Religiosas abren una casa para huérfanos de una etnia minoritaria en Vietnam

Su ejemplo alienta las conversiones incluso entre funcionarios regionales

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PHANG RANG, 16 julio (ZENIT.org).- Una pequeña comunidad de hermanas Franciscanas Misioneras de María ha abierto recientemente una casa para hospedar a los huérfanos de la población Cham, una etnia minoritaria de Vietnam, según informa el servicio de información de las comunidades religiosas «VID».

La «Casa Betania» se encuentra junto a una parroquia de Phan Rang, en la diócesis de Nha Trang, a 350 kilómetros al nordeste de Ho Chi Minh City, y es capaz de acoger en este momento a 50 niños y muchachos entre los 3 y los 19 años, muchos de los cuales han perdido a sus dos padres.

Para los niños Cham es una tragedia perder a su propia madre –explica sor María Hoang Thi Hoa– porque es normal que el padre se case de nuevo y abandone a los hijos. Por este motivo –añade–, muchos niños terminan siendo «criados» de las familias Kinh, una etnia mayoritaria del país.

Los niños que viven en Betania van a las escuelas del poblado, mientras que los mayores asisten, durante el día, a los cursos de formación profesional para aprender una profesión y, por la noche, van a la escuela. Dos veces a la semana las hermanas enseñan el catecismo y se ocupan de su formación.

Teresa Chau Thi Bong, una señora de etnia Cham convertida al catolicismo, que en la «Casa Betania» cuida de los niños, cuenta que se ha enfrentado, con frecuencia, con las autoridades y la policía locales y con los familiares de los niños a causa del trabajo que realiza, si bien en este momento la situación es tranquila –dice–. La señora, que es muy querida por los niños, se queja de que no haya una casa más grande para acoger a más huérfanos.

Sor María precisa que no es fácil para la población Cham abrazar la religión católica, porque tienen su religión tradicional, el Bani, que es una versión local del hinduismo. A pesar de esto –añade– muchos adultos Cham se están bautizando últimamente, incluso funcionarios del gobierno del distrito, de las autoridades locales y los jóvenes guías de turistas.

Para conocer mejor la cultura y la tradición Cham –sigue diciendo– las hermanas participamos con frecuencia en sus fiestas, como K´Te y Ramuwan, celebradas en memoria de los difuntos y con motivo de la matanza de los búfalos. Si bien la mayor parte de la población Cham es pobre debido al analfabetismo –explica sor María– hasta los más pobres gastan grandes cantidades de dinero en el aniversario de la muerte de los familiares pues tienen miedo de ser atormentados por el espíritu de sus muertos.

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ZENIT Staff

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