Seguridad, justicia y desarrollo: Consignas del Papa a la ONU

Al comenzar la Asamblea General de este año

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NUEVA YORK, 16 septiembre 2003 (ZENIT.org).- Juan Pablo II ha enviado un mensaje con motivo de la apertura de la Asamblea General de las Naciones Unidas en la que invita a sus miembros a trabajar por la seguridad, la justicia y el desarrollo.

En la víspera de la apertura del 58° período de sesiones del principal órgano deliberativo de la ONU, prevista para la tarde de este martes, la Misión de la Santa Sede organizó un encuentro de oración en la iglesia neoyorquina de la Santa Familia.

Participaron en el encuentro el secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, el presidente saliente de la Asamblea, Jan Kavan, y el entrante, Julian Hunte, ministro de Asuntos Exteriores, de Comercio Internacional y Aviación civil de Santa Lucía.

La función religiosa fue presidida por el cardenal Edward M. Egan, arzobispo de Nueva York, y por el arzobispo Celestino Migliore, observador permanente de la Santa Sede ante la ONU, que en la celebración deseó que cada participante sea consciente siempre de que lo que se debate «es por el bien común de la sociedad», según informa «Radio Vaticano».

«El mundo que estamos construyendo con nuestras manos y nuestras mentes tiene una consistencia que nos transciende», afirmó el arzobispo.

Monseñor Migliore leyó a continuación un mensaje del Papa, enviado a través del cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado vaticano, en el que invoca «sabiduría, alegría y fuerza» para los participantes.

En su mensaje, del que ha revelado algunos pasajes la emisora pontificia, el Santo Padre pide a Dos que guíe las sesiones de trabajo de las Naciones Unidas para promover una mayor comprensión, respeto y cooperación entre los miembros de la comunidad internacional.

El obispo de Roma explica que «el objetivo de la paz mundial puede ser finalmente realizado».

Para ello se requiere, aclara, que los valores éticos de la solidaridad entre los pueblos de la tierra, el respeto de la dignidad humana y el compromiso por los principios morales de la verdad, de la justicia, del amor y de la libertad, sean encarnados en el orden jurídico al servicio del bien común de la familia humana.

El Santo Padre considera asimismo que se ha hecho evidente la necesidad de afrontar de manera multilateral las complejas cuestiones de la seguridad global, de la justicia internacional y del desarrollo humano.

Concluye exigiendo el compromiso del todos para liberar al mundo «del flagelo de la pobreza, la violencia y la injusticia».

Acuden a la Asamblea General las delegaciones de todos los Estados Miembros, muchas de ellas encabezadas por jefes de Gobierno o ministros de Relaciones Exteriores, para examinar los problemas y cuestiones de interés internacional.

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ZENIT Staff

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