Súplica de los obispos para que se condone la deuda de África

Observan que la corrupción también tiene culpa

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ROMA, sábado, 4 junio 2005 (ZENIT.org).- Tres prelados africanos llegaban a Europa hace dos semanas para hacer presión en el tema de la condonación de la deuda. Los arzobispos Medardo Mazombwe de Zambia, John Onaiyekan de Nigeria y Berhaneyssuys Souraphiel de Etiopía se encontrarán con algunos líderes políticos europeos, según una nota de prensa del 24 de mayo del Catholic Information Service for Africa (CISA). Junto con ellos están los cardenales Telesphore Toppo de la India y Óscar Rodríguez de Honduras.

Ante el encuentro del G8, que tendrá lugar del 6 al 8 de julio en Gleneagles Hotel, Escocia, ha aumentado en estos meses la atención a las cuestiones de la ayuda y la deuda. Estas cumbres se reúnen a nivel de jefes de estado o de gobierno. El G8 está compuesto por Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Rusia, Reino Unido y Estados Unidos.

Uno de los principales temas del encuentro de julio es África. Asimismo, en los meses pasados, el Reino Unido, que en la segunda mitad de este año ejercerá la presidencia de la Unión Europea, ha estado impulsando una mayor acción de ayuda a los países del Tercer Mundo, y a África en particular.

Antes de la partida de los líderes de la Iglesia africana, el CISA publicaba el 18 de mayo una carta pastoral de los obispos de Kenya sobre la cuestión de la deuda. La carta observaba que a finales del 2004, la deuda externa de los países subsaharianos era de 231.000 millones de dólares. Esto se puede comparar con el productor interior bruto anual de estos países que es unos 350.000 millones de dólares.

«Los países africanos no pueden devolver sus deuda y sostener el desarrollo», defendía los obispos de Kenya. Explicaban que muchos países deben gastar más del 20% de sus ingresos sólo en pagar las cuotas anuales de la deuda y los intereses generados hasta ahora.

Los obispos admitían que la deuda no es la única causa de los problemas económicos de África. Otros factores que obstaculizan el crecimiento son las barreras comerciales a las exportaciones africanas puestas por las naciones desarrolladas y los fuertes subsidios de las naciones ricas que hacen imposible a los campesinos africanos vender sus productos en los mercados mundiales.

También explicaba que dentro de África, en el pasado «la financiación proporcionada por la ayuda y los préstamos a menudo era esquilmada por funcionarios corruptos, mal empleada en inversiones erróneas, o dirigida a propósitos diferentes de aquellos para los que se proporcionaba». Así, «la corrupción por parte de nuestros funcionarios de gobierno y la falta de buen gobierno son tan responsables de la pobreza de hoy como las causas externas».

«No podemos denunciar el mal de la deuda externa sin aceptar nuestra responsabilidad por el aumento de la pobreza entre nosotros», reconocía la carta.

Un asunto ético
La carta pastoral defendía que la deuda «se vuelve un asunto ético cuando plantea un importante obstáculo al disfrute pleno de los derechos humanos». Tras notar cómo el desarrollo económico de Kenya se ha visto obstaculizado por la corrupción y un pobre liderazgo gubernamental, sin embargo, añadían: «Aunque todos los kenyatas fueran gente trabajadora, vivieran en paz unos con otros y fueran gobernados por líderes virtuosos, seguirían siendo pobres debido al pago de la deuda».

Por eso, concluía la carta, se debería actuar para eliminar la carga de la deuda, así como para satisfacer las promesas del pasado sobre la cantidad de ayuda a los países en desarrollo.

En los últimos meses el progreso en la cuestión de la deuda ha sido lento. Según el Wall Street Journal del 7 de febrero, los más importantes representantes económicos del Grupo de las Siete mayores naciones industrializadas alcanzaron por primeraza vez un acuerdo sobre una idea tan importante como es la cancelación del 100% de las deudas que los 27 países más pobres deben al Banco Mundial, al Fondo Monetario Internacional (FMI) y a otros prestamistas globales.

Pero el artículo también observaba que los desacuerdos sobre cómo financiar la condonación, en especial entre las propuestas competidoras del Reino Unido y Estados Unidos, estaban impidiendo actuar en la cuestión. El atasco en las propuestas competidoras ha continuado hasta las reuniones de primavera del Banco Mundial y del FMI, informaba el 18 de abril Associated Press.

«Se ha estancado el progreso, no por desacuerdo sobre el principio de cancelación de la deuda, sino sobre los mecanismos de cómo financiar dicha cancelación», afirmaba Debayani Kar, coordinador de comunicación y jurídico de Jubilee USA Network.

Problemas complejos
La experiencia de condonación de la deuda apunta hasta ahora a la conclusión de que, aunque es un paso importante, necesita que sea precisamente una parte de una estrategia general para ayudar a las naciones en desarrollo. Ésta ha sido una de las conclusiones del trabajo publicado el pasado 27 de septiembre, «Más allá de los HIPC: Condonación de la Deuda Segura y Sostenible para los Países Pobres».

El instituto de estudios políticos Center for Global Development, con sede en Washington, D. C., publicó el estudio. Sus autores, Nancy Birdsall y Brian Deese, afirmaban que el objetivo fundamental de la condonación de la deuda «es asegurar que la carga de la deuda de los países más pobres es sostenible a largo plazo. La deuda sostenible se puede entonces manejar sin una tensión fiscal indebida, contribuyendo a la estabilidad macroeconómica que, a su vez, anima la inversión del sector privado y el crecimiento».

Pero, en los años transcurridos tras el comienzo del programa para los Países Pobres Altamente Endeudados (HIPC), ha resultado evidente, sostienen, «que el sistema de condonación de la deuda de los HIPC no garantiza que la deuda de los países continúe siendo sostenible».

Comentaban que ya en el 2002 el FMI juzgó que más de la mitad de los países que se beneficiarían de la condonación de la deuda volverían a caer en una deuda insostenible al año siguiente.

Las causas iban desde la sequía hasta la caída de los precios de las materias primas, y también la necesidad de pedir en préstamo más sumas cuando las ayudas prometidas no llegan.

Algunas buenas noticias
Sin embargo, en el frente económico, hay algunas buenas noticias en África. La BBC informó el 19 de mayo que las economías de los países africanos crecieron más de un 5% en el 2004, la mayor ratio de los últimos ocho años. Los datos vienen de la publicación «The African Economic Outlook», del Centro de Desarrollo de la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo y el Banco Africano de Desarrollo.

Así como por unos precios de las materias primas más altos, el desarrollo económico se ha visto estimulado por una mayor estabilidad política en algunos países y una subida significativa en la ayuda oficial al desarrollo para África. La producción agrícola también se ha beneficiado del fin de la sequía del 2003, que golpeó Etiopía, Malawi y Rwanda.

El informe elogiaba «las política económica prudentes continuadas», pero apuntaba que África todavía es vulnerable ante los conflictos regionales. Las dos organizaciones también pedían una mayor condonación de la deuda, lucha contra la corrupción y apoyo a las pequeñas empresas.

No obstante, el mes anterior, un informe del FMI y del Banco Mundial afirmaba que África tendría que doblar su crecimiento económico, hasta cerca de un 7% al año, durante la próxima década si quiere lograr los objetivos de reducción de la pobreza fijados para el 2015. Según un artículo de Reuters del 12 de abril, el «Informe de Supervisión Global 2005» advertía que «bajo las actuales tendencias, el África sub-sahariana como región no logrará ninguna de la metas».

Alguna ayuda adicional está en camino, observaba
un reportaje de la BBC el pasado 24 de mayo. El canciller británico Gordon Brown anunció un acuerdo de los países de la Unión Europea para doblar la ayuda al desarrollo. Esto podría significar un extra de 14.000 millones de libras (26.000 millones de dólares) anuales en los próximos cinco años. Existen, sin embargo, dudas sobre el acuerdo, dado que la BBC observaba que Alemania, Italia y Portugal declaran que no tienen capacidad para afrontar el aumento.

Según la propuesta, los 15 estados miembros más ricos de la Unión Europea lograrán el objetivo de gastar en ayuda al menos el 0,51% de su riqueza nacional el año 2010. Los otros 10, los estados miembro europeos más pobres, que se sumaron a la Unión Europea el año pasado, acordaron aportar un 0,17%. Las naciones que todavía luchan por pagar sus deudas no hay duda que esperan que también se alcance un acuerdo en la cumbre de julio.

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ZENIT Staff

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