Sida: Prevención, educación, acompañamiento; documento vaticano

Concluye el Congreso sobre la epidemia de final de siglo en Roma

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CIUDAD DEL VATICANO, 3 dic 2000 (ZENIT.org).- Concluyó ayer en el Vaticano la reunión intercontinental que ha congregado a expertos de todo el mundo en materia de sida por iniciativa del Consejo Pontificio para los Agentes Sanitarios.

Este organismo de la Santa Sede, presidido por el arzobispo mexicano Javier Lozano Barragán, presentó en el encuentro un dossier en varios idiomas en el que afronta directamente la cuestión de la lucha contra el sida y de la prevención de la enfermedad.

El documento ofrece una síntesis del congreso organizado por este «ministerio» de Juan Pablo II para la Salud, celebrado entre el 9 y el 11 de diciembre de 1999 en el Vaticano. Aborda los problemas, muchas veces dramáticos ocasionados por el virus VIH: la prevención, la educación, experiencias y proyectos de acción. En particular, se detiene en el acompañamiento de las personas enfermas de sida, desde el punto de vista sanitario, y más enconcreto, en la cuestión de la posible transmisión de la madre al niño.

Los aspectos psicológicos, éticos y espirituales, decisivos al hablar de esta enfermedad, también son afrontados en profundidad.

En este sentido, el texto ofrece, además de cinco artículos sobre el papel de los capellanes católicos dedicados a la pastoral de la salud, las conclusiones de un estudio sobre «Realidades, problemas y propuestas de las Iglesias locales sobre los servicios socio-sanitarios y sobre la acción pastoral dirigida a las personas seropositivas y enfermas de sida en el mundo», realizado por Fiorenza Deriu Bagnato.

Entre otras cosas, como ha explicado la señora Deriu Bagnato, socióloga, a los micrófonos de «Radio Vaticano», las Iglesias locales han pedido en esta consulta a la comunidad internacional que se destinen fondos y recursos financieros para facilitar el acceso a los productos farmacéuticos en países donde las personas no pueden beneficiarse de estos tratamientos por problemas económicos. Es el caso de los países del África sub-sahariana, y de naciones del continente asiático.

De este modo, el organismo vaticano ha podido escuchar la voz de la Iglesia en todo el mundo, un elemento precioso para la redacción de un «Vademécum» que será publicado próximamente, en el que se ofrecerán indicaciones pastorales concretas, de carácter operativo, para obispos, religiosos, voluntarios, que trabajan en contacto directo con la realidad del VIH.

El viernes pasado los participantes en este encuentro intercontinental visitaron la cárcel de Rebibbia en Roma, donde pudieron conversar con los presos enfermos de sida y con el personal sanitario y los voluntarios que les atienden. En la tarde de ese mismo día, fueron a ver las instalaciones del hospital Niño Jesús, en el que se encuentran internados niños contagiados por el virus de inmunodeficiencia adquirida.

En concreto, los médicos y el personal sanitario explicaron a los participantes en el congreso que en estos momentos se puede prevenir casi en su totalidad los casos de transmisión del virus VIH de madres a hijos. El profesor Guido Castelli Gattinara, responsable de ese departamento del hospital, explicó que los casos de transmisión son inferiores al 2 por ciento. Ahora bien, reconoció, «esto sólo sucede en nuestros países». En las naciones en vías de desarrollo, en especial en África sub-sahariana, la situación sigue siendo terrible.

«Todavía hoy, en el mundo, nacen 1.700 niños al día con el virus VIH –aclara el médico–. Existen posibilidades y tenemos los conocimientos para bloquear la transmisión del sida de madre a hijo, así lo testimonian algunos programas que estamos aplicando precisamente en nuestro hospital». Esta institución, está promoviendo también estos proyectos en Rumanía y en Kinshasa (Congo).

Al presentar a la prensa los trabajos de esta cumbre de expertos sobre el sida convocada por la Santa Sede, el pasado 30 de noviembre, monseñor Javier Lozano Barragán se refirió al famoso debate sobre los métodos de prevención explicando que la concepción cristiana del amor y de la sexualidad es sin duda el mejor preservativo.

«No hay duda de que lo más importante es la prevención de la enfermedad –aclaró–. Para prevenir el contagio a través de relaciones sexuales, el mejor remedio es la castidad en el matrimonio y fuera del matrimonio, aunque esto signifique ir contra corriente en una sociedad pan-sexual como la contemporánea. Ahora bien, se trata de una ley de Dios, que es siempre actual y que siempre puede ser observada» (Cf. «Cumbre mundial en el Vaticano de lucha contra el sida»).

La dirección de correo electrónico del Consejo Pontificio para la Salud es opersanit@hlthwork.va

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ZENIT Staff

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