Sínodo, día 5: "Las familias deben ser animadas a redescubrir el Evangelio"

En la oración de la mañana, monseñor Orowae expresó su esperanza en que las familias se conviertan en evangelizadoras y testimonio vivo de Cristo a través de la alegría cristiana

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La fe en Dios ayuda a construir una relación de amor que se manifiesta en los signos prácticos de amor mostrado a la gente para llegar a ellos en la caridad para su bien en el cuerpo y el espíritu. Lo ha indicado esta mañana monseñor Arnold Orowae, Obispo de Wabag (Papua Nueva Guinea) durante la oración de la mañana previa a iniciar los trabajos del Sínodo de los Obispos sobre familia que se está celebrando en el Vaticano.

Asimismo ha asegurado que «nuestra oración, de los individuos y las familias católicas en todo el mundo, podría estar llena del gozo del Evangelio y un ardiente deseo de compartir esa alegría con los demás cristianos y no cristianos por igual». De esta manera, ha indicado, «más y más gente recobrará vida en Cristo, los discípulos de Jesús deseosos de participar en una nueva evangelización, que traerá la buena noticia de que conduce a la fe a todo el mundo». 

Por esta razón, el prelado ha manifestado el deseo de «animar a nuestras familias a buscar la alegría que viene del encuentro con Cristo en el Evangelio. Es allí donde van a encontrar esta felicidad». Del mismo modo ha recordado que «las familias deben ser animadas a redescubrir el Evangelio, leer la Buena Noticia con los niños en los hogares y en las comunidades eclesiales, y oren sobre él, convertirlo en una parte de la vida diaria de la familia». Esto -ha asegurado- ayudará a aumentar su fe, la esperanza, el amor, la alegría y la paz en las familias.

Además, ha reconocido que la casa donde vive la familia merece ser llamada «hogar» sólo cuando la felicidad está el aire, que todos en la familia lo respiren y donde todo el mundo experimenta la alegría de vivir juntos en armonía.

Por otro lado, el obispo ha observado que hoy en día, muchas familias están luchando con los muchos retos y las distracciones que existen. «Estos tienen que enfrentarlos y superarlos para construir familias saludables», ha advertido. Y así, ha reconocido que «la Iglesia está agradecida por las muchas familias católicas que creen en los valores del Evangelio, los siguen en la vida familiar, enseñan la fe a los hijos, y dan ejemplo que otras familias pueden ver e imitar».

En las familias donde los padres toman en serio sus responsabilidades dadas por Dios para nutrir y apoyar, enseñar y guiar, proteger y defender a sus hijos y otros miembros de la familia, su deber como católicos laicos para evangelizar en y a través de la familia, puede ser entendido claramente y se lleva adelante, ha explicado el obispo Orowae.  Finalmente, ha reconocido que «es nuestra esperanza y oración que las familias cristianas constituyan la mayor parte del cuerpo de Cristo jugando este importante papel de convertirse en evangelizadores y testimonio vivo de Cristo a través de la alegría cristiana en las familias».

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ZENIT Staff

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