Situación «dramática» para la familia en toda Europa, afirma el obispo de Feldkirch

Declaraciones del presidente de la Comisión para la Familia del episcopado austriaco

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VIENA, 10 octubre 2003 (ZENIT.org).- El presidente de la Comisión para la Familia de la Conferencia Episcopal de Austria, el obispo Klaus Küng, ha advertido de la «dramática» situación del matrimonio y de la familia en toda Europa, marcada por el descenso de la natalidad y el aumento de los divorcios en una proporción «inimaginable hace treinta años».

El miércoles pasado, al intervenir en Viena en la celebración del 30º aniversario de la fundación del Instituto austriaco para el matrimonio y la familia, el prelado se centró en la importancia de la institución familiar y en las tendencias de la sociedad actual, tales como la convivencia y la unión entre homosexuales, recoge el servicio de información de la Conferencia Episcopal italiana (SIR).

«Una sociedad puede ser sana sólo si promueve el ideal realizable de una familia con hijos, basada en el matrimonio», afirmó. En su opinión, se trata de un modelo por el cual «vale la pena empeñarse» a nivel de política social, secundando «el difundido deseo» de una vida familiar «tradicional».

Al referirse al descenso de la natalidad y al aumento del número de divorcios, monseñor Küng, obispo de Feldkirch, afirmó que la variación de esta tendencia es posible en cualquier caso. En ello, la fe tiene un «papel fundamental», reconoció.

También el Estado tiene una función en este contexto: «La actual crisis del sistema de pensiones y sanitario puede resolverse a largo plazo sólo con más hijos», advirtió el prelado.

De todas formas, el apoyo económico a los padres «no es el único factor» determinante para lograr un aumento de la natalidad: se necesita «un cambio de mentalidad en lo relativo a la vida, los sentimientos y el amor».

El obispo de Feldkirch lamentó finalmente la «absurda y perjudicial erotización de la sociedad» haciendo hincapié en la importancia de «una educación sexual adecuada a la edad y completa» para los niños, que corresponde «en primer lugar a los padres».

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ZENIT Staff

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