FREETOWN, 11 enero 2002 (ZENIT.org–Fides).- La Iglesia católica puede recomenzar con cierta normalidad su obra de evangelización en Sierra Leona al aplacarse la guerra civil de diez años que ha devastado al país africano.
El padre Giovanni Ceresoli, misionero javeriano, ha confirmado a la agencia misionera «Fides» que la situación se está estabilizando: «La calma reina en el país, en Freetown el estado de sitio se ha reducido de las 3 a las 5 de la mañana».
«La única incertidumbre es la zona de extracción de diamantes –añade–. Allí, los rebeldes y las milicias gubernamentales aseguran haber entregado todas las armas, pero hay dudas. Se habla de un acuerdo de repartición de las minas de diamantes: mientras prevalezca el acuerdo habrá paz».
«La Iglesia ha reanudado casi completamente su actividad –dice el sacerdote–. Los Misioneros Josefinos han reabierto las escuelas profesionales, y están regresando también las religiosas de Madre Teresa».
«En el Norte, tanto el clero local como los misioneros han recomenzado la actividad de las parroquias, de las que habían tenido que huir hace más de tres años. Hay que reconstruir todo, pues durante los combates quedaron destruidas todas las estructuras», explica Ceresoli.
Más de 42.000 combatientes de Sierra Leona han entregado las armas, según informa la fuerza de paz de las Naciones Unidas, encargada del proceso de desarme de los rebeldes del Revolutionary United Front (RUF) y de las milicias gubernamentales. La recogida de armas inició el 18 de mayo del 2000.
Las elecciones de mayo servirán para catar el espesor de esta frágil paz, concluye el misionero javeriano: «Esperamos que todos hayan renunciado al recurso a la violencia para afirmar sus propios intereses».
