Sueldos justos y salarios de ejecutivos

Pautas morales en tiempos de crisis

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ROMA, domingo, 2 de mayo de 2010 (ZENIT.org).- Mientras se siguen esparciendo acusaciones sobre la responsabilidad de la crisis económica mundial, el tema de los salarios de los ejecutivos sigue siendo un asunto que suscita disputa.

El gobierno británico anunció un impuesto suplementario sobre las primas de los ejecutivos bancarios, pero el 8 de enero un reportaje del Financial Times afirmaba que la mayoría de los banqueros sufriría poco o ningún impacto puesto que los bancos absorberían todo o parte del coste del impuesto.

El 20 de marzo, el Financial Times informaba de que Richard Lambert, director general de la Confederación de la Industria Británica, la mayor organización de empresas del Reino Unido, advirtió que los altos ejecutivos «corren el riesgo de ser tratados como aliens» por los políticos y por el público porque sus retribuciones están muy lejos de las de la población normal.

En Estados Unidos ha habido el año pasado un pequeño descenso en el nivel de los salarios de los ejecutivos según las cifras de un estudio publicado el 31 de marzo por el Wall Street Journal.

Según el artículo, el valor medio de los sueldos, primas y otros incentivos para altos ejecutivos de las 200 principales empresas de Estados Unidos descendió un 0,9%, hasta los 6,95 millones de dólares. En el 2008, el nivel salarial también descendió en un 3,4%.

No obstante, los sueldos de muchos del sector bancario y financiero, en el que comenzó la crisis, han seguido elevándose. Según un reportaje de Reuters el 23 de febrero, Wall Street pagó 20.300 millones de dólares en primas en el 2009, un 17% más que en el 2008.

Thomas DiNapoli, interventor del Estado de Nueva York, afirmaba que, aunque las primas están muy por debajo del nivel de 2007 y dependen ahora más del funcionamiento de la empresa, muchos pueden considerarlos excesivos dados los persistentes problemas de la economía.

El año pasado también fue un buen año para los gestores de fondos de inversión, informaba el 31 de marzo el New York Times. Según un reportaje de una revista especializada en la industria financiera, los 25 mejor pagados gestores de fondos de inversión ganaron en conjunto 25.300 millones de dólares en el 2009.

Guía ética

En Gran Bretaña se publicaba hace poco una reflexión teológica a propósito de los salarios de los ejecutivos. El Church Investors Group encargó un estudio a Richard Higginson y David Clough, titulado: «The Ethics of Executive Remuneration: A Guide for Christian Investors» (La Ética de la Remuneración de los Ejecutivos: Una Guía para Inversores Cristianos).

Según su página web, el Church Investors Group comenzó en 1973 como una reunión ecuménica informal de quienes tenían confiada la responsabilidad de las inversiones de iglesias.

Actualmente son 37 miembros de todas las principales denominaciones del Reino Unido e Irlanda. Los activos totales de los miembros suman 12.600 millones de libras (19.300 millones de dólares).

El informe comienza comparando los salarios de los ejecutivos con los sueldos de los empleados normales utilizando datos de las empresas incluidas en el índice del Financial Times Stock Exchange 100 (FTSE). Descubrieron que, en el 2008, la diferencia salarial entre los altos ejecutivos y los trabajadores medios en estas empresas rondaba el 100 a 1. En 1970, la diferencia era aproximadamente de 10 a 1,2.

Este promedio enmascara algunas importantes discrepancias entre las diversas empresas, añadía el informe. En la cadena de supermercados Tesco, todo el paquete salarial del director ejecutivo Sir Terry Leahy alcanza los 6,3 millones de libras (9,6 millones de dólares). Esta cifra hay que compararla con el salario del empleado medio que es de 11.918 libras (18.298 dólares), lo que da la enorme proporción de 526 a 1.

En el caso de Sir Martin Sorrell de WPP, la proporción es de 550 a 1, pero la media para los empleados de WPP llega a las 42.000 libras (64.483 dólares). En contraste, el director ejecutivo de British Airways, Willie Walsh, ganó 701.000 libras (1,2 millones de dólares) y la media salarial es de 47.984 libras (73.708 dólares). Esto representa una diferencia de sueldos mucho menos, de 15 a 1.

El informe explicaba que, aunque los sueldos en el Reino Unidos son todavía mucho menores que en Estados Unidos, las prácticas norteamericanas han ejercido un gran impacto. Los sueldos de los ejecutivos en Francia y en Alemania también se han elevado de forma marcada durante la última década.

Preocupación

Incuso antes de la actual crisis económica ya había objeciones a los niveles salariales de los ejecutivos, observaba el informe, basadas en la preocupación por la ética de estos altos sueldos en general.

Aunque los críticos reconocen que a los ejecutivos «senior» se les debe pagar más, las enormes diferencias salariales son vistas como injustas y sobrevaloran la aportación hecha por ellos en términos de una mayor productividad y de unos mayores beneficios.

La objeción contra este argumento es que es el mercado el que determina cuanto se paga a los altos ejecutivos. Puesto que el talento de un buen ejecutivo es mucho más escaso que las habilidades de los empleados ordinarios son necesarios unos salarios más altos para atraer a un equipo de dirección con talento. Además, si una empresa no puede pagar un salario según los precios de mercado, no logrará conseguir los ejecutivos que necesita.

Los autores del informe admitían que hay algo de cierto en este razonamiento, pero añadían la observación de que el mercado de ejecutivos está  lejos de ser un modelo de competición ideal.

Los directores sin cargos ejecutivos que fijan los salarios proceden normalmente del mismo círculo de ejecutivos empresariales con altos sueldos, lo que plantea dudas sobre su independencia de juicio, sostenían Higginson y Clough.

También apuntaban que los niveles salariales de los ejecutivos difieren mucho de una país a otro, por lo que, según parece, estos salarios tan altos, más que de las presiones de la oferta y la demanda, en algunos lugares dependen de la cultura en que operan las empresas.

Asumir riesgos

Una vez que golpeó la crisis económica mundial, hubo un aumento de protestas sobre lo que es visto como un nivel de remuneración excesivo para los ejecutivos. Esto se ha centrado especialmente en sector bancario y financiero, responsables en gran parte de la crisis.

El informe observa que uno de los defectos que han aparecido en los estudios en la crisis que, si la remuneración consiste sobre todo en primas que se paguen de modo inmediato, a los gestores se les están dando incentivos para que asuman riesgos.

Luego, parte de la justificación de conceder a los ejecutivos grandes incentivos para que asuman riesgos es que, si las decisiones son erróneas, los ejecutivos se enfrentarán a un castigo. Pero, el informe declaraba que, aunque en algunos casos individuales se han reducido o retirado las primas, en general, los directivos han sufrido pocas consecuencias de sus errores.

Además del análisis económico, el informe también reflexionaba con cierta profundidad en el concepto bíblico de justicia, y en los pasajes del Antiguo y del Nuevo Testamento que pueden aplicarse a la consideración de un salario justo.

Teología

El informe concluía con un esquema de cuatro valores teológicos que los autores consideran útiles a la hora de debatir sobre los salarios de los ejecutivos.

1. La preocupación por el pobre. Recomiendan que los inversores estén más preocupados por ayudar a los pobres que por poner restricciones a los ricos y, por ello, deberían mostrarse más activos a la hora de lograr un nivel de sueldo decente para quienes están en el extremo inferior de la escala.

Ningún principio teológico nos dará una respuesta a cuál debería ser el
sueldo máximo, indica el informe. Lo que podemos hacer es centrarnos en la relación entre los niveles salariales máximos y mínimos en una empresa.

2. El sueldo justo. Al mismo tiempo, el informe afirma que la pretensión de que no haya restricciones a los sueldos es contraria a la justicia distributiva. Los autores del informe recomiendan, por tanto, una vez más que los inversores examinen la relación entre el pago a un alto ejecutivo y el sueldo medio que recibe el 10% más bajo de los empleados. Los autores del informe consideran que es difícil justificar una relación máxima de más de 75 a 1. De igual forma, el informe pide que los paquetes salariales sean más simples y más transparentes.

3. Los peligros de la riqueza. Utilizar sueldos altos para atraer a los ejecutivos puede llevarles a que pongan, de modo desproporcionado, sus intereses económicos propios por delante de los la empresa y sus accionistas.

4. La buena administración. El nivel de la remuneración debería basarse en los resultados a largo plazo y en las actitudes apropiadas ante el riesgo.

Encontrar el modo de afrontar el tema de los salarios de los ejecutivos, que no sólo es algo económicamente sensible sino también éticamente correcto, resulta una tarea difícil. Afortunadamente este último informe proporciona algunas reflexiones útiles sobre este tema de debate tan caliente.

Por el padre John Flynn, L. C., traducción de Justo Amado

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ZENIT Staff

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