Sin ética, la democracia se desmorona; constata Juan Pablo II

Propone el ejemplo político de Giorgio La Pira, ex alcalde de Florencia

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CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 26 abril 2004 (ZENIT.org).- Sin ética la democracia corre el riesgo de desaparecer, constató Juan Pablo II este lunes al proponer a los políticos el ejemplo de Giorgio La Pira, ex alcalde de Florencia, que actualmente se encuentra en proceso de beatificación.

El Papa dirigió este mensaje al recibir en audiencia alcaldes que vinieron al Vaticano en representación de la Asociación Nacional de Ayuntamientos Italianos (ANCI, por sus siglas en italiano).

«Sin fundamentos éticos la democracia corre el riesgo de deteriorarse con el pasar del tiempo e incluso de desaparecer», aseguró el Santo Padre.

Esta es la herencia, según constató, dejada por Giorgio La Pira (1904-1977), jurista y político, diputado del partido de la Democracia Cristiana en la asamblea constituyente que redactó la actual constitución italiana tras la segunda guerra mundial.

Más tarde fue elegido alcalde de Florencia durante diez años (1950-156 y 1960-64), ciudad que en este año celebra el centenario de su nacimiento.

Miembro de la tercera orden de los dominicos, el Papa le recordó como «figura eminente de la política, la cultura y la espiritualidad del siglo que acaba de terminar».

El alcalde de Florencia, recordó, sirvió «a la causa de la convivencia fraterna entre las naciones», favoreciendo en particular «la amistad entre los pueblos, cuya referencia es Abraham» para «judíos, cristianos e islámicos».

«Ante los poderosos de la tierra, La Pira expuso con firmeza sus ideas de creyente y de hombre amante de la paz, invitando a sus interlocutores al esfuerzo común para promover ese bien fundamental en los diversos ámbitos: en la sociedad, la política, la economía, las culturas y entre las religiones», recordó el obispo de Roma.

«En la teoría y en la praxis política –añadió–, La Pira experimentaba la exigencia de aplicar la metodología del Evangelio, inspirándose en el mandamiento del amor y del perdón. Siguen siendo emblemáticos los «Congresos por la paz y la civilización cristiana», que promovió en Florencia de 1952 a 1956, con el objetivo de favorecer la amistad entre cristianos, judíos y musulmanes».

Citando la carta que La Pira envió en 1964 a su amigo, el político italiano Amintore Fanfani, el Santo Padre constató cómo sus palabras son «de sorprendente actualidad»: «Los políticos son guías civiles a quienes el Señor confía, mediante las técnicas mutables de los tiempos, el mandato de guiar a los pueblos hacia la paz, la unidad, la promoción espiritual y civil de cada pueblo y de todos juntos», escribía el político italiano,

«La Pira hizo una extraordinaria experiencia de hombre político y creyente, capaz de unir la contemplación y la oración a la actividad social y administrativa, con una predilección por los pobres y los que sufren», subrayó Juan Pablo II.

«Con la contribución de todos, el sueño de un mundo mejor puede hacerse realidad –deseó por último–. ¡Que Dios conceda a la humanidad el ver la realización de esta profecía de paz!».

El Santo Padre agradeció a la asociación la ayuda concreta que ha ofrecido al Caritas Baby Hospital de Belén, en recuerdo del mensaje promovido con su vida por La Pira.

Por su parte, el presidente de la asociación de alcaldes, Leonardo Domenici, entregó al Papa el «Sello de la paz» de la República de Florencia, medalla de plata que expresa un mensaje de paz y libertad adoptada por la magistratura de la República florentina en el año 1400.

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ZENIT Staff

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