Noviazgo: ¿seguros? Ideas para acertar

Un capellán universitario se aventura en un libro sobre el tema

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BARCELONA, domingo 11 de abril de 2010 (ZENIT.org). – Tienen 80 años. Algunos 16. Y todos se han enamorado y han emprendido un noviazgo. El libro del sacerdote Rafael Hernández Urigüen recoge sus experiencias y saca conclusiones acerca del amor, el enamoramiento, la fidelidad y el «para siempre».

En menos de un año se ha agotado la primera edición del volumen, que lleva por título «Noviazgo: ¿seguros? Ideas para acertar», de la editorial Eunsa.

La obra de este profesor y capellán universitario surge como fruto de los seminarios mantenidos con jóvenes en el instituto universitario en el que trabaja ISSA. (http://www.issa.edu).

El autor explica a ZENIT que la obra ofrece «pistas prácticas para entablar un nuevo diálogo que evite los graves problemas que se están detectando desde hace años en los matrimonios».

Desde el flechazo hasta el compromiso, el itinerario de la obra transcurre deteniéndose en breves apuntes de «caracterología práctica y la antropología profunda del genio femenino», hasta la explicación de «la castidad fundamentada en una antropología cristiana inteligible y bien divulgada».

Como escribe en su prólogo el catedrático de psiquiatría, Enrique Rojas: «Me parece de una gran pedagogía lo que ha realizado el autor de este libro, jóvenes de distintas edades y estirpes hablan, comentan, dicen, subrayan, muestran acuerdos y ofrecen desacuerdos sobre todo este gran tema que es el mundo del amor. Cuando el amor llega puede ser ciego, pero cuando se va es muy lúcido. De ahí la importancia de acertar en la elección y éste me parece un asunto central».

El doctor Hernández Urigüen ha recibido consultas muy dispares desde primera aparición del libro en verano de 2008.

Un señor de 80 años preguntaba a través del correo electrónico dónde podía adquirir el libro, ya que en 50 años de casado enamoradísimo de su mujer, jamás terminaba de comprenderla. Adquirió el libro y volvió a escribir al autor narrando una larga historia en la que manifestaba sus sospechas de que su esposa le era infiel.

El doctor Hernández Urigüen continuó aquel diálogo con el anciano hasta que descubrió que podía padecer alguna patología mental y decidió remitirlo a un psiquiatra. Efectivamente padecía celos patológicos y con la terapia médica, algunos consejos de crecimiento en su vida cristiana y lo que había leído en el libro sobre lo que esperan las mujeres de los hombres está viviendo una nueva etapa renovada en el afecto y comunicación con su esposa.

Una chica joven manifestaba que después de leer el libro y lo que en él se afirma acerca de la necesidad del respeto, sinceridad y horizonte de compromiso, había decidido romper con su novio, muy parecido a un personaje reflejado en la obra bajo el nombre de «Marcos» (romántico, pero inmaduro y constantemente infiel).

Tres meses antes de casarse, puesta la fecha de bodas, unos novios acudieron al autor porque estaban replanteándose dejarlo por las dudas que les suscitaba su disparidad de caracteres. Leyeron el libro primero por separado y después juntos supieron comentar sus diferencias y decidieron mejorar sus caracteres rectificando aquellos detalles que los separaban. Al final se casaron y siguen muy felices.

Un obispo escribía al autor interesándose por el libro, porque en su afán por formar bien a los futuros matrimonios estaba convencido de que no son suficientes los cursos prematrimoniales y convenía establecer una «escuela de novios». Según dijo, contaba con el libro como bibliografía fundamental y encargó muchos ejemplares.

Las escuelas de padres y madres también están incorporando el libro, y comienza a ser referencia frecuente en los cursos de orientación familiar.

El diálogo intergeneracional surge también a partir de la compra del libro. Unos padres quieren regalárselo a su hija o a su hijo. Lo leen antes y se dan cuenta de que había asuntos de su comunicación matrimonial que no habían tratado nunca. De hecho, el libro recopila abundantes historias que los jóvenes narran en las que aparecen los logros o fracasos de sus padres o parientes en el amor humano.

En el libro se insiste en la importancia que tiene el período de novios para conocerse en un clima de «respeto, sinceridad y horizonte de compromiso». Así aparece una frase que casi suena a slogan: «Más vale un trauma en el noviazgo –romper antes si no marcha bien– que un matrimonio traumático».

Más que preguntarse: ¿cómo sé que esto va a ser para siempre?, el autor propone una cuestión más audaz: ¿Cómo debo comportarme -cómo debemos comportarnos- para que esto sea para siempre? Es otra versión de aquel viejo refrán: «Nos casamos para querernos». Sin duda el enamoramiento, y el amor está al comienzo, pero hay que «querer querer».

Presenta también el caso de la señora Merche que afirma no haberse enamorado de su marido (con el que fue extremadamente feliz) hasta un año después de comenzar a salir. A partir de ese momento siempre estuvo enamorada, y ahora que es viuda, continúa enamorada de él y como cristiana habla en su oración continuando los diálogos que tuvieron en la tierra.

Un factor muy importante según el autor es «la fe y la gracia del sacramento que los cristianos vemos como ayudas eficaces en el cultivo de la fidelidad, la ternura, y la renovación del amor, también dando y recibiendo el inestimable regalo del perdón».

El libro recuerda «el papel fundamental de los sentimientos que conviene armonizar dejando que la razón, la voluntad y la prudencia analicen las situaciones y cada persona sepa discernir si está ‘ciega’ o la inclinación y el ‘feeling’ que siente por quien le enamora tiene fundamento, y sobre todo futuro».

Para facilitar las consultas, el doctor Hernández Urigüen ha abierto un blog libre: http://noviazgosegurosideasparaacertar.blogspot.com

Por Miriam Díez i Bosch

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ZENIT Staff

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