Sudán: Los cristianos se disponen a asumir su nueva situación en el norte y el sur

Ante el próximo referendum de enero

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JUBA, lunes 18 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- Se ha abierto en Sudán el proceso cívico educativo que culminará en una consulta decisiva al pueblo sudanés. Los pronósticos dicen que el 9 de enero de 2011 surgirá un nuevo país en África: Sudán del Sur. La Iglesia trabaja con otros grupos confesionales cristianos y las autoridades internacionales para lograr un proceso de transición limpio y en paz.

Con sentido de responsabilidad por el futuro, grupos de misioneros y líderes católicos colaboran en el plan eclesial para prepararse al proceso de toma de decisiones. Líderes cristianos de distintas confesiones han pedido la mediación de la ONU para que el referéndum del 9 de enero sea limpio.

En Juba, capital de la región semiautónoma de Sudán del Sur, una iniciativa intecongregacional, algo muy común en África, integrada por 24 religiosas y religiosos de Kenia, Sri Lanka, Myanmar, México, Vietnam, Estados Unidos, etc… en total quince nacionalidades, trabajan en cuatro diócesis de Sudán meridional: Yambio, Malakal, Wau y Juba, la capital.

El proceso se llama Solidaridad con Sur Sudán y lo relata la revista de los misioneros combonianos Mundo Negro.

Este proyecto es fruto de un nuevo modo de entender la misión que surgió en el Congreso Internacional de Vida Religiosa celebrado en Roma en 2004, bajo el lema “Pasión por Cristo, Pasión por la humanidad”.

Aunque todavía en sus inicios, la iniciativa de colaboración entre los religiosos de distintas denominaciones es el futuro en África. Y una realidad muy cuajada por ejemplo en Camerún y otros países en los que la Iglesia tiene mayor arraigo.

Este trabajo silencioso y constante de la Iglesia Católica se orienta a preparar una transición pacífica a la independencia de la región meridional, predominantemente cristiana.

Ha sido un largo proceso de decadas de guerra y conflictos que culminaron en el acuerdo de 9 de enero de 2005, por el que el Norte predominantemente musulmán y las autoridades de Jartum, en su mayoría árabes, en un país habitado mayoritariamente por población negra, cedían y firmaban un pacto.

El presidente Omar al-Bashir, atrincherado en el norte del país, no puede salir, debido una orden de busca y captura contra él por parte del Tribunal Internacional de La Haya. Fue emitida el 4 de marzo de 2009, por presuntos crímenes de guerra y contra la humanidad en la región de Darfur. Por primera vez, una corte internacional acusa a un mandatario en ejercicio.

Un grupo de líderes cristianos se entrevistaron con el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, el 11 de octubre, en Nueva York, como parte de un largo viaje de explicación de la situación crítica que vive Sudán.

Estos líderes temen que la consulta cree tensiones y lleve a un despertar del conflicto latente entre Sudán del Norte y la región semiautónoma del Sur. Una larga guerra, con interrupciones, que costó la vida de dos millones de personas y en la que siete millones más se vieron obligados a abandonar sus casas. El conflicto vió su final en la firma del Comprehensive Peace Agreement (Acuerdo Integral de Paz), en 2005.

La delegación de líderes cristianos incluye al arzobispo Daniel Deng Bul, de la Iglesia Anglicana; obispo emérito Paride Taban de Torit y el obispo auxiliar Daniel Adwok Kur de Jartum, de la Iglesia Católica; reverendo Ramadan Chan, secretario general del Consejo de Iglesias de Sudán; Sam Kobia, enviado ecuménico especial a Sudán, y representantes de Caritas Internacional y del Consejo Mundial de las Iglesias.

Según estos líderes cristianos, “la cancelación o el aplazamiento del referéndum, o un  simple indicio de que el resultado de la consulta pudiera ser ajeno a la voluntad del pueblo, no sería entendido por los ciudadanos y crearía un peligroso vacío que podría llenarse con violencia e incluso una eventual vuelta a la guerra”.

Funcionarios de la ONU aseguraron a la delegación que habrá representantes en cada condado de Sudán del Sur con el fin de hacer el seguimiento del refrendo electoral sobre la independencia.

Intento de asesinato

Mientras tanto, todos se preguntan quién intentó matar el pasado 10 de octubre al cardenal Gabriel Zubeir Wako, arzobispo de Jartum.

Durante la celebración de la Eucaristía, y ante unos 10.000 fieles, un hombre intentó apuñalar al cardenal, pero fue detenido y reducido por los presentes.

Según informa Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), el atentado al purpurado estaría conectado con una campaña de intimidación de grupos extremistas islámicos contrarios a la separación de la región semiautónoma del Sur.

El obispo Eduardo Hiiboro Kussala, de Tombura-Yambio, en Sudán del Sur, dijo a AIN que podría haber una posible conexión entre el atentado y un movimiento extremista.  Hiiboro hizo su declaración cuatro días después de que un hombre con una daga se acercara al cardenal, durante la eucaristía celebrada en Jartum, en la fiesta de san Daniel Comboni, patrón de Sudán.

El obispo afirmó: “Por supuesto, no sabemos si el hombre armado actuaba solo o si había otras personas involucradas pero sería muy posible que formara parte de una amplia campaña de intimidación contra la Iglesia”. Añadió que el atentado coincide con una creciente postura militante por parte del presidente de Sudán Omar al-Bashir.

Por su parte el obispo auxiliar católico de Jartum Daniel Adwok Marok Kur, que formaba parte de la delegación que visitó la ONU, dijo: “La tensión existe ya en el norte y en el sur. El norte no quiere la secesión del sur”.

También, el obispo emérito Paride Taban de Torit subrayó: “Hacemos también un llamamiento a nuestros hermanos y hermanas en el Señor para que nos acompañen con sus oraciones”.

Hace unos 30 años había un solo sacerdote en Jartum y ahora pasan de cien; con una treintena de parroquias y unos cien centros donde se celebra la eucaristía. De los 18 millones de habitantes de la archidiócesis, más de 900.000 son católicos.

La Iglesia local dirige el proyecto “Salvar a los que pueden ser salvados”, con 65 escuelas, mas de 33.000 alumnos y en torno a mil maestros. Su fin es ofrecer una educación adecuada a niños refugiados en Jartum y los procedentes del sur del país.

La Iglesia católica se afianza también en el norte en un contexto difícil, predominantemente musulmán y gobernado por autoridades de esta religión. En el norte y en el sur, los misioneros católicos trabajan por un proceso limpio, transparente, y de asunción de responsabilidades por parte de la ciudadanía.

Por Nieves San Martín

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ZENIT Staff

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