Solidaridad de la Santa Sede con el gran duque de Luxemburgo

El cardenal Martino apoya su decisión de no ratificar una ley favorable a la eutanasia

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CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 11 diciembre 2008 (ZENIT.org).- El cardenal Renato R. Martino apoyó este jueves públicamente la decisión del gran duque de Luxemburgo, Enrique I, de no firmar la ley que autorizaría la eutanasia en su país.

Al presentar a la prensa el Mensaje de Benedicto XVI con motivo de la Jornada Mundial de la Paz 2009, el presidente del Conejo Pontificio para la Justicia y la Paz recordó que «la Santa Sede defiende la vida desde su concepción hasta su muerte natural, y la eutanasia no es muerte natural».

Por este motivo, «el gran duque de Luxemburgo, que no pretende firmar la ley sobre la eutanasia, cuenta con el apoyo y la cercanía de todos los católicos».

El cardenal Martino reveló que ha mantenido un encuentro con el gran duque para informarse de sus preocupaciones y el purpurado confirmó que «esta propuesta de ley va verdaderamente contra la vida»; por eso, «el gran duque cree en conciencia que no debe firmar una ley contra la vida».

«Durante el encuentro –concluyó Martino– he podido comprobar su fe católica».

La Cámara de Diputados de Luxemburgo adoptó este jueves en primera lectura una modificación de la Constitución para impedir que el gran duque bloquee textos legislativos con su negativa a firmarlos.

El primer ministro luxemburgués, Jean-Claude Juncker, promueve la reforma del artículo 34 de la Carta Magna, en el que se indica que el soberano debe «sancionar y promulgar» los textos legislativos. Si pasa la reforma, el gran duque sólo podrá promulgar las leyes.

Enrique I de Luxemburgo está adoptando la misma actitud que demostró, en el año 1990, su tío, el rey Balduino de Bélgica, quien se negó a firmar el texto aprobado por las dos Cámaras legislativas sobre la legalización del aborto.

Aquella ley pasó a la historia de Bélgica como el primer texto que hizo renunciar a un rey, ya que Balduino abdicó durante día y medio y regresó a sus funciones cuando el nuevo texto del Código Penal había sido sancionado por el Consejo de Ministros.

Por Antonio Gaspari

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ZENIT Staff

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