“Si no quieres una sociedad limitada, facilita la participación de todos”

Mensaje de Caritas para el Día de la Caridad

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MADRID, jueves, 11 junio 2009 (ZENIT.org).- «Si no quieres formar parte de una sociedad limitada, facilita la participación de todos». Con este mensaje, Caritas Española anima al compromiso de toda la sociedad con motivo de la celebración, el 14 de junio, del Día de Caridad, en la fiesta del Corpus Christi, en la que se celebran colectas a favor de Caritas en todas las diócesis españolas.
 
Esta exhortación se enmarca en la campaña institucional de Caritas, en la que bajo el lema «Una sociedad con valores es una sociedad con futuro», la institución propone una reflexión sobre el estilo de vida que se va imponiendo en la sociedad, caracterizado, afirma, «por el individualismo, la insolidaridad, el egoísmo, el consumismo, y las consecuencias muy negativas que este modelo está teniendo en la vida de muchos seres humanos sujetos a situaciones de pobreza, exclusión, marginación, injusticia y desigualdad».
 
Además, en la actual coyuntura de crisis, asistimos a un número creciente de personas que ven limitada su capacidad de acceso a los bienes básicos y, por tanto, el ejercicio pleno de sus derechos como ciudadanos. La precariedad económica es un elemento que limita las capacidades de participación plena de muchas personas en la vida social.
 
En el Día de Caridad, Caritas incide en el valor de la participación, «que nos da la capacidad de convertirnos en protagonistas en la construcción del bien común y de una sociedad que, por una parte, promueva el derecho al disfrute universal de unos bienes que no están repartidos de una manera justa y equitativa, y, por otra, que combata las bolsas de pobreza y exclusión existentes en una sociedad autodenominada del bienestar», afirma en su mensaje.
 
La llamada de Caritas a la participación en el Día de Caridad se concreta en tres ámbitos.
 
El primero, «involucrarse personal y comunitariamente de forma activa en todos los ámbitos sociales donde se pueden aportar ideas y acciones, para mejorar y transformar la sociedad, e intervenir en todos los espacios susceptibles de crecer en solidaridad y fraternidad».
 
En segundo lugar, «incluir en ese espacio de participación a quienes habitualmente ignoramos por su realidad de marginación o exclusión, y procurar que también puedan participar de los derechos y de los bienes que son para todos».
 
Y, por último, «vivir despierto, consciente de uno mismo y de la realidad en la que vive y, al estilo del buen samaritano, detenerse, escuchar y acoger, y mano con mano, hacer el camino con los otros».
 
Por Nieves San Martín

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ZENIT Staff

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