BELGRADO, 20 marzo 2002 (ZENIT.org).- Una estructura parroquial en la ciudad de Sremska Mitrovica, a 65 kilómetros al oeste de Belgrado, fue atacada en la noche del 8 al 9 de marzo. Es el último ataque contra iglesias cristianas no ortodoxas, también ha habido atentados contra iglesias adventistas, metodistas y nazarenas.
Es el segundo incidente contra católicos en el último mes, aunque representantes católicos dijeron que no hubo ningún herido, según informa Keston News Service.
«Estamos especialmente preocupados porque en las últimas tres semanas ha habido repetidos ataques al clero y propiedades de la Iglesia católica en Srem», declaró Rasim Ljajic, ministro federal para las minorías nacionales y étnicas.
«Algunas personas saltaron el muro del patio de la iglesia, rompieron la ventana trasera y los faros del coche del sacerdote, y trataron de extraer gasolina pero no lo lograron –dijo el padre Zvonko Blasko, portavoz de la Conferencia Episcopal de Serbia y Montenegro–. Luego rompieron la ventana del despacho parroquial con una botella con líquido que olía a petróleo, aunque no lograron prender fuego».
Informó que no había habido previas amenazas, excepto un incidente, el 17 de febrero, cuando escribieron palabras vulgares en el muro de la iglesia.
Esta vez, sin embargo, escribieron en el muro de la escuela de esa misma calle: «Nuestras madres darán a luz nuevos Mladics y Karadzics».
Las tropas de la ONU SFOR en Bosnia Herzegovina han intensificado recientemente sus operaciones para arrestar al general Ratko Mladic y Radovan Karadzic, políticos serbo-bosnios acusados por el Tribunal Internacional de Crímenes de Guerra de La Haya por su papel en la guerra civil de Bosnia.
«Incidentes como éstos son muy perjudiciales para todos los ciudadanos del entorno multicultural y multiétnico en Vojvodina y la sociedad yugoslava –dijo a Keston el ministro federal para las minorías nacionales y étnicas en una declaración–. Llamamos a las autoridades a investigar este caso con el fin de identificar a los autores».
Además de la declaración, el ministro Ljajic visitó al sacerdote local, el padre Eduard Spanovic, al día siguiente.
«Estamos agradecidos a los funcionarios de la ciudad que condenaron este acto –dijo el padre Blasko–. La reacción de la policía local ha dado ánimos a los fieles y al mismo sacerdote. Prometieron más patrullas y vigilar mejor la iglesia. Además, el padre Spanovic recibió muchas llamadas telefónicas de sus vecinos serbios que expresaron su condena del ataque».
El ministro serbio para la Religión también condenó el atentado. «La tolerancia interreligiosa ha sido un valor permanente en Serbia –declaró–, y la Iglesia católica, junto a otras iglesias y comunidades religiosas, representa uno de los más importantes factores de armonía interna e integridad de nuestra sociedad».
«El sacerdote local, padre Spanovic, afirmó que rechaza lo sucedido –añadió el padre Blasko–, pero que es un acto de un pequeño grupo de individuos irresponsables. Los nacionalistas extremos están tratando de intimidar a la población no serbia para manipular su miedo».
