mayoría de los factores de riesgo conocidos, explicaba Carroll, son reproductivos, relacionados con el embarazo u hormonales. «El aborto inducido tiene un efecto cancerígeno que es mayor cuando la mujer es nulípara – no ha llevado a término ningún embarazo anterior – al dejar las células del pecho en un estado de desarrollo hormonal interrumpido que las hace más susceptible al cáncer», afirmaba.

Más de la mitad – el 53% – de los abortos en Gran Bretaña se realizan en mujeres nulíparas, observaba Carroll. Asimismo, dar a luz también trae consigo una protección incrementada contra el cáncer de pecho. Pasa luego a considerar las evidencias de las últimas décadas para concluir que la tasa de abortos y fertilidad «son de las cosas que mejor predicen las tendencias del cáncer de pecho».

Sin embargo, los medios tienden a silenciar las evidencias sobre los peligros para las mujeres que resultan del aborto, comentaba Dennis Byrne, en las páginas de opinión del Chicago Tribune el 22 de octubre.

Byrne observaba que un reciente estudio informando del peligro de cáncer de pecho para las mujeres que beben más de la cantidad recomendada recibió una amplia publicidad. «En las mismas fechas apareció un nuevo estudio que informaba de que el aborto es un importante factor de riesgo para el cáncer de pecho, y sin embargo no pude encontrar ni una palabra que describiera la investigación en los principales medios», añadía.

Y explicaba que el estudio se publicó en el Journal of American Physicians and Súrgenos. Basándose en datos de ocho países europeos, los investigadores descubrieron que la incidencia del cáncer de pecho aumenta con la incidencia de abortos previos.

Investigación

La preocupación por las consecuencias del aborto en las mujeres llevó al gobernador del Estado norteamericano de Missouri, Matt Blunt, a crear un equipo de trabajo que investigase la materia, informaba el 19 de diciembre el Washington Times.

Georgette Forney, cofundadora de Silent No More, una red de personas que han sufrido por causa del aborto, declaraba al Washington Times, «las pruebas de la devastación que trae el aborto están por todas partes».

Un punto de vista respaldado por un estudio de los médicos de la Universidad Virginia Commonwealth. Tras estudiar más de 45.000 nacimientos, concluyeron que un solo embarazo que no termina o un aborto casi triplica el riesgo del que el siguiente bebé nazca prematuro o bajo de peso, informaba el periódico Times de Londres el 18 de diciembre.

Según el estudio, publicado en el Journal of Epidemiology and Community Health, dos embarazos malogrados o abortos aumentaban el riesgo cerca de cinco veces, y tres lo multiplican por nueve.

Los resultados obtenidos siguen siendo cierto incluso después de ajustar otros factores, como el tabaquismo, la tensión y el consumo excesivo de alcohol, informaba el Times.

Los efectos secundarios del aborto son también psicológicos. En Inglaterra, una mujer joven, Emma Beck, se suicidó hace poco, atormentada por la culpa de haber abortado, informaba el 22 de febrero el Daily Mail.

En septiembre del 2006, abortó los gemelos de los que estaba embarazada. El suicidio se remonta a febrero de 2007, pero los hechos de su situación sólo se conocieron durante una investigación sobre su muerte. «Vivir es un infierno para mí. Nunca debería haber abortado», escribió en una nota antes de quitarse la vida.

En la investigación se recogió que el novio de Beck «reaccionó mal» a la noticia de su embarazo y no la apoyó. La madre de Beck declaró a los investigadores que sintió que su hija no recibiera más asesoría del hospital donde se llevó a cabo el aborto.

Derecho fundamental

Benedicto XVI ha hablado en contra del aborto en numerosas ocasiones. «El derecho humano fundamental, el presupuesto de todos los demás derechos, es el derecho a la vida misma», afirmaba el 7 de septiembre en su discurso al cuerpo diplomático en Viena durante su visita el año pasado.

«Esto vale para la vida desde el momento de la concepción hasta la muerte natural. En consecuencia, el aborto no puede ser un derecho
humano; es exactamente lo opuesto», advertía el Papa.

Posteriormente, el 19 de noviembre, dirigiéndose a los obispos de Kenya llegados a Roma para la visita quinquenal, se refería a la presión de la «cultura secular globalizada» para promover el aborto. «Esta destrucción directa de una vida humana inocente no puede justificarse nunca, por difíciles que sean las circunstancias que puedan llevar a dar un paso tan grave», declaraba el Pontífice.

«Cuando anunciéis el Evangelio de la vida, recordad a vuestro pueblo que el derecho a la vida de todo ser humano inocente, nacido o por nacer, es absoluto y se aplica igualmente a todas las personas, sin excepción alguna», decía el Papa a los obispos de Kenia.

Por el padre John Flynn, L. C., traducción de Justo Amado

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ZENIT Staff

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