Nunciatura Apostólica en Iraq: “destrucción de vidas humanas” sin fin

Es necesaria mayor presión por parte de la opinión pública mundial

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BAGDAD, jueves 25 de febrero de 2010 (ZENIT.org).- “La larga lista de homicidios parece que en Iraq no tenga nunca fin. Toda esta destrucción de vidas humanas no puede sino horrorizar”. Así lo afirma una nota difundida por la Nunciatura Apostólica en Iraq.

“Los cristianos han estado muchas veces en el punto de mira: asesinatos, secuestros y daños ingentes a iglesias y conventos. Las comunidades cristianas de Mosul han sido recientemente muy afectadas y han pagado un alto precio, a pesar de su unánimemente reconocida vida pacífica”.

El balance de las víctimas en los últimos diez días ha subido a ocho, tras el asesinato en Mosul, a 350 km de Bagdad, de otros tres cristianos, un hombre y sus dos hijos.

“Se tiene la impresión – se lee en la nota – de que el motivo de ataque a estas minorías sea propio y solamente su fe religiosa o la diversa pertenencia étnica. Muchos cristianos viven en el miedo de permanecer en el territorio que les ha visto presentes desde hace dos mil años”.

“Alguien está pisoteando su incontestable derecho a la plena ciudadanía, empujándoles con la fuerza de la violencia a abandonar sus casas y a la fuga”.

“Como han declarado recientemente los obispos de Mosul – recuerda la nota – los cristianos se sienten como indeseables en su propia patria, en el lugar que les vio nacer. Es triste que la fuerza de la costumbre pueda llegar a encubrir el horror por actos violentos e insensatos como los asesinatos perpetrados ayer en Mosul”.

“Es más que nunca necesaria la oración al Señor de la Paz: que a pesar de la prueba, los cristianos sigan resistiendo a la tentación de abandonar el país, sino que se armen de valor para contribuir al bien común y a la reconstrucción de su nación”.

“Para hacer esto, sin embargo, necesitan ayuda urgente – subraya también la nota –; es especialmente necesario que no baje la presión de la opinión pública mundial, para que toda violencia y discriminación tenga fin inmediatamente”.

“Se tiene mucha confianza en la atención y en la solidaridad de la comunidad internacional, tan pendiente de la suerte de las minorías, para que contribuya a hacerse voz de los que no tienen voz”.

“Por otra parte, se espera que las autoridades locales no dejen de intentar nada para garantizar a los indefensos toda la protección a la que tienen derecho, precisamente en virtud de su ciudadanía iraquí, a la que nunca han traicionado”.

“Los cristianos piden poder vivir su vida en tranquilidad y profesar su fe con total seguridad, condición basa de toda civilización”, concluye la nota.

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ZENIT Staff

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