Derechos contra Religión

No hay tolerancia para el cristianismo

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Por el padre John Flynn, L. C.

ROMA, domingo 20 de febrero de 2011 (ZENIT.org).- Durante muchos años los grupos homosexuales han abogado por la tolerancia y por la eliminación de las leyes que consideraban discriminatorias. Ahora que, en gran medida, han ganado su batalla, su entusiasmo por la tolerancia ha desaparecido.

Los cristianos, que por razones de conciencia sienten que no pueden estar a favor del comportamiento homosexual, sufren cada vez más presiones. El último caso en Gran Bretaña implicó a un médico cristiano, Hans-Christian Raabe.

Hace menos de un mes fue nombrado para el Consejo Asesor sobre Consumo de Drogas, informaba el 7 de febrero la BBC. Acaba de ser despedido de su cargo como asesor del gobierno tras saberse que había escrito un artículo relacionando la homosexualidad con la pedofilia.

Fue coautor de una estudio titulado “Matrimonio Gay y Homosexualidad: Comentarios Médicos en Febrero de 2005”. El artículo afirmaba que, aunque la mayoría de los homosexuales no están implicados en la pedofilia, hay un número desproporcionadamente grande de homosexuales entre los pederastas.

“Mi nombramiento fue revocado simplemente como resultado de mis puntos de vista sobre temas sin relación alguna con la política antidroga”, se quejaba Raabe en unos comentarios publicados el mismo día por el periódico Daily Mail.

Comentando el empuje para imponer que se acepte la homosexualidad, en una columna del 24 de enero, la periodista del Daily Mail, Melanie Phillips, lamentaba: “Lo que una vez fue un intento de eliminar actitudes desagradables hacia una pequeña minoría sexual se ha convertido ahora en una especie de fanatismo en sentido contrario”.

Phillips hacía una crónica de algunos casos en los que los cristianos eran tratados de modo injusto por sus puntos de vista sobre la homosexualidad. Su alarma ante esta tendencia no dejaba de tener causa, como revelaron las reacciones que provocó.

Intolerancia

Según un reportaje del 1 de febrero del Christian Institute, tras la publicación de su columna, Phillips recibió un “flujo vicioso de odio”, que incluía llamamientos a que fuera asesinada. Phillips comentaba que el lobby homosexual está esparciendo con abundancia el mismo odio e intolerancia de que acusan a otros.

“Lo que de verdad me alarma, y la razón por la que me he centrado en los peligros de estas diversas agendas de derechos, es que estás socavando los valores de bases que sostienen nuestra sociedad libre, tolerante y liberal”, añadía Phillips.

Pocos antes de este episodio, Peter y Hazelmary Bull fueron multados por negarse a que una pareja de mismo sexo reservara una habitación en su hotel de Cornualles en septiembre de 2008.

El juez Rutherford del Tribunal del Condado de Bristol concedió una indemnización de 1.800 libras a cada uno, afirmaba un reportaje de la BBC del 18 de enero. Los dos tenían una relación civil, pero los Bull, citando sus creencias cristianas, tenían como política dejar las habitaciones dobles a las parejas que estuvieran casadas.

“Nuestra política de camas dobles se basa en nuestras creencias sinceras sobre el matrimonio, sin hostilidad hacia nadie”, comentaba Mrs. Bull tras el juicio.

Mike Judge, del Christian Institute, que financió la defensa de los Bull, declaró a la BBC que: “Esta sentencia aporta más evidencias de que las leyes de igualdad están siendo usadas como espada en vez de como escudo”.

“El derecho a tener unas creencias religiosas, y a actuar de acuerdo con la propia fe, se coloca en contra del derecho a no ser ofendido – y pierde”, observaba un editorial del 18 de enero del periódico Telegraph.

El editorial sostenía que actualmente hay un insano desequilibrio entre la libertad de los creyentes y aquellos que se consideran discriminados.

Adopción

Otro ejemplo de este desequilibrio lo ha sufrido una pediatra cristiana que perdía una demanda por discriminación religiosa tras su despido de un organismo de adopciones por sostener que no deberían darse niños a parejas homosexuales.

Sheila Matthews perdió su puesto en el Consejo del Condado de Northamptonshire cuando pidió abstenerse de votar en casos que implicaran a parejas homosexuales, informaba el 16 de noviembre el periódico Independent.

El juez laboral de la región, John MacMillan, afirmó que el tema “trasciende las fronteras de todas las religiones”. También dictaminó que Mathews debía pagas las costas de ambas partes.

El artículo informaba que Mathews en su testimonio decía: “Como cristiana, mi fe me lleva a creer que el matrimonio entre un hombre y una mujer en una relación sexual fiel y monógama es el ambiente más apropiado para la educación de los niños”.

Explicó que había comenzado a investigar el tema en el 2004 y había encontrado investigaciones con evidencias de que a los niños en parejas homosexuales no les iba tan bien como a los de parejas heterosexuales. Según el juez, su postura se basaba menos en bases científicas que en religiosas, por lo que su demanda fue rechazada.

En Canadá, el Tribunal de Apelación de Saskatchewan sentenciaba que los comisionados para el matrimonio de la provincia no podían optar por negarse a realizar las ceremonias de parejas del mismo sexo, informaba el 11 de enero el National Post.

Los cinco miembros del tribunal rechazaron unánimemente ambas leyes propuestas por el gobierno. Una proponía que se permitiera a todos los comisionados matrimoniales que rechazaran llevar a cabo ceremonias de matrimonio civiles que fueran contrarias a sus creencias religiosas. La otra habría concedido esta exención sólo a aquellos comisionados que estuvieran en el cargo cuando se legalizó el matrimonio del mismo sexo en noviembre de 2004.

Derecho a una opinión

Sin embargo, no son sólo los cristianos los únicos que tienen problemas por sus puntos de vista de la homosexualidad. Un caso notable ha sido el de un foro australiano vía web, On Line Opinion.

Graham Young, el redactor, explicaba la situación en un post el 7 de febrero. Durante 11 años la página ha sido una plataforma abierta a las ideas, decía.

El futuro de la página se ve ahora amenazado por una campaña contra quienes se publicitan en ella, que suman cerca de la mitad del dinero necesario para mantenerla. Esto ha ocurrido tras la publicación de un artículo de Bill Muehlenberg, oponiéndose al matrimonio entre personas del mismo sexo.

Young decía que había decidido publicar una serie de artículos, desde diversos puntos de vista, sobre el tema del matrimonio del mismo sexo, acogiendo las peticiones de que se debatiera el tema en el parlamento federal. El artículo de Muehlenberg estaba bien fundamentado en investigaciones y redactado en un lenguaje bastante neutral, decía.

Y añadía que si alguien no estaba de acuerdo con las opiniones del artículo, la forma de responder era contribuyendo con sus propias opiniones en vez de suprimir cualquier idea contraria.

El artículo de Muehlenberg se publicó en diciembre. Tras la campaña de los activistas homosexuales, algunas empresas dejaron de poner anuncios en la página y los ingresos de publicidad cayeron prácticamente a cero, afirmaba Young.

Christopher Pearson comentaba la situación en un artículo el 5 de febrero en el periódico Australian. Se puso en contacto con las empresas implicadas y una de las respuestas que recibió fue del banco ANZ.

“La retirada de nuestra publicidad no debería considerarse una violación de la libertad de expresión; simplemente hemos elegido no publicitar blogs que no estén en la línea de nuestros valores organizativos”, le dijeron.

“¡Oh, valiente mundo nuevo! Cualquier cosa menos ser acusado de que el matrimonio gay no est
á en la línea de los valores organizativos de ANZ”, comentaba Pearson.

Odio

Los activistas homosexuales acusan a los cristianos, y a otros, que no están de acuerdo con ellos, de odiarles. Esto a pesar de las repetidas explicaciones de que no es a las personas a quienes se oponen, sino sólo a su conducta sexual.

De hecho, el Catecismo de la Iglesia Católica indica claramente que “el odio voluntario es contrario a la caridad” (No. 2303).

Al tratar la homosexualidad el Catecismo señala que las personas con tendencias homosexuales “deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza” (No. 2358). No obstante, la Iglesia católica, junto a otros muchos cristianos no acepta la práctica del comportamiento homosexual.

Cada vez más, los derechos de los homosexuales se enfrentan al derecho a llevar a cabo lo que los creyentes se sienten llamados a hacer. Para que haya de verdad libertad religiosa es necesario permitir que las personas actúen de acuerdo a su conciencia.

[Traducción del inglés por Justo Amado]

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ZENIT Staff

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