Sri Lanka: budistas extremistas atacan una iglesia católica

Un joven de la parroquia salvó la vida al párroco

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COLOMBO, miércoles 9 de diciembre de 2009 (ZENIT.org) – Un grupo de más de un centenar de individuos armados con palos y espadas asaltaron este domingo la iglesia católica Nuestra Señora de la Rosa mística en Crooswatta, en la parroquia de Kotugoda, en Ja-Ela, a pocos kilómetros al norte de Colombo.

El ataque se produjo cuando acababa de finalizar la Misa de las siete de la mañana, informó este martes “Eglises d’Asie”, la agencia de las Misiones extranjeras de París, (MEP).

El grupo, constituido por budistas extremistas, saqueó el edificio, rompió estatuas, el altar y todo el mobiliario litúrgico ante el responsable de la parroquia, el padre Jude Denzil Lakshman, que estaba intentando sacar a los fieles del templo.

El sacerdote fue atacado con una espada y salvó su vida gracias a la intervención de un joven de la parroquia. Varios fieles de la parroquia fueron heridos y tuvieron que ser trasladados al hospital.

Los asaltantes también incendiaron el coche del sacerdote y varios vehículos, en su mayoría motos que pertenecían a familias pobres.

Tras enterarse del ataque a su iglesia, unos 500 católicos organizaron una sentada en las calles como signo de protesta.

Reclamaron que la policía arreste a los responsables de la agresión. Hasta el martes, sólo una persona había sido encarcelada por las fuerzas del orden.

En esta localidad coexisten, con algunas tensiones, unas 300 familias católicas y 350 familias budistas.

La parroquia católica no puede completar la reconstrucción de la iglesia, comenzada en 2007, debido a la violencia de los budistas extremistas, alentados por los responsables de un monasterio budista cercano.

Los enfrentamientos entre las dos comunidades han crecido en los últimos años. En 2006, fue destruida una estatua de la Virgen María y en 2007, pasó lo mismo con todas las estatuas de la iglesia.

El 6 de octubre de 2007, a pesar de una inicial decisión de la Justicia a favor de los cristianos, la policía de Ja-Ela suspendió la celebración de la Eucaristía en pleno oficio, por “perturbar el orden público”.

Unos días antes, el responsable del vecino monasterio budista había amenazado a la comunidad católica con “quitar una quincena de vidas” si la construcción de la iglesia no se paraba inmediatamente.

Consideró la presencia de un edificio cristiano “un insulto” para todas las familias de la región.

En 2008, el Tribunal supremo, a petición de la comunidad católica de Crooswatta, anuló la decisión de la policía local que prohibía las obras de ampliación de la iglesia y el aumento de las actividades de la parroquia, incluyendo la creación de clases de catequesis y la celebración de oficios suplementarios.

El 28 de julio de 2008, el juez reafirmó el derecho constitucional de todo ciudadano a la libertad de religión y de culto, y ordenó la reanudación de las obras y las actividades litúrgicas y parroquiales.

Desde la noticia del ataque del pasado domingo, la policía y las fuerzas armadas se han desplazado hasta el lugar para prevenir nuevos incidentes.

Una base del ejército del aire situada en las proximidades de la iglesia de Crooswatta ha proporcionado unas unidades para garantizar la seguridad en la zona.

Varios altos responsables del Gobierno, entre ellos el ministro de Aviación, se desplazaron también hasta el lugar.

La comunidad católica y sus representantes, entre ellos el vicario episcopal de la región norte de la arquidiócesis de Colombo, el padre Cyril Gamini Fernando, informaron que la policía local ha permanecido impasible en todos los incidentes producidos en torno a la iglesia.

Y ello hasta el punto de soltar a las personas que habían sido reconocidas por los testigos como los asaltantes, sin proporcionar en ningún momento la protección a la comunidad cristiana solicitada por el Tribunal supremo en 2008.

Por su parte, el arzobispo de Colombo, monseñor Malcom Ranjith Patabendige Don, pidió que las medidas de seguridad tomadas por las fuerzas del orden afecten no sólo a la iglesia, sino también y sobre todo a los fieles.

De hecho, además de la iglesia, las casas de los cristianos de la localidad son atacadas y saqueadas a menudo.

El párroco de Nuestra Señora de la Rosa mística explicó que este nuevo ataque a su iglesia es el tercero en cuatro años.

Y afirmó que “se debe al miedo compartido por la mayoría de budistas ante el creciente número de cristianos en la región”.

También negó con fuerza las informaciones difundidas por los medios de comunicación locales según las cuales habría sido el ataque, por parte de los católicos, a un templo budista lo que habría llevado a los budistas a atacar a esa comunidad como represalia.

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ZENIT Staff

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