Suecia galardona a un arzobispo católico por salvar a judíos de la persecución nazi

El 1 de octubre recibirá en Roma el premio sueco «Per Anger»

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ROMA, miércoles, 29 septiembre 2004 (ZENIT.org).- El arzobispo italiano Gennaro Verolino será la primera persona que reciba el Premio «Per Anger», instituido este año por Suecia en recuerdo del embajador Per Anger, secretario de legación en la embajada sueca en Budapest en los años en que la ciudad estuvo ocupada por el ejército alemán durante la Segunda Guerra Mundial.

El galardón, destinado a personalidades que promueven los valores humanos y democráticos, será entregado el próximo 1 de octubre en el Instituto Sueco de Estudios Clásicos de Roma en presencia del primer ministro sueco, Göran Persson, quien viajará a la capital italiana para premiar al arzobispo Verolino dada su avanzada edad –está a punto de cumplir 98 años–.

El reconocimiento está dedicado al embajador sueco por la labor que llevó a cabo durante la ocupación nazi de Hungría, un período durante el que logró salvar a muchísimos judíos de Budapest emitiéndoles pasaportes suecos.

Como Anger, el arzobispo Verolino –que en 1944 era secretario en la Nunciatura Apostólica de Budapest– se dedicó a salvar la vida de los judíos húngaros amenazados por el nazismo.

El prelado se distinguió, según apunta la motivación del premio, por el «compromiso desinteresado, el ingenio y el espíritu heroico que le permitieron salvar a muchos judíos durante la ocupación alemana de Hungría».

Originario de Nápoles, donde nació en 1906, Gennaro Verolino fue ordenado sacerdote con 22 años. Durante la segunda guerra mundial, como secretario de la Nunciatura Apostólica en Budapest, otorgó documentos falsos para intentar salvar a los judíos húngaros del destino al que los nazis les habían condenado.

Pasada la guerra, comenzó una larga carrera diplomática al servicio del Vaticano. Se retiró en 1986 a la edad de 79 años. Actualmente vive en Roma y es nuncio apostólico emérito.

El Premio «Per Anger» le ha sido conferido en su primera edición al arzobispo Verolino por expreso deseo de la familia Anger.

El reconocimiento se otorga a un «héroe viviente» por su actividad humanitaria a fin de presentarla a la sociedad actual, y sobre todo a los jóvenes, como un ejemplo a seguir. El galardonado recibe un diploma, una placa conmemorativa en plata y 200 mil coronas suecas (unos 22 mil euros).

Una solemne ceremonia será el marco de entrega del premio. Acudirán 300 invitados, entre ellos personalidades de Suecia y del Vaticano.

Per Johan Valentin Anger nació en Göteborg (Suecia) en 1913. Licenciado en Derecho, en 1940 fue destinado a la embajada sueca en Berlín y dos años después a la de Budapest.

Cuando el ejército alemán invadió Hungría en 1944, Anger fue testigo del profundo cambio de la situación del país, que contempló el comienzo de las deportaciones de ciudadanos judíos al campo de concentración de Auschwitz.

Intentado detener la tragedia, Anger empezó a emitir pasaportes suecos sin ninguna legalidad formal, que hacían las veces de documentos de identidad ante las autoridades.

Tras el final de la guerra, Per Anger colaboró igualmente en la búsqueda de Raoul Wallenberg –diplomático sueco desaparecido en enero de 1945, después de haber salvado la vida de decenas de miles de judíos condenados a una muerte segura por los nazis en la Segunda Guerra Mundial–, convencido de que había sido hecho prisionero por los rusos.

Per Anger, embajador en numerosos países –entre ellos Canadá y Australia–, murió en Estocolmo el 25 de agosto de 2002 a la edad de 88 años.

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ZENIT Staff

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