Embajador ante el Vaticano: Colombia no olvidará a Juan Pablo II

Habla César Mauricio Velásquez

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ROMA, lunes 18 de abril de 2011 (ZENIT.org).- Juan Pablo II dejó una huella imborrable en Colombia que el país está recordando con motivo de la beatificación de ese papa, fecha que coincide con los 25 años de la visita que Karol Wojtyla realizó a esa nación.

Entre los impulsores de las celebraciones de este simbólico aniversario destaca el embajador de Colombia ante la Santa Sede, César Mauricio Velásquez, promotor del primer Foro convocado en Bogotá en honor del inminente beato, inaugurado por el presidente de Colombia Juan Manuel Santos, el 3 de marzo.

La idea que ha perseguido con esta iniciativa el representante colombiano ante el Vaticano es la de promover el mensaje que dejó el papa polaco a todas las personas de buena voluntad.

«El mes pasado visité la mayoría de los lugares donde él estuvo –explica a ZENIT–. Me reuní con alcaldes, gobernadores, obispos, rectores de universidades y colegios para revivir su figura. El cariño por el papa es inmenso. En diferentes partes del país se van a inaugurar obras públicas, escuelas, iglesias y parques en su honor».

El embajador colabora en la realización del documental y diferentes publicaciones que serán presentadas en Colombia y Roma antes de julio, recogidos en la web www.encuentroconelpapa.com, iniciativa que recoge toda la información sobre Juan Pablo II y su huella en Colombia.

Una visita ensangrentada

«Recuerdo que el Papa llegó a Colombia en medio de muchas dificultades y dolores –evoca César Mauricio Velásquez–. La toma del Palacio de Justicia, la tragedia de Armero, las guerrillas matando en cada esquina y el narcotráfico en expansión. El Papa fue muy duro y claro en sus pronunciamientos contra las drogas, la corrupción y la violencia».

El alma de Colombia sangraba todavía por la erupción del volcán Nevado del Ruiz, el 13 de noviembre de 1985, en el departamento del Tolima. El pueblo de Armero, ubicado a poco menos de 50 kilómetros del volcán, perdió a más de 20.000 de sus 29.000 habitantes. Las víctimas en otros pueblos, particularmente en la localidad de Chinchiná, aumentaron la cifra de muertos a 23.000.

«Recuerdo el dolor ante la muerte de tantas personas y el acompañamiento a los familiares de las víctimas. Sin duda la imagen del Papa en nuestro país es el momento de oración profunda ante esa cruz inmensa de concreto en Armero», recuerda el embajador. 

Juan Pablo II, hombre de Dios

Y es que Juan Pablo II era «un Papa que sabía querer a todos –explica–. Un amigo exigente y comprensivo. Un intelectual importante del siglo XX, estudioso y profundo. Un hombre de Dios que pasaba muchas horas en oración. Era un enamorado de la vida». 

«Vivió en grado heroico las virtudes humanas –sigue evocando–. Sincero, leal, laborioso, responsable, piadoso, caritativo».

En particular, el diplomático cita una escena que le impactó particularmente en ese pontificado: «en un viaje a Brasil, ingresó a una casa muy pobre de São Paulo y las personas que estaban allí, algunos niños, le pidieron ayuda material, él después de orar, se desprendió de su anillo pontificio, lo único que llevaba de valor, y lo dejó en manos de la madre de aquellos niños».

La beatificación

Por lo que se refiere a los preparativos de la beatificación en Roma, el diplomático explica que «desde el punto de vista civil es un evento de interés general, el gran evento del año en esta ciudad que supone servicios públicos extraordinarios, desde operación aérea adicional hasta programación extraordinaria de los medios de comunicación».

«Y desde el punto de vista espiritual es un momento de gozo y fervor general , como cuando un deportista gana la medalla de oro en la competición más exigente de la vida», sigue diciendo.

La fecha, considera, «ha sido en un buen momento para la Iglesia. Es el día de San José obrero, el día del trabajo. El domingo de la Divina Misericordia, una devoción especial que tuvo Juan Pablo II».

El día anterior, el 30 de abril, la embajada de Colombia invita a una vigilia de oración y misa con el Cardenal Darío Castrillón en el Vaticano, en la iglesia de Santa Ana.

«A esta ceremonia asistirá la Ministra de Relaciones Exteriores quien encabezará la delegación de Colombia. Luego el 2 de mayo presentaremos en estreno el documental de Juan Pablo II y su huella en nuestro país, un importante documento histórico que debemos recordar para vivir», informa Velásquez.

«Nos enseñó con su vida que se ama más y mejor cuando se ha sufrido más –subraya–. Luego de vivir y sufrir los dos totalitarismos, el comunismo y el nazismo, aprendió y nos enseñó que el ser humano es digno porque es hijo de Dios, que la vida comienza en la concepción y termina con la muerte natural y que la familia es hombre, mujer e hijos».

El papa de los records… y de oración

«Es verdad que ha sido el papa de los grandes records, pero me impresiona que ha sido uno de los papas que más ha pasado horas y horas en oración delante del Sagrario. De allí sacaba todas las fuerzas, así como de la Misa que celebrara todos los días».

«En Cali, por ejemplo, lo vieron a la una de la mañana en el capilla del Seminario recogido en oración, así estuvo hasta las dos de la mañana, mientras todos descansaban en medio de largas jornadas».

El embajador concluye: «Quienes tuvimos la fortuna de conocer a Juan Pablo II, tenemos ahora el gustoso deber de darlo a conocer en todos los ambientes. Fue un Papa que supo querer, un amigo exigente y comprensivo, uno de los intelectuales más importantes del siglo XX, un hombre de Dios. Un visionario que empleo nuevas formas de comunicación para llevar la esencia del Evangelio y la doctrina cristiana. Pasará a la historia como el gran defensor de la vida humana y de su dignidad».

Más información en www.encuentroconelpapa.com

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ZENIT Staff

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