Sur de Sudán: sombras de una nueva guerra

Jartum ocupa Abyei y hay una nueva emergencia humanitaria

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ROMA, miércoles 1 de junio de 2011 (ZENIT.org).- Cuando faltan menos de dos meses para su nacimiento como estado independiente -programado para el 9 de julio- la sombra de un nuevo conflicto armado se extiende por el sur de Sudán. El gobierno del norte ha mandado, de hecho, el pasado 21 de mayo, sus tanques a Abyei y ha asumido el control de la capital de la disputada provincia que se encuentra a caballo entre el norte y el sur. El movimiento de Jartum ha provocado la protesta por parte de Juba y de la comunidad internacional, que teme un retorno a la guerra en una escala más amplia.

La tensión en la región de Abyei, que disfruta de un estatuto especial, aumentó hasta su grado máximo después de un asalto realizado el pasado 20 de mayo contra un convoy militar de soldados de Jartum escoltado por los cascos azules de la Misión de las Naciones Unidas en Sudán (UNMIS). El norte ha acusado al sur del ataque, tesis que no ha sido desmentida por fuentes diplomáticas occidentales. Según el New York Times (22 de mayo), en mayo fuerzas del sur han realizado, al menos, dos emboscadas a militares del norte, provocando decenas de víctimas.

Según el periódico, la respuesta del norte al último ataque parece haber sido “bien planeada”. Aviones de Jartum, que partieron de la base infame de El Obied, que ya jugó un papel clave en la larga guerra civil entre el Norte y el Sur, bombardearon, el viernes, puntos estratégicos en la ciudad y en los alrededores, preparando el camino para la llegada de tropas de tierra, que invadieron Abyei, la noche del día siguiente con decenas de tanques y miles de soldados.

Un segundo gesto de desafío lanzado por el gobierno del presidente sudanés Omar Hassan al-Bashir es un decreto que pone fin a la administración mixta que gestionaba Abyei, fruto del “Comprenhensive Peace Agreement” (CPA o Acuerdo General de Paz), firmado el pasado 9 de enero de 2005, en Nairobi, capital de Kenia, por el presidente sudanés y los rebeldes sudaneses del sur del Movimiento/Ejército Popular para la Liberación del Sudán (SPLA/M).

Mientras la situación sobre el terreno ha sido definida como “inestable y tensa” (The New York Times, 29 de mayo), por un portavoz de la ONU en Abyei, Kouider Zerrouk, lo sucedido confirma los que ya se sabía. Abyei es -como escribió Irene Panozzo, estudiosa de la Universidad de Durham- el “nervio descubierto” en la relación entre el norte y el sur, “una herida que nunca ha cicatrizado del todo” (La Repubblica.it, 28 de mayo).

En la región de Abyei, rica en petroleo pero también en agua, surgió, de hecho, un referéndum especial sobre la secesión del norte que tendría que haberse dado el pasado 9 de enero, paralelamente a la consulta popular organizada en el sur, que concluyó con la aplastante victoria (más del el 98’83% de los participantes) del “sí” a la creación de un Sur de Sudán independiente. Fueron los continuos desacuerdos entre Juba y Jartum sobre quien podía participar en la consulta local (¿sólo la tribu de los Dinka Ngok, étnicamente ligada al sur, o también los pastores “árabes” Misseriya, que llevan a pastar a sus ganados a los pastos del distrito?), los que provocaron la revocación del referéndum en Abyei,

La decisión del gobierno sudanés de tomar el control de Abyei suscita sospechas sobre las verdaderas intenciones del presidente al-Bashir, sobre el que todavía cuelga una orden de arresto emitida por el Tribunal Penal Internacional (ICC en acrónimo inglés) de La Haya, Holanda. Después de la invasión de Abyei, el hombre fuerte del norte, que había asegurado sólo hace pocos meses, a la comunidad internacional que respetaría el resultado del referéndum del pasado enero y aceptado la secesión del sur, declaró, de hecho, que -al menos por ahora- Jartum no tiene ninguna intención de retirarse. “Abyei es territorio del norte de Sudán”, afirmó al-Bashir (The Washington Post, 27 de mayo). Dado que los principales pozos petrolíferos sudaneses (casi el 80%) se concentran en el futuro Sur de Sudán, Jartum no quiere perder también los recursos naturales de Abyei, aunque la producción de crudo ha pasado su pico.

Mientras tanto, también ha sido claro, los pasados días, un exponente del gobierno del Sur de Sudán. “Sin Abyei, no hay diálogo sobre otras cuestiones: no perderemos el tiempo discutiendo la deuda externa, derechos de ciudadanía o propiedad del petróleo”, afirmó el ministro para la Cooperación regional, Deng Alor (Agencia MISNA, 27 de mayo). Más moderado ha sido el presidente del Sur, Salva Kiir Mayardit. Aunque ha dicho que la ocupación de Abyei por parte del Norte no es un incidente aislado y que forma parte de un escenario cuyo objetivo es crear la confusión, ha declarado sin embargo, que después de décadas de guerra civil, el Sur no quiere un nuevo conflicto. “No volveremos a la guerra, no sucederá”, dijo Kiir (The Vancouver Sun, 28 de mayo).

Como se temía, la nueva ola de violencia ha creado la enésima emergencia humanitaria en la zona. Según la Oficina de Coordinación para los Asuntos Humanitarios (OCHA en acrónimo inglés) de las Naciones Unidas, la ofensiva de Jartum ha hecho huir al menos a 40.000 personas. De las imágenes recogidas por el Satellite Sentinel Project (SSP), un proyecto de vigilancia vía satélite apoyado por algunas estrellas de Hollywood, entre los que está George Clooney – se deduce que un tercio de las estructuras civiles de la ciudad de Abyei han sido reducidas a cenizas. También un puente estratégico del sur d ella ciudad ha sido destruido. La ONG habla por lo demás de una verdadera y propia “limpieza étnica patrocinada por el Estado” (Agence France-Presse, 29 de mayo).

Según el administrador apostólico de Malakal (en el sur de Sudán), monseñor Roko Taban Mousa, la situación humanitaria d ellos desplazados es “cada vez más dramática”. “Estas personas estas privadas de asistencia, carecen alimentos y medicinas, también porque las tropas del norte de Sudán que han ocupado Abyei se han apropiado de las reservas alimentarias conservadas en la ciudad”, ha revelado el prelado a la agencia Fides (27 de mayo). “Además continúan las lluvias que castigan y favorecen, también por la presencia de mosquitos, los focos de enfermedades como la malaria y la diarrea”, añadió.

El reto que espera la nuevo país -el 54º del continente africano y el 193º del mundo- es ya enorme. Crucial para el Sur de Sudán,y definido por La Croix (1 de abril) como “una inmensa cantera”, será la contribución de la Iglesia católica y las distintas organizaciones no gubernamentales comprometidas con el territorio. Lo admitió el gobernador del estado de Equatoria Oriental, Louis Lobong Lojore. “Hoy, no se pude despreciar el apoyo de la Iglesia y de la comunidad internacional”, declaró al periódico francés. La diócesis de Torit (capital de dicho estado) espera poder dedicar 9 millones de dólares al desarrollo, este año. Más de 400 ONG están activas en el Sur de Sudán, una tierra – como recuerda La Croix – donde más de un niño sobre diez muere antes de los cinco años y una mujer sobre diez muere durante el parto o complicaciones relacionadas con él.

Por Paul De Maeyer. Traducción del italiano por Carmen Álvarez

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ZENIT Staff

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