Seminarios de Venezuela

Felipe Arizmendi Esquivel Obispo de San Cristóbal de Las Casas

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VER

Tres obispos mexicanos, designados desde Roma por la Congregación para el Clero, estamos realizando una Visita Apostólica a los Seminarios que hay en Venezuela, con el objetivo de dar seguimiento a las inquietudes que planteó el Concilio Plenario que se llevó a cabo en este país en el año 2006, en particular sobre la formación de los candidatos al sacerdocio, como la conveniencia o no de seminarios menores y provinciales, los cursos introductorios, la formación intelectual y espiritual, el acompañamiento vocacional y pastoral, el paso de un seminario a otro, etc. No vinimos a fiscalizar, ni a dar normas, sino a acompañar y animar los procesos que esta Iglesia quiere dar, para formar buenos pastores para su pueblo.

En Venezuela hay 34 diócesis y 3 Vicariatos Apostólicos. Sólo en 18 diócesis hay Seminario, o alguna etapa del mismo. Las que no tienen, envían a sus alumnos a los lugares donde hay. En 4 hay Seminario Menor: Cabimas, Mérida, Barinas y San Cristóbal. Cursos Introductorios, sólo hay en 11: Barquisimeto, Castrense en Caracas, Ciudad Bolívar, Coro, Cumaná, Maracaibo, Mérida, Barinas, San Cristóbal, Maracay y San Carlos. Tienen Filosofía y Teología en Barquisimeto, Santa Rosa de Lima, Redemptoris Mater y Castrense de Caracas, La Guaira, Ciudad Bolívar, Maturín, Maracaibo, Mérida, Barinas, San Cristóbal, Trujillo y Valencia. Coro sólo tiene Filosofía.

Hemos escuchado a los alumnos, a los profesores y formadores, a los trabajadores, a los obispos, y comprobamos los grandes esfuerzos que se están haciendo para consolidar la formación en lo humano, espiritual, comunitario, intelectual y pastoral. Hace unos 30 años, estuve aquí para algunos servicios que dábamos de parte de la Organización de Seminarios Latinoamericanos (OSLAM), y he gozado con el aumento de vocaciones, formadores capacitados y seminarios. Lo alcanzado es digno de celebrar y de reconocer.

PENSAR

Venezuela pasa por momentos delicados. Los futuros presbíteros no pueden vivir al margen de los gozos y esperanzas, dolores y sufrimientos de su pueblo. Por ello, las Normas Básicas para la Formación Sacerdotal en Venezuela, aprobadas desde 1998 y en proceso de revisión, establecen, entre otras cosas:

En la fase actual de la vida de la Iglesia y de la sociedad, los presbíteros son llamados a vivir en profundidad su ministerio, teniendo en consideración las exigencias más profundas, numerosas y delicadas, no sólo de orden pastoral, sino también las realidades culturales y sociales a las que tienen que hacer frente” (No. 41).

El sacerdote está llamado a ejercer su ministerio como hizo Jesús, cuando en la sinagoga mostró que vino a evangelizar a los pobres. Esta opción preferencial por los pobres debe inspirar a los sacerdotes a una acción evangelizadora comunitaria y personal, encontrando en la fe los rostros desfigurados por el hambre, consecuencia de la inflación, de la deuda externa y de injusticias sociales; los rostros desilusionados de los políticos, que prometen pero no cumplen; los rostros humillados a causa de su propia cultura, que no es respetada y es incluso despreciada; los rostros aterrorizados por la violencia diaria e indiscriminada; los rostros angustiados de los menores abandonados, que caminan por nuestras calles y duermen bajo nuestros puentes; los rostros sufridos de las mujeres humilladas y postergadas; los rostros cansados de los inmigrantes…” (No. 54).

Durante el proceso de formación al sacerdocio, los futuros candidatos al sacramento del Orden, deberán adquirir y cultivar el discernimiento evangélico de los principales signos de los tiempos. En este contexto, se impone que los futuros sacerdotes reflexionen sobre los problemas sociales, a la luz de la Doctrina Social de la Iglesia” (No. 81).

ACTUAR

Como Iglesia solidaria y samaritana, hemos de expresar nuestra comunión con las demás iglesias, sobre todo latinoamericanas, que pasan por situaciones complicadas, por las mismas condiciones del pueblo al que sirven. Sobre todo en momentos de persecución, estamos llamados a apoyarnos como hermanos.

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Felipe Arizmendi Esquivel

Nació en Chiltepec el 1 de mayo de 1940. Estudió Humanidades y Filosofía en el Seminario de Toluca, de 1952 a 1959. Cursó la Teología en la Universidad Pontificia de Salamanca, España, de 1959 a 1963, obteniendo la licenciatura en Teología Dogmática. Por su cuenta, se especializó en Liturgia. Fue ordenado sacerdote el 25 de agosto de 1963 en Toluca. Sirvió como Vicario Parroquial en tres parroquias por tres años y medio y fue párroco de una comunidad indígena otomí, de 1967 a 1970. Fue Director Espiritual del Seminario de Toluca por diez años, y Rector del mismo de 1981 a 1991. El 7 de marzo de 1991, fue ordenado obispo de la diócesis de Tapachula, donde estuvo hasta el 30 de abril del año 2000. El 1 de mayo del 2000, inició su ministerio episcopal como XLVI obispo de la diócesis de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, una de las diócesis más antiguas de México, erigida en 1539; allí sirvió por casi 18 años. Ha ocupado diversos cargos en la Conferencia del Episcopado Mexicano y en el CELAM. El 3 de noviembre de 2017, el Papa Francisco le aceptó, por edad, su renuncia al servicio episcopal en esta diócesis, que entregó a su sucesor el 3 de enero de 2018. Desde entonces, reside en la ciudad de Toluca. Desde 1979, escribe artículos de actualidad en varios medios religiosos y civiles. Es autor de varias publicaciones.

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