Sin espiritualidad y oración no hay ecumenismo; afirma Juan Pablo II

En un mensaje a la plenaria del Consejo para Unidad de los Cristianos

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CIUDAD DEL VATICANO, 4 noviembre 2003 (ZENIT.org).- Sin oración y espiritualidad no se puede avanzar en el camino ecuménico, constata Juan Pablo II en un mensaje enviado con motivo de la asamblea plenaria del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos.
<br> Por este motivo, el Papa pide que en todo el mundo se aprecie la importancia decisiva que tiene la anual Semana de Oración por la Unidad de los cristianos, tradicionalmente celebrada en el hemisferio norte del 18 al 25 de enero.

En el año 2004, llevará por lema: «Mi paz os doy» (Juan 14, 27) y sus textos preparativos que ayudan a la celebración han sido preparados por cristianos de diferentes confesiones de la antigua ciudad de Alepo, en Siria (Cf. Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos).

El Santo Padre recuerda a los participantes en el encuentro, convocado por el cardenal alemán Walter Kasper, presidente del organismo vaticano creado por el Papa Juan XXIII en 1960, que en el pasado ha lanzado numerosos llamamientos para la vivencia profunda de esta iniciativa.

En particular, subraya, ha expresado la necesidad de que esta Semana se convierta «en una práctica difundida por doquier y seguida, evitando que se convierta en una rutina».

Por el contrario, subraya el mensaje, esta iniciativa debe «estar constantemente animada por el sincero deseo de un compromiso cada vez más difundido a favor de la recomposición de la unidad de todos los bautizados».

«Es más –insiste–, he alentado también de muchas maneras a los fieles de la Iglesia católica a no descuidar en su diálogo cotidiano con Dios a asumir la oración por la unidad de los cristianos».

«Ciertamente el camino ecuménico no es fácil –reconoce en este sentido el obispo de Roma–. Según avanzamos, los obstáculos se perfilan con más facilidad y las dificultades se experimentan de una manera más lúcida».

En este contexto, señala, tiene una importancia decisiva el argumento que ha reunido desde este lunes en Roma y durante esta semana a cardenales, patriarcas, obispos, teólogos y teólogas: «La espiritualidad ecuménica».

El pontífice califica de «período intermedio» el estado actual de las relaciones ecuménicas, que tras el gran impulso dado por el Concilio Vaticano II.

«La perspectiva de la comunión plena visible puede generar en ocasiones fenómenos y reacciones dolorosas en quien quiere acelerar a toda costa el proceso o en quien se desalienta por el largo camino que queda por recorrer», afirma el pontífice.

«Nosotros, sin embargo, poniéndonos en la escuela del ecumenismo, estamos aprendiendo a vivir con humilde confianza este período intermedio, en la conciencia de que constituye, de todos modos, un camino sin regreso», añade.

El ecumenismo no es un «apéndice de la actividad tradicional de la Iglesia», aclara; por el contrario, «forma parte de manera orgánica de su vida y de su acción».

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ZENIT Staff

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