Santa Bakhita, esclava sudanesa y símbolo de la auténtica emancipación

El Papa pide paz para Sudán, flagelado por 17 años de guerra civil

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CIUDAD DEL VATICANO, 1 oct (ZENIT.org).- Desde este domingo, los cristianos y el mundo cuentan con el modelo de santidad de una ex esclava sudanesa que ha pasado a convertirse en «brillante abogada de la genuina emancipación». Este fue el anuncio que hizo Juan Pablo II en la ceremonia de canonización de 123 nuevos santos.

Su nombre es Giuseppina Bakhita. Nacida en Sudán, en 1869, fue raptada y esclavizada a los siete años por traficantes árabes. El nombre de «Bakhita», que significa «Afortunada» se lo dieron precisamente sus «amos». Fue comprada y vendida cinco veces hasta que en 1882 la compró un agente consular italiano, que la llevó a Italia. Allí, como niñera, conoció el cristianismo y se bautizó en 1890. Tres años más tarde entró en la Congregación de las Religiosas Cannosianas, donde vivió en el convento del norte de Italia en Schio (Vicenza), realizando trabajos humildes. En la localidad, muy pronto gozó ya de fama de santidad. Cuando murió Bakhita, el 8 de febrero de 1947, una fila ininterrumpida de personas pasó durante tres días para despedirse de su féretro.

El ejemplo de esta «humilde hija de África», según el Papa, recuerda al mundo de hoy la exigencia de trabajar eficazmente «para liberar a las muchachas y a las mujeres de la opresión y de la violencia y restituirles su dignidad en pleno ejercicio de sus derechos».

El pensamiento del pontífice se dirigió, a continuación, precisamente a Sudán, donde en el sur la esclavitud sigue siendo una realidad, a causa de los programas de islamización promovidos por el norte. El país vive «lacerado por una guerra cruel» que dura desde hace 17 años y, por el momento, no se ve una solución.

«En nombre de la humanidad que sufre –exclamó el Papa– dirijo una vez más un llamamiento a los responsables: abrid vuestros corazones al grito de millones de víctimas inocentes y emprended el camino de la negociación. Pido a la comunidad internacional: no sigáis ignorando esta inmensa tragedia humana»

Por último, el Papa invitó a toda la Iglesia a invocar la intercesión de santa Bakhita «para todos nuestros hermanos y hermanas perseguidos, especialmente en África y en su país nativo, Sudán, para que puedan experimentar la reconciliación y la paz».

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ZENIT Staff

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