Superior de Schoenstatt: El año paulino, una oportunidad misionera

Entrevista con monseñor Peter Wolf, director general de los sacerdotes diocesanos

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BERLÍN, viernes, 27 julio 2008 (ZENIT.org).- El 28 de junio, víspera de la fiesta de San Pedro y San Pablo, se abrirá el año paulino en Roma y en las Iglesias locales. También en Schoenstatt habrá una celebración en la que dará un testimonio de Michael Brand, diputado de la cámara baja del parlamento alemán.

Lo ha titulado «Con San Pablo en el Areópago. Fe y vida pública». Monseñor Peter Wolf es uno de los organizadores de esta vigilia de apertura.

Hemos conversado sobre el significado del año paulino con monseñor Wolf, director general del Instituto de los Sacerdotes Diocesanos de Schoenstatt.

Alemán, nacido en 1947, el prelado tiene un doctorado en teología y es autor de varios libros sobre la oración, temas bíblicas, y la misión pos-conciliar de la iglesia. Tambien es conocido por sus amplios estudios de la herencia teológica del Padre Josef Kentenich, fundador de Schoenstatt.

–En la víspera de la fiesta de los apóstoles Pedro y Pablo se abrirá el año paulino. ¿Qué significa para la Iglesia este año dedicado a San Pablo?

–Hace ya un año que el Santo Padre Benedicto XVI ha invitado a celebrar un año del apóstol Pablo. El motivo es recordar los dos mil años del nacimiento del apóstol de las gentes, que según se ha investigado, ocurrió entre 7 y 10 años después del de Cristo. Con San Pablo, la Iglesia recuerda y celebra un testigo y heraldo decisivo de sus comienzos. En la víspera de la fiesta de San Pedro y San Pablo, el Santo Padre abrirá solemnemente el año jubilar en la basílica de San Pablo Extramuros. En esta vigilia festiva encenderá una llama en la tumba del apóstol, la que deberá arder durante todo este año. Además se ha pensado en no abrir la «Puerta santa» de los años santos, sino la que está enfrente: la «Puerta ecuménica».

–También en Schoenstatt habrá una ceremonia de apertura del año paulino. ¿Qué vinculación tiene Schoenstatt con el apóstol de las gentes y por qué es importante para Schoenstatt celebrar adecuadamente este año paulino?

–Como Movimiento apostólico, Schoenstatt está vinculado desde el principio con el apóstol de las gentes. Ya los primeros estatutos de la Congregación mariana y también los de la Federación apostólica mencionan a San Pablo como patrono. Desde 1935 la expresión visible de esto son las estatuas de los apóstoles que desde entonces adornan el altar del Santuario, y que actualmente se encuentran en todos los Santuarios filiales del mundo.

–¿Qué forma se le ha dado a la ceremonia de apertura del año paulino en Schoenstatt, y en cuales otras áreas pondrá Schoenstatt el acento en el sentido de este año dedicado a San Pablo?

–Una hora y media después de la celebración en Roma, a las 19.30, comenzará en Schoenstatt el año paulino con una solemne vigilia en la
Iglesia de los peregrinos. El director del Movimiento ha invitado a dar
un testimonio al Sr. Michael Brand, diputado de la cámara baja del parlamento alemán, que es un cristiano comprometido en el área de la vida pública. Yo debo expresar, del lado de Schoenstatt, lo que significó San Pablo para nuestro Fundador. Como símbolo de esta apertura del año paulino, durante la celebración se encenderá un gran cirio ante una imagen del apóstol de las gentes. Estoy convencido que el Movimiento internacional de Schoenstatt aceptará — en muchos lugares – la invitación del Santo Padre para celebrar este año paulino. El Movimiento lleva en la sangre demasiado del ideario de San Pablo como para pasar por alto este año. Ya se realizaron ahora los primeros cursos de ejercicios espirituales sobre el año paulino y se han planeado otros para los próximos meses. La invitación para viajar a Roma (desde Alemania) está orientada por la idea de seguir allá las huellas de San
Pablo.

–Usted ha editado un libro para el año paulino, con textos escogidos del Padre Kentenich sobre San Pablo y su misión. ¿Cuál fue para usted personalmente el descubrimiento más interesante al estudiar estos textos?

–Detrás de la decisión de editar un libro para el año paulino con textos escogidos de nuestro Fundador, está la observación de que nuestro padre y fundador ha citado a San Pablo con mucho gusto y frecuentemente. Jamás
me hubiera imaginado que en la sección del Instituto Josef Kentenich encontraríamos unos 1200 textos en donde se lo menciona a San Pablo. Tampoco había notado antes cuán frecuentemente el Padre Kentenich invita justamente a seguir la escuela de San Pablo. Este es el título de la recopilación de textos y ha sido pensado como una invitación de nuestro padre que quiero continuar ofreciendo durante este año. Me resultó muy interesante ver con cuanta consecuencia nuestro fundador ha elaborado y desarrollado, paso a paso con San Pablo, los temas más importantes de su espiritualidad. Él siguió realmente la escuela del apóstol Pablo. Además hay una profunda semejanza en el destino de ambos. Por eso el alias «Paulus» no fue elegido sin fundamento por el Padre Kentenich en el campo de concentración.

–¿En qué áreas se inspiró especialmente el Padre Kentenich del mensaje de San Pablo?

–Nuestro fundador ha elaborado toda clase de temas a partir de San Pablo. Por ejemplo, su abarcativa comprensión de la libertad, enriquecida con la idea paulina de la libertad de los hijos de Dios. Aquí se podría mencionar su gran proyecto de la fe práctica en la Divina Providencia, que descubrió y tomó de la expresión «puerta abierta» de San Pablo. También está la amplia riqueza de ideas sobre la «incorporación en Cristo» y «el hombre nuevo en Cristo», que desarrolló y transmitió a partir del pensamiento de San Pablo. Si Ud. quiere encontrar aún más áreas de la espiritualidad del padre Kentenich tomadas de San Pablo, puedo recomendarle que examine la estructura de la recopilación de textos para el año paulino que mencioné más arriba. Está en marcha la
traducción al inglés, portugués y castellano.

–¿Qué espera personalmente de este año paulino para la Iglesia para Schoenstatt?

Espero de este año paulino una inspiración original para nosotros, como cristianos y como schoenstattianos. Lo que me fascina de San Pablo es que pudo traducir tan originalmente en palabras su relación con Cristo.
Para ello encontró palabras nuevas y llenas de energía. Vivió de la certeza de que Cristo se había entregado por él y lo amaba a él. Vivía de la convicción: Cristo vive en mí y yo vivo en Cristo. Se transformó en un testigo y mensajero comprometido, un verdadero hombre apostólico que recorrió apresuradamente el mundo entonces conocido y comenzó a
evangelizarlo. Que a nuestro Fundador lo moviera desde el principio la idea de regalar a la Iglesia una nueva fuerza apostólica, se le debe a San Pablo. Schoenstatt y la Iglesia necesitan este ímpetu apostólico y evangelizador para encontrar el camino al futuro. En este sentido el año paulino es una oportunidad y una gracia.

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ZENIT Staff

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