Sínodo: la abolición de la pena de muerte y el apostolado de prisiones

Obispo de Sierra Leona denuncia el “trato brutal” a los prisioneros de guerra

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CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 14 de octubre de 2009 (ZENIT.org).- El presidente de la conferencia episcopal de Sierra Leona y obispo de Makeni, monseñor George Biguzzi, S.X., ha invitado a los padres sinodales a lanzar “un llamamiento inequívoco a favor de la abolición total y universal de la pena de muerte”.

El prelado intervino este lunes 12 de octubre en la 11ª congregación general del Sínodo de los obispos de África.

Monseñor Biguzzi se refirió al “trato brutal de los prisioneros de guerra, la persecución de los civiles durante los conflictos y el reclutamiento de niños soldado” como “crímenes contra la humanidad claramente tipificados en la Convención de Ginebra y en los protocolos anexos”.

“El camino hacia la paz y la reconciliación pasa por el reconocimiento, el rechazo y la reparación de esos crímenes -dijo-. La guerra no justifica de ningún modo estos crímenes contra la humanidad”.

El apostolado de prisiones

La víspera anterior, en la 10ª Congregación general, una oyente, la hermana Jacqueline Manyiatabong, asistente de la Superiora general de las Hermanas de Santa Teresa del Niño Jesús de la diócesis de Buea (Camerún) y Coordinadora para África de la International Catholic Commission for Prison Pastoral Care, invitó a revisar el apostolado de prisiones.

“Nuestras cárceles están estructuralmente inadaptadas y realizan prácticas deshumanizadoras, violentas, represivas, que pueden en ocasiones causar la muerte”, afirmó.

Y añadió: “Los derechos de los presos no son respetados y la reinserción de los ex-prisioneros es un reto”.

“Sabemos que en numerosas diócesis, el apostolado de prisiones es prácticamente inexistente, está mal organizado y dispone de poco o ningún personal capacitado, que recibe poco o ningún apoyo de las autoridades eclesiásticas o del Estado”, destacó.

Y concluyó: “Necesitamos una mejor organización de nuestra capellanía de prisiones en el ámbito nacional, diocesano y parroquial, con la participación de pequeñas comunidades cristianas, de personal bien formado y de un equipo que desarrolle un enfoque integral”.

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ZENIT Staff

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