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Bendiciones a parejas gays polarizan la Iglesia: radiografía de reacciones

La recepción del documento del Dicasterio para la Doctrina de la Fe muestra una división en la Iglesia: en unos lugares se acoge y en otros se ha contestado e incluso prohibido la aplicación

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(ZENIT Noticias / Roma, 20.12.2023).- Quienes cubrimos la información acerca de la Santa Sede tenemos un medio de comunicación interno. Un par de minutos antes de recibir el comunicado oficial de la Sala de Prensa Vaticana, en ese medio de comunicación, se nos adelantó que estaba por salir un comunicado extra. Ordinariamente los comunicados salen a las 12 del medio día así que si llegaba uno más era porque alguna importancia especial tendría. A las 2:15 de la tarde llegó el comunicado vía correo electrónico con el archivo de la “Declaración “Fiducia supplicans” sobre el sentido pastoral de las bendiciones”.

Que cinco minutos después los titulares redujeran el contenido de un documento de casi 11 páginas a un “Vaticano aprueba bendiciones para parejas homosexuales” se debía al extendido vicio de usar el buscador en el documento y luego poner palabras claves que giren en torno a temas controversiales.

El hecho de que a la prensa el documento nos hubiese tomado desprevenidos me llevó a suponer que la prensa no era la única destanteada: contacté a obispos de diferentes lugares geográficos: ellos tampoco estaban al tanto de que un documento de este tipo estuviese por publicarse. En otro periodo de la historia de la comunicación vaticana se informaba de estos documentos “polémicos” a las Conferencias Episcopales o directamente a los obispos de modo que estos tuviesen tiempo de prepararse para dar respuestas: no sólo a los medios locales, primero a su propio rebaño, sacerdotes incluidos.

En este contexto se entiende que los primeros pronunciamientos hayan tardado en salir y que poco a poco se vayan diversificando: y esa diversificación oscila entre la acogida y el rechazo.

Acogidas: los episcopados estadounidense y alemán los primeros en posicionarse

La Conferencia Episcopal estadounidense fue una de las primeras en emitir una declaración. El portavoz decía:

“La Declaración emitida hoy por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe (DDF) del Vaticano articuló una distinción entre bendiciones litúrgicas (sacramentales) y bendiciones pastorales, que pueden ser dadas a personas que desean la gracia amorosa de Dios en sus vidas. La enseñanza de la Iglesia sobre el matrimonio no ha cambiado, y esta declaración lo afirma, al mismo tiempo que se hace un esfuerzo por acompañar a las personas impartiendo bendiciones pastorales porque cada uno de nosotros necesita el amor sanador y la misericordia de Dios en nuestras vidas”.

 

 

Otra de las Conferencias Episcopales que más pronto emitió un comunicado fue la alemana. El presidente del episcopado alemán, Mons. Georg Bätzing, asumió la tarea de expresar cuanto sigue:

«Acojo con gran satisfacción este documento y agradezco la perspectiva pastoral que adopta. Fiducia supplicans explica que, en principio, es posible y lícito que el pastor ordenado responda a los deseos de las parejas que piden una bendición para su unión, aunque no vivan según las normas de la Iglesia en todos los aspectos. Esto significa que se puede dar la bendición a parejas que no pueden casarse por la Iglesia debido a un divorcio, por ejemplo, y a parejas del mismo sexo. La práctica de la Iglesia reconoce diversas formas de bendición. Es bueno que ahora se desentierre este tesoro para la diversidad de estilos de vida. El texto afirma que las bendiciones pueden considerarse «uno de los sacramentales más difundidos y en constante evolución». El Dicasterio para la Doctrina de la Fe subraya la clara distinción de la bendición sacramental en el contexto de la ceremonia nupcial eclesiástica e insiste en la necesidad de no difuminar esta diferencia en ningún caso. Por otra parte, sin embargo, el texto subraya el significado pastoral de una bendición que no puede negarse en respuesta a una petición personal.

El hecho de que este texto conceda una gran importancia a la distinción precisa entre la bendición y el matrimonio sacramental, así como a la enseñanza dogmática asociada sobre el matrimonio, está sin duda en consonancia con la responsabilidad cuidadosamente ejercida por el dicasterio en relación con la doctrina de la fe. Según la doctrina católica, el matrimonio, unión permanente e indisoluble entre un hombre y una mujer abierta a la descendencia, es un sacramento que los cónyuges se confieren mutuamente y que se sella con la bendición de la Iglesia.

La petición de los esposos de una bendición para sí mismos y para su camino juntos corresponde a una petición de bendición que está anclada de muchas maneras en las tradiciones de la piedad popular católica y se refiere a todos aquellos ámbitos de la vida que las personas consideran particularmente importantes para ellas. Pedir una bendición es un gesto de humildad hacia Dios en el que las personas expresan que se confían a la bondad de Dios. En la bendición se promete el amor de Dios como refuerzo en el camino de la vida. La declaración afirma que las mismas condiciones morales que se exigen para la recepción de los sacramentos no necesitan ni pueden exigirse para dar una simple bendición.

La declaración Fiducia supplicans aborda las cuestiones que se han puesto de manifiesto en el pasado reciente en torno a los temas de las peticiones de bendición y las bendiciones desde una perspectiva pastoral y en un lenguaje teológicamente moderado y sin agitaciones. La declaración aplica categorías y términos teológicos de manera responsable. Traza una línea clara entre la fidelidad inquebrantable a las enseñanzas de la Iglesia y las exigencias pastorales de una práctica eclesial que quiere estar cerca de las personas. Se describe aquí un margen de maniobra pastoral que aclara la práctica eclesial responsable.

Se subraya expresamente al final de la declaración: «El marco aquí expuesto es lo suficientemente claro como para dar a los ministros ordenados la necesaria seguridad de actuación».

La Conferencia Episcopal Suizo emitió un comunicado en el que decían que “La decisión del Vaticano de autorizar la bendición de parejas del mismo sexo “corresponde al deseo de los obispos suizos de una Iglesia abierta (…)”. Los obispos canadienses emitieron una declaración del presidente, mons. William McGrattan:

«El 18 de diciembre de 2023, el Dicasterio para la Doctrina de la Fe publicó la Declaración Fiducia Supplicans, que responde a las preguntas que se habían planteado sobre la posibilidad de ofrecer bendiciones a las personas que viven en uniones irregulares, incluidas las relaciones entre personas del mismo sexo. Al tiempo que afirma explícitamente la concepción tradicional del matrimonio de la Iglesia, la Fiducia Supplicans permite a los párrocos bendecir a las personas que lo soliciten libremente, buscando la ayuda divina para vivir en fidelidad a la voluntad de Dios. La Declaración aclara que tales bendiciones deben dirigirse a las personas mismas y no a su situación, y que deben ser solicitadas espontáneamente y no son acciones rituales o litúrgicas.

El principio rector de la Declaración es el hecho de que la misma petición de una bendición representa una apertura a la misericordia de Dios y puede ser ocasión de una mayor confianza en Dios».

 

 

La Iglesia católica del segundo país con el mayor número de católicos del mundo, México, publicó también un comunicado en el que decía:

La reciente «Declaración Fiducia Supplicans» del 18 de diciembre de 2023 de la misma Congregación, ahora Dicasterio, afirma con toda claridad que: «son inadmisibles ritos y oraciones que puedan crear confusión entre lo que es constitutivo del matrimonio, como «unión exclusiva, estable e indisoluble entre un varón y una mujer, naturalmente abierta a engendrar hijos», y lo que lo contradice. Esta convicción está fundada sobre la perenne doctrina católica del matrimonio. Solo en este contexto las relaciones sexuales encuentran su sentido natural, adecuado y plenamente humano. La doctrina de la Iglesia sobre este punto se mantiene firme.

Sin embargo, la reciente Declaración, teniendo en cuenta la rica tradición pastoral de la Iglesia, señala que se pueden impartir bendiciones informales, no ritualizadas litúrgicamente, en infinidad de situaciones de las distintas realidades humanas, como signo de nuestra alabanza y gratitud a Dios y como apertura a su gracia y misericordia, de tal forma que, la bendición que pueden pedir personas en situaciones irregulares, la Iglesia la otorga como un gesto de cercanía y acompañamiento para ayudarles a «madurar y crecer en la fidelidad al mensaje del Evangelio, liberarse de sus imperfecciones y fragilidades y expresarse en la dimensión siempre más grande del amor divino».

Por tanto, si bien no se pueden bendecir ritualmente uniones que contradigan la doctrina sobre el matrimonio, sí se pueden ofrecer oraciones no litúrgicas a quienes las soliciten con espíritu de fe y apertura, sin ánimo de legitimar situaciones irregulares, sino como expresión de la misericordia pastoral de Cristo y de la Iglesia hacia toda persona.

Expresamos como episcopado mexicano, nuestra comunión con el Santo Padre siguiendo sus orientaciones para favorecer la caridad pastoral en el anuncio del Evangelio y exhortamos, tanto a los sacerdotes y agentes de pastoral como a los fieles en general, a no generar confusión ni desvirtuar el sentido pastoral de lo que pide el Papa Francisco, es decir, una actitud de acogida, cercanía y discernimiento ante quienes soliciten una bendición, guiándoles con delicadeza, firmeza y claridad en su camino para cumplir la voluntad de Dios en sus vidas.

Otra de las iglesias más numerosas del planeta, la católica en Filipinas, emitió una comunicación firmada por el portavoz en la que se destacaba:

El documento habla por sí mismo y, por tanto, no requiere demasiadas explicaciones. De hecho, en el párrafo 41, dice: «Lo que se ha dicho en esta Declaración sobre las bendiciones de parejas del mismo sexo es suficiente para orientar el discernimiento prudente y paterno de los ministros ordenados a este respecto. Por lo tanto, más allá de la orientación proporcionada anteriormente, no deben esperarse más respuestas sobre posibles formas de regular los detalles o aspectos prácticos relativos a las bendiciones de este tipo.»

El documento tiene una introducción donde el Prefecto de dicho dicasterio, el Cardenal Víctor Manuel Fernández señala que «esta declaración se mantiene firme en la doctrina tradicional de la Iglesia sobre el matrimonio, no permitiendo ningún tipo de rito litúrgico o bendición similar a un rito litúrgico que pueda crear confusión.» Lo que el Cardenal Fernández considera como valor único de este documento es que «…ofrece una aportación específica e innovadora al significado pastoral de las bendiciones, permitiendo ampliar y enriquecer la comprensión clásica de las bendiciones…»

 

 

Rechazo: desde la puesta en duda del documento hasta la prohibición de lo que el documento dice

Sin embargo, no todos los episcopados han reaccionado del mismo modo. En Dinamarca el obispo de Copenhague, monseñor Czesław Kozon, manifestó su desacuerdo con el fondo y la forma con que el documento del Dicasterio para la Doctrina de la Fe será recibido. En el país vecino, el obispo de Haarlem-Amsterdam, mons. Jan Hendricks, prefirió restar importancia a la Declaración y decir que en enero le pregunten.

Pero otras conferencias episcopales y arquidiócesis no han dudado en ser frontales y contestar la Declaración de Doctrina de la Fe: la Conferencia Episcopal de Malawi determinó que en el país no están permitidas las bendiciones de todo tipo, ni las uniones homosexuales de cualquier naturaleza. La Conferencia Episcopal de Kenia denunció la confusión entre el pueblo de Dios y aclararon que en Kenia sí tienen claro que es una familia y un matrimonio. Otra Conferencia Episcopal, la de Zambia, puso en discusión la necesidad de implementar el documento y dijo que lo que se necesitaba era discutirlo. Precisó:

“Para evitar cualquier confusión y ambigüedad pastoral, así como para no violar la ley de nuestro país que prohíbe las uniones y actividades entre personas del mismo sexo, y mientras escuchamos nuestra herencia cultural que no acepta relaciones entre personas del mismo sexo, la Conferencia orienta que la Declaración de el Dicasterio para la Doctrina de la Fe de Diciembre 18 de 2023 referente a la bendición de las parejas del mismo sexo debe tomarse como para una mayor reflexión y no para su implementación en Zambia”.

Finalmente, “la Conferencia de Obispos Católicos de Nigeria asegura a todo el Pueblo de Dios que la enseñanza de la Iglesia Católica sobre el matrimonio sigue siendo la misma. No Hay, por tanto, posibilidad en la Iglesia de bendecir las uniones y actividades entre personas del mismo sexo. Eso iría en contra de la ley de Dios, las enseñanzas de la Iglesia, las leyes de nuestra nación y las sensibilidades culturales de nuestro pueblo. La Conferencia de Obispos Católicos de Nigeria agradece a todos los Sacerdotes por su acompañamiento a los matrimonios, pidiéndoles que continúen en todo lo que hacen para sostener el sacramento del santo matrimonio y nunca hagan nada que pueda restarle santidad a este sacramento”.

En Europa, al Conferencia Episcopal Ucraniana dijo que la Declaración plantea un “peligro debido a su formulación ambigua que provoca interpretaciones divergentes entre los fieles”.

La contestación más dura ha venido desde Kazajstán, donde tanto el arzobispo titular de Astana, Tomash Peta, como el auxiliar, Athanasius Schneider, afirman que el Documento del Dicasterio para la Doctrina de la Fe contradice “la revelación divina y la doctrina y práctica ininterrumpida de dos mil años” de la Iglesia Católica. Más aún, prohíben “a los sacerdotes y fieles de la Arquidiócesis de Santa María de Astana aceptar o realizar cualquier forma de bendición de cualquier tipo a parejas irregulares y parejas del mismo sexo”. Destaca un pasaje del comunicado: uno donde se corrige al Papa:

“Con un amor fraternal sincero, y con el debido respeto, nos dirigimos al Papa Francisco, quien, al permitir la bendición de las parejas en una situación irregular y las parejas del mismo sexo, “no camina rectamente de acuerdo con la verdad del Evangelio” (ver Gal. 2:14), para tomar prestadas las palabras con las que San Pablo el Apóstol amonestó públicamente al primer Papa en Antioquía. Por lo tanto, en el espíritu de la colegialidad episcopal, le pedimos al Papa Francisco que revoque el permiso para bendecir a las parejas en situación irregular y a las parejas del mismo sexo, para que la Iglesia Católica pueda brillar claramente como el “pilar y fundamento de la verdad” (1 Tim 3:15) para todos aquellos que buscan sinceramente conocer la voluntad de Dios y, al cumplirla, alcanzar la vida eterna”.

 

 

La contestación es más abierta en las redes sociales donde entre el 18 y el 20 de diciembre el tema ha sido tendencia. Hay obispos y multitud de sacerdotes que a título personal han contestado al Romano Pontífice (mientras que en número menor también hay quiénes le defienden). En algunas diócesis americanas se avecina una avalancha de implementaciones del documento de Doctrina de la Fe según la sensibilidad de cada pastor: CNA recogía que

“En la Diócesis de Crookston, Minnesota, el obispo Andrew Cozzens enfatizó la reafirmación de la doctrina católica que define el matrimonio como entre un hombre y una mujer, la cual dijo “está arraigada en el Evangelio que hemos recibido de Jesucristo” y, por lo tanto, “ es inmutable”. Cozzens señaló que Cristo responde a los pecadores que le abren sus corazones “con misericordia e invitándolos a un arrepentimiento y un discipulado más profundos”, pero también señaló que Cristo los llama al “arrepentimiento y la conversión”.

El cardenal Seán O’Malley de la Arquidiócesis de Boston señaló de manera similar en una declaración que los sacerdotes deben tener cuidado de garantizar que cualquier bendición pastoral no se parezca a un acto litúrgico, señalando que las enseñanzas de la Iglesia sobre el matrimonio no han cambiado y que el documento del Vaticano enseña que » todos los católicos, incluidos aquellos cuyas uniones no son reconocidas por la Iglesia, son igualmente necesitados de la gracia y el amor de Dios”.

«El documento… ofrece un tipo de bendición que se puede conferir a cualquiera que invoque la ayuda y la misericordia de Dios en sus vidas», dijo O’Malley, según el Boston Pilot. “Es la Iglesia extendiendo una mano de afecto a todos los católicos con la esperanza de que estos simples gestos proporcionen un medio eficaz para aumentar la confianza en Dios por parte de las personas que buscan dejarse guiar por una mayor comprensión del plan de amor de Dios. y la verdad.»

La Diócesis de Green Bay, Wisconsin, emitió una declaración que también enfatizó la inmutable doctrina católica de que el matrimonio es entre un hombre y una mujer.

«La enseñanza de la Iglesia sobre el matrimonio no ha cambiado, y esta declaración afirma que, al mismo tiempo que se hace un esfuerzo por acompañar a las personas impartiendo bendiciones pastorales, porque cada uno de nosotros necesita el amor sanador y la misericordia de Dios en nuestras vidas», se lee en el comunicado, según a WBAY.

Algunos medios destacan el conflicto que ahora se suscita en las diócesis donde los sacerdotes van por una dirección y los obispos por otra (caso Ullmann, caso de Austria, por ejemplo).

Desde un punto de vista exclusivamente comunicativo parece justa la cuestión: ¿se pudo preparar la acogida de un documento de esta naturaleza? Porque las reacciones parecen reclamar una respuesta.

 

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Jorge Enrique Mújica

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