Sectas satánicas relacionadas con el nazismo captan a 7.000 alemanes

La mayoría son adolescentes que se inician con prácticas rituales espiritistas

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BERLÍN, 17 enero 2002 (ZENIT.org).- El proceso por asesinato contra una pareja de jóvenes practicantes de cultos satánicos, ante una corte de la ciudad alemana de Bochum, reabrió este miércoles la polémica sobre las actividades criminales de estas sectas y sus íntimas vinculaciones con grupos neonazis.

Identificados como Daniel y Manuela R., de 26 y 23 años respectivamente, la fiscalía de Bochum los acusa de haber asesinado «alevosamente» el 6 de julio de 2001 en la cercana localidad de Witten a Franck Hackert, clavándole 66 veces (un número mágico para los iniciados) un cuchillo de tres hojas, como los utilizados en cultos diabólicos.

La corte probablemente sentenciará a la pareja a una larga permanencia en un establecimiento psiquiátrico. Según un informe médico presentado al comienzo del proceso, ambos padecen «trastornos narcisistas de personalidad» y por lo tanto «su responsabilidad es muy reducida». Pero si quedaran en libertad, habría que contar con la posibilidad de que cometerían nuevos crímenes.

Los expertos calculan en 7.000 el número de personas, la mayoría de ellas adolescentes, que practican rituales satánicos en Alemania. Generalmente, no hay consecuencias graves ulteriores en estas prácticas, ya que los sacrificios son simulados. Probablemente, Daniel y Manuela no habrían cometido este asesinato de no haber padecido trastornos mentales, estiman los médicos.

La Policía alemana tiene fichado además a Daniel R. por sus vinculaciones con el Partido Nacional Democrático de Alemania (NPD), de tendencia neonazi. Las simpatías por el nacionalsocialismo son común denominador en muchos practicantes alemanes de cultos satánicos.

Un ídolo de estos iniciados es Hendrik Moebus, quien en 1993, cuando tenía 17 años, estranguló a un compañero de estudios porque «molestaba» a las actividades de su grupo, denominado «Hijos de Satanás».

Condenado a ocho años de reclusión juvenil, Moebus quedó en libertad condicional en 1998 después de cumplir dos tercios de su pena y se unió a grupos ultraderechistas. Tras reincidir en diversos delitos huyó a Estados Unidos, donde fue acogido por William Pierce, líder de la «National Alliance».

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ZENIT Staff

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