Si no usamos la poesía mística para acercarnos a Dios, la vida carece de sentido y de trascendencia

Coloquio con Yhamile Narváez, ecuatoriana, ganadora del XXXII Premio Mundial Fernando Rielo de poesía mística (II)

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Por José Antonio Varela Vidal

ROMA, viernes 21 octubre 2012 (ZENIT.org).- En la primera parte de la entrevista a Yhamile Narváez Cárdenas, ganadora del XXXII Premio Mundial Fernando Rielo de Poesía Mística, conocimos algunas de sus motivaciones para escribir, así como su gran inspiradora, santa Teresa de Jesús. En esta segunda parte profundizamos con ella un poco más sobre los contenidos de sus poemas y planes a futuro.

¿Cuando se escribe poesía mística se piensa solo en la relación con Dios, o en lo que queremos que la gente lea?

–Yhamile Narváez: Yo volvería a la imagen de los enamorados, que expresan su amor independientemente de lo que pasa a su alrededor. Creo que en el camino de descubrir a Dios, el cómo los otros vean ese proceso, es poco importante. Osea, lo que digan los demás sobre nuestra relación con Dios, a menos que sea para ayudarnos a crecer en esa relación, dificilmente será una opinión cabal.

¿Cree que la poesía mística puede ayudar al hombre contemporáneo a acercarse a Dios?

–Yhamile Narváez: Yo estoy de acuerdo con lo que dijo el cardenal Cañizares el día de la ceremonia de premiación, de que el día que desaparezca la poesía mística, va a desaparecer el hombre. Porque la poesía mística es la manera más dúctil de la oración, en la que el hombre puede ir expresando lo que quiere, lo que desea, lo que aspira, lo que ama de Dios y cómo esa búsqueda de alguna manera se retribuye. Si no usamos esta poesía para acercarnos a Dios, entonces la vida carece de sentido y de trascendencia.

Quizás pueda explicarnos algunos versos de uno de sus poemas. Leemos por ejemplo, “Brillan las constelaciones, como un libro de cuentos que no cierras nunca”

–Yhamile Narváez: Siempre he sido consciente de lo que Dios ha hecho en mi vida, aunque no haya sido agradecida, siempre he sido consciente que ha estado allí. Siempre me gusta ver el cielo de Quito y el de mi ciudad que es un cielo con estrellas, y cuando busqué respuestas a las cosas que me complicaban la existencia, me bastaba con levantar la cabeza y saber que muchas de esas cosas están para mi, y así es como me siento amada. Es como los hijos únicos que obtienen absolutamente todo de sus padres y que tienen alrededor de ellos el afecto, el cariño y todos lo que hacen por ellos sus padres. Por eso es un libro de cuentos que no se cierra nunca, es mi libro de cuentos, es el libro que se hizo para mi.

Otro verso, “Tengo que levantarme, tú me esperas”…

–Yhamile Narváez: Esa parte describe mi jornada de mamá y de profesora que termina muy tarde. Y levantarse temprano cuando uno se ha acostado tarde a veces cuesta. Pero yo pensaba más que en mí, en la novia del Cantar de los Cantares, en que él le dice ‘mira vengo con la cabeza cubierta de rocío, ábreme la puerta’, y ese momento de duda hace que cuando finalmente ella abra la puerta, él ya se ha ido. Hay que contestar ahora, porque si esperamos…, no es que Él nos abandona, pero este encuentro se pierde.

No ha crecido el día lo suficiente y Tú ya lo tienes todo listo”…

–Yhamile Narváez: El padre es sumamente providente y todo lo que él quiere que se haga, se hace. Y él no conoce la palabra imposible, yo todos los días veo cosas muy pequeñas que parecieran respuestas a lo que yo voy pidiendo, a las cosas que yo veo que se necesitan y que no puedo resolver pero que él va resolviéndolas por mi, sin que yo tenga siquiera que hacer esfuerzo. Porque es el padre preocupado que está allí y está diciendo «deja que eso me toca a mi, yo lo resolveré, como yo vea que sea conveniente, en el momento que sea conveniente». Es dejarse llevar, dejar que Dios sea Dios y lo que se pueda resolver se resuelve, más como ocupación que como preocupación. Lo demás hay que dejárselo a Él, su tiempo es su tiempo, su ritmo de hacer las cosas es el suyo, él sabe por qué las cosas antes o después. Él tiene muy claro el cómo y el por qué de las cosas, así es que Él lo tiene todo listo.

«La aventura de vivir en tu Presencia…»

–Yhamile Narváez: La aventura supone muchas cosas. Primero supone el ser convocado, ya que los héroes no salen de aventura porque quieren, sino porque son convocados, en esa medida hay un llamado. Además quien sale a una aventura busca algo y ese que se busca es Dios. Pero está también lo otro, los peligros que hay que afrontar, los riesgos que hay que tomar o la posibilidad de quedarse en el camino, por eso es una aventura.

«Yo quiero ofrecerte otra vez mi vida», ¿Qué entender por “otra vez”?

–Yhamile Narváez: Es como los enamorados que no se cansan de decir te amo, te amo. Y es eso, decir aquí estoy, otra vez, tú sabes que todo el tiempo soy para ti. Pero hoy que amanece, en este día que soy consciente de que estoy aquí y que estoy viva y que es un día que debo vivir, este día quiero ofrecértelo, por completo, todo, lo que se pueda, lo que tenga, lo que se haga, absolutamente todo, hoy, en el presente. El pasado fue, y queda ya para la misericordia del Señor y el futuro es algo con lo que no necesariamente hay que contar. Solo queda el presente que sé que puedo darte, este es el que tienes, gracias, aquí lo tienes…

¿Va a seguir escribiendo poesía mística?

–Yhamile Narváez: Sí, tengo necesidad de escribir. Un profesor mío decía que hay que sacar fuera lo que uno tiene para que brille o para que no nos haga daño. En el caso de la poesía mística es la necesidad de decirle al Otro “yo te amo, quiero amarte, quiero aprender a amarte, quiero aprender a vivir como tú quieres que yo viva, quiero ser lo que tú sueñas de mi”. Sí, porque es la necesidad de quien está enamorado y está dispuesto a hacer lo que sea necesario –no por conquistar el corazón del Otro, porque es un corazón que ya está conquistado–, sino para no traicionar ese amor, para no pasar por encima de ese amor, que es lo que los seres humanos hacemos todo el tiempo. Es esa búsqueda de quererle decir eso todo el tiempo, a través de las cosas sencillas de mi vida, de ama de casa, de profe de colegio, con niños, con esposo, con alumnas y compañeras de trabajo, con la vida normal que el Señor me ha dado y la que debo hacer florecer, porque no conozco de otra vida.

¿Qué les diría a los que quieren escribir poesía mística?

–Yhamile Narváez: Les diría dos cosas. Primero, que en la medida que uno escribe, expresa. Y el derecho a expresarse es un derecho que tenemos todos los seres humanos. Creo que nadie, humanamente, le prohibiría a un niño dejar de hablarle a su padre o a su madre. Así es que si alguien tiene la necesidad, la inquietud de escribir para contar su experiencia de Dios, debe hacerlo. Porque mientras más lo haga, le saldrá mejor y ahondará en el camino; y mientras más ahonde, la poesía –y la relación–, será mucho mejor.

Ver primera parte de la entrevista en:www.zenit.org/article-43913?l=spanish.

Para acceder a fragmentos de los poemarios premiados: http://www.rielo.com/.

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ZENIT Staff

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