Se preparan las propuestas sinodales

Para que el Papa las considere como fruto de la asamble

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CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 20 octubre 2008 (ZENIT.org).-Ofrecemos un nuevo artículo del padre Thomas Rosica, portavoz para la lengua inglesa del Sínodo Mundial de los Obispos 2008, director del canal de televisión «Salt and Light» de Canadá. Un testimonio «desde dentro» del día a día del Sínodo de los obispos.

* * *

Tras las ponencias de cinco minutos de más de doscientos padres sinodales, invitados y auditores y de la presentación de la “relatio post disceptationem”, y del sumario de proposiciones del cardenal Marc Ouellet, el mundo del Sínodo de los Obispos pasó a la fase siguiente.

La asamblea debe ahora redactar proposiciones, que serán aceptadas o rechazadas por Benedicto XVI y, si son aceptadas, podrían ser la base de sus exhortación apostólica postsinodal.

Este es el meollo de esta reunión mundial, que involucra a todos los asistentes al sínodo –cardenales, obispos, expertos, auditores, delegados fraternos, los adeptos al Secretariado del Sínodo, y los ocultos traductores que trabajan toda máquina en el “hongo” (centro de medios de comunicación), en realizar una tarea poco menos que hercúlea. Cualquier intruso que entrara en el proceso podría sorprenderse de varias cosas:

1) ¿Cómo puede cualquiera poder conseguir orden de la masa informe de ideas, sugerencias, urgencias y proposiciones? En la imaginería bíblica –no es mala idea para este sínodo- el proceso parecería salido de Génesis 1, cuando la tierra no existía y reinaban el caos y el vacío.

2) ¿Es esto un ejercicicio de futilidad? ¿A qué sirve? ¿Cómo se puede pasar de la Torre de Babel del Génesis a la Nueva Jerusalén del libro de la Revelación en tres días? ¿No hará el Papa lo que le parezca, con sínodo y sin sínodo?

3) El ojo atento podría también echar un vistazo a otro tema del Génesis: a pesar del caos, “el Espíritu de Dios aleteaba suavemente sobrevolando las aguas de la tierra”.

Y de repente en la sala del sínodo, esta voz contundente se oyó de nuevo: “Padres sinodales, las proposiciones tienen que estar para presentarlas al Papa al final de esta noche”.

Benedicto XVI se sentó en la cabecera de la mesa y nos sonrió benevolente. Al otro lado, el arzobispo croata Nikola Eterovic, secretario general del Sínodo de los Obispos, tenía en el rostro impresas su calma habitual y su jovial modo de ser. Pero probablemente estaba invocando por lo bajo a los 280 santos y 1.338 beatos, canonizados y beatificados por Juan Pablo II, para que lograran la ayuda divina inmediata sobre las intervenciones y los informes sinodales

La “ponencia tras las pequeñas intervenciones”, del cardenal Ouellet, invitó a la asamblea a hacer comentarios generales, especialmente en respuesta a algunas de las cuestiones con las que acabó esa obra maestra de informe. Las cuestiones eran poco menos que exhaustivas. Aquí están algunas de las cuestiones que les permitirán a ustedes comprender el marco de las discusiones.

–¿Cómo podemos ayudar a los fieles a comprender mejor que el Mundo de Dios es Cristo, la Palabra de Dios encarnada? ¿Cómo podemos profundizar más la dimensión diálogica de la Revelación en la teología y en la práctica de la Iglesia?

–¿Cómo podemos educar en una escucha viva de la Palabra de Dios en la Iglesia, para todos y para cada nivel cultural?

–¿Cómo podemos educar en la ‘lectio divina’?

–¿Es posible revisar el Leccionario y modificar las selecciones de las lecturas del Antiguo y el Nuevo Testamento?

–¿Cómo podemos ayudar a una mejor comprensión de la relación intrínseca entre la Palabra y la Eucaristía?

–¿Cómo podemos fomentar y animar a una buena relación entre exegetas, teólogos y pastores, y estimular la colaboración entre ellos?

–¿Cómo podemos buscar la unidad de los cristianos y desarrollar más el diálogo con los judíos, en el ámbito del Mundo de Dios?

–¿Cómo pueden el diálogo interreligioso y la afirmación dogmática, de Cristo único mediador, recociliarse?

Tras otra ronda de encuentros por grupos lingüísticos, moderados por los previamente elegidos moderadores y relatores, se obtuvieron listas de respuestas, ideas, deseos que alimentarán la próxima fase.

Los relatores de cada uno de los grupos lingüísticos –alemán, español, francés, inglés e italiano- emplearon gran parte de la noche del día 16 cincelando la primera ronda de proposiciones y sugerencias, presentadas a la asamblea general del 17 de octubre por cada relator.

De estas relaciones, ha emergido un mosaico sobre el significado de este sínodo y el porqué era tan necesario en este momento de la vida de la Iglesia y el mundo.

El arzobispo francés Pierre-Marie Joseph Carré de Albi sintetizó muy bien lo que este grupo –y muchos padres sinodales están pensando y hablando estos días en Roma: “La renovación bíblica en la Iglesia Católica es todavía reciente […] Debemos trabajar más duro para que este gran texto sea mejor conocido.

“Hay que hacer propuestas sencillas de manera que la Biblia se convierta en el alimento espiritual de todos los miembros de la Iglesia”.

Hablando en nombre de su grupo lingüístico francés, pero también por muchos de los participantes en el sínodo, el arzobispo Carré ofreció algunas sugerencia o propuestas:

–La lectura de la Escritura debería empezar en la familia y seguir en reuniones vespertinas bíblicas en la parroquia.

–Debemos enseñar una escucha real de la Palabra de Dios.

–Deberíamos acudir a todos los medios pedagógicos, soporte online, incluyendo internet, para simplificar la comprensión de los pasajes bíblicos más difíciles.

–Nos gustaría ver una revisión del leccionario.

–Podríamos contemplar ministros extraordinarios de la Palabra, catequistas, lectores, animadores de comunidades de base.

–Hay una relación intrínseca entre la Eucaristía y la Palabra: esto requiere por nuestra parte destacar los papeles de los servidores de la Palabra (lectores, cantores, predicadores, etc.)

–Difundir la Biblia a lo largo y a lo ancho. Se debe hacer todo lo posible por asegurar el mayor número de idiomas en las traducciones.

–La Tierra Santa es el quinto Evangelio. Una peregrinación tras las huellas de Cristo y sus Apóstoles permite una renovación en la fe.

–Mujeres, transmisoras de la Palabra. Esperamos que las mujeres, y especialmente las madres, puedan recibir una formación apropiada a su papel de transmisoras de la Palabra.

Hablando como relator del grupo lingüístico inglés, el arzobispo australiano Mark Coleridge de Canberra-Goulburn dijo que se necesita llevar a los jóvenes a conocer y amar la Palabra de Dios, de manera que puedan asumir su papel como agentes de misión, especialmente entre sus iguales. Afirmó que se necesita también urgir a la misión esencial evangelizadora del laicado en virtud de su bautismo.

En concreto, se necesita centrarse en la familia como Iglesia doméstica. Es preciso recalcar que la vida de la iglesia es misión, y potenciar a la mayor cantidad de gente posible para que emprendan la misión, sin excesivo temor a si están preparados o no. Hace falta una sólida formación contínua en la Palabra de Dios para todos los agentes de misión, incluyendo a los obispos.

Por Father Thomas Rosica, CSB, traducido del inglés por Nieves San Martín

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ZENIT Staff

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