Sudán: Misión católica convertida en mando militar del Frente Islámico

Un testigo relata el conflicto en la zona

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KAPOETA, 5 julio 2002 (ZENIT.org).- «La misión de Nuestra Señora de los Dolores de Kapoeta, un templo espléndido, está reducido a sus cimientos. Los militares del Frente Islámico Nacional han empleado el altar como cocina y con los ladrillos de la iglesia han construido mezquitas, fortificaciones militares y depósitos de municiones».

Es el testimonio enviado a la agencia misionera Misna por Jervasio Okot, portavoz de la diócesis de Torit, quien el jueves inspeccionó con sus propios ojos Kapoeta, en la región de Equatoria Oriental (sur de Sudán).

El Ejército de Liberación Popular de Sudán (SPLA), desde hace años en combate con las fuerzas de Jartum, había conquistado la ciudad el 9 de junio pasado.

«La parroquia, fundada por los misioneros combonianos en 1935, está a 3 kilómetros del centro de la población. El gobierno de Sudán ha transformado deliberadamente la iglesia en el mando militar de la zona de Kapoeta –denuncia Okot–, desde donde se ponen en marcha todos los planes secretos del Frente Islámico Nacional (NIF). Es uno de los puestos avanzados frecuentemente utilizados por el presidente Omar Hassan El Bashir como residencia, cuando ha visitado esta zona en ocasiones especiales» .

«Desde allí –afirma el portavoz–, el general El Bashir reza a Alá en la mezquita construida con los ladrillos de la iglesia demolida. También allí el presidente se reúne con altos oficiales para definir las estrategias de una guerra llevada a cabo entre asesinatos, torturas, “islamización” y “arabización” de los denominados “abid”, término árabe que significa esclavo».

La estructura de la misión se había mantenido intacta desde hace más de diez años. Pero ahora está desierta: «las clases, los dormitorios, las habitaciones de los misioneros y de las religiosas han sido arrasadas. Los ladrillos se han empleado para construir una treintena de fortificaciones y dos mezquitas en el interior del jardín. Por todas partes hay munición y libros del Corán».

«Lo único que queda en pie del lugar sagrado es la zona del altar y del tabernáculo –sigue relatando Okot –, pero se han utilizado durante mucho tiempo para actividades que es preferible no mencionar. También se ha cocinado allí. Por el suelo hay cigarrillos y madera quemada. En el altar se puede ver cualquier todo tipo de insultos contra los cristianos escrito en árabe».

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ZENIT Staff

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