Escándalos de sacerdotes: Síntoma de una cultura que ha trastocado el sexo

Habla el padre Cencini, formador y asesor de Congregaciones religiosas

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ROMA, 26 mayo 2002 (ZENIT.org).- La causa profunda de los escándalos de sacerdotes que han abusado de menores hay que buscarla en la banalización de la sexualidad propia de nuestra cultura que ha penetrado incluso en hombres de Iglesia, afirma un exponente de la vida religiosa.

El padre Amedeo Cencini, religioso de los Hijos de la Caridad, psicólogo y formador de jóvenes religiosos, presentó este análisis el sábado al intervenir ante la Asociación Miembros Curias Generales (AMCG) de las congregaciones religiosas reunida en Roma.

«El verdadero problema», explicó, está en la «desvalorización de la sexualidad, separada cada vez más del amor, que expresa un sentido de libertad mal entendido, separado a su vez de la responsabilidad», afirmó.

El padre Cencini presentó su ponencia, de la que ofrece amplios extractos la página web Vidimus Dominum sobre el tema «Rasgos de Jesús que fascinan a los jóvenes de hoy» al hacer un balance del Congreso Vocacional Norteamericano que se celebró en Montreal (Canadá) del 18 al 21 de abril.

En este acontecimiento decisivo para la Iglesia en Estados Unidos y Canadá, el religioso italiano participó como experto enviado por la Congregación vaticana para la Educación Católica.

Un problema de fondo
El padre Cencini explicó que nos encontramos ante un problema que no sólo afecta a la Iglesia, «pues los mismos fenómenos se constatan, y hasta en proporciones mayores, en otras categorías, sin olvidar que la mayor parte de los abusos sexuales tiene lugar en el ámbito familiar».

«Una sociedad como ésta, en la que no existe una expresión inteligente y ordenada de la sexualidad, orientada por el amor y hacia el amor y dirigida con responsabilidad («haz sexo con quien quieras, como quieras y cuando quieras «), crea problemas serios a quien quiere vivir un proyecto de vida célibe», constató.

«Está claro –reconoció– que en este contexto ha llegado a ser más difícil ser vírgenes por el Reino de los cielos. Pero esto no significa que haya perdido su sentido o que tenga menos sentido».

Una constatación norteamericana
A continuación, profundizó en rasgos más específicos de la cultura norteamericana, que «desde hace tiempo» ha asumido «una actitud muy favorable frente a la condición homosexual, como algo totalmente normal».

«Es evidente que esa mentalidad ha penetrado sutilmente también en la comunidad creyente –afirmó–, e incluso en los seminarios, hasta el punto de determinar una actitud posibilista, incluso en los criterios para la admisión a las órdenes».

«No discuto por ahora sobre la licitud de tal actitud –aclaró–, pero es totalmente natural que esta mentalidad haya sido asumida también, quizás inconsciente o implícitamente, por el individuo que tiene este tipo de problemas (considerados cada vez menos como tales), determinando a su vez el que se haya prestado menos atención a ellos, provocando una falta de capacidad de control».

«Los casos de homosexualidad que han explotado ahora de manera tan inquietante están necesariamente relacionados con este fenómeno cultural, social y eclesial», concluyó.

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ZENIT Staff

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