'Su vocación política no apartó a Oswaldo Payá de su fe'

El cardenal Ortega presidió el funeral y leyó el pésame del papa

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LA HABANA, martes 24 julio 2012 (ZENIT.org).- El arzobispo de La Habana, Cuba, cardenal Jaime Ortega, recordó su amistad con el líder del Movimiento Cristiano Liberación (MCL), Oswaldo Payá, y afirmó que se trató de un «buen cristiano» que siempre buscó que su catolicismo inspirara su opción política.

Payá falleció el domingo a consecuencia de un accidente de tráfico, todavía por aclarar, mientras se dirigía de La Habana a la ciudad de Bayamo en la provincia de Granma en el sureste de Cuba.

«Oswaldo tenía una clara vocación política y esto, como buen cristiano, no lo alejó dela fe ni de su práctica religiosa. Al contrario, siempre buscaba en su fe cristiana inspiración para su opción política», afirmó el purpurado durante la Misa de exequias celebrada en la parroquia El Salvador del Mundo, en el barrio de El Cerro, en La Habana.

El cardenal Ortega afirmó que «Oswaldo vivió el papel desgarrador de ser un laico cristiano con una opción política en total fidelidad a sus ideas, sin dejar por esto de ser fiel a la Iglesia hasta el final de su vida (…). Su fe y su amor a la Iglesia fueron constantes».

Durante la Eucaristía, seguida por cientos de personas, el cardenal leyó también el pésame enviado por el papa Benedicto XVI, que expresó su «cercanía espiritual» con la familia de Payá y deseó el «total restablecimiento» de los heridos en el accidente de tráfico del domingo y en el que también murió Harold Cepero, miembro del MCL.

«Benedicto XVI le ruega hacer llegar a los familiares de los fallecidos su más sentido pésame y cercanía espiritual, a la vez que suplica al Todopoderoso el total restablecimiento de los que resultaron heridos», leyó el purpurado.

Luego de la Eucaristía, la familia, amigos, miembros y simpatizantes del MCL acudieron al Cementerio de Colón para enterrar los restos de Oswaldo Payá.

Sin embargo, disidentes y exprisioneros políticos denunciaron en Twitter que el Gobierno comunista había desplegado agentes alrededor de la iglesia.

«Hay alrededor de 200 efectivos militarizados en camiones de las tristemente célebres brigadas de acción rápida a unos 100 mts de Iglesia», denunció el exprisionero Iván Hernández Carrillo en su cuenta de Twitter.

Por su parte, el presidente de la Conferencia Episcopal Cubana, monseñor Dionisio García, dijo: «La verdad que para nosotros es una pérdida porque era una persona muy comprometida, un cristiano fiel. Era una persona también muy comprometida con sus ideales y ha sido una pena grande», expresó en declaraciones este lunes a ACI Prensa.

Monseñor García dijo que siempre conoció a Payá Sardiñas «como un católico muy comprometido con su parroquia de El Cerro. Después estuve con él en el ENEC (Encuentro Nacional Eclesial Cubano). Siempre fue una persona muy comprometida, tanto él como su familia, su padre, su hermano».

Por ello, señaló que cuando se enteraron de su muerte, llamaron a su familia «y esta mañana ofrecí una Misa por él. Le pedimos a Dios que traiga el bien para nuestra patria y los deseos que él tenía también de buscar el bien para todos los cubanos se hagan realidad».

Por su parte, monseñor Thomas Wenski, arzobispo de Miami, hizo unas declaraciones en las que afirma: «Cuba y el mundo lloran a Oswaldo Payá. La muerte inesperada y trágica de este activista de derechos humanos es sin duda un golpe y un revés para la pequeña sociedad civil de Cuba; sin embargo, su ejemplo y su valentía seguirán inspirando a las personas tanto dentro como fuera de la isla que trabajan y luchan por una transición pacífica, pero real, a una forma democrática de gobierno en la que los derechos humanos y el respeto a la ley estén protegidos. Oswaldo Payá fue a la vez un patriota y un laico católico comprometido: su visión de Cuba estaba basada tanto en las enseñanzas sociales católicas como en el pensamiento de Félix Varela y José Martí. Como hombre de fe cristiana, no tenía miedo a dar testimonio de la esperanza en la caridad y en la verdad.
Tuve la oportunidad, en varias ocasiones, de conversar con él. Mis condolencias a su esposa e hijos, a los miembros de su comunidad parroquial en El Cerro, y a todos los que lloran su muerte. ¡Que descanse en paz!»

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ZENIT Staff

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