Soledad e incertidumbre, características de los estudiantes de hoy

Intervención en el Congreso europeo sobre pastoral universitaria

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MÜNICH, lunes 31 de enero de 2011 (ZENIT.org).- La soledad y la incertidumbre están convirtiéndose en los rasgos característicos de los estudiantes de hoy. Así lo afirmó Tino Bargel, del Grupo de investigación universitaria de la Universidad de Costanza, el pasado viernes durante el Congreso europeo sobre pastoral universitaria, que concluyó ayer en Münich (Alemania).

El experto subrayó que los estudiantes de hoy “ponen de relieve la propia individualidad”: “por esto están muy ocupados en forjarse ante todo a sí mismos”.

Bargel expuso una serie de tesis, observando en primer lugar que los jóvenes afrontan “presiones y preocupaciones a pesar de la satisfacción y a la confianza”.

Todos los estudiantes, además, “dan gran importancia a que el propio curso de estudios se acerque a la práctica laboral”, pero “este aspecto práctico y, desde el punto de vista laboral, exitoso de los estudios universitarios no hace sino crear mayor ‘inseguridad’, en cuanto que deja que sean instancias externas (sobre todo la economía y las asociaciones de categoría) las que establezcan los objetivos formativos y las condiciones de asunción”.

Esto conlleva “continuos intentos de adaptación a los requeriientos profesionales, a costa de reflexiones y elaboraciones, de creatividad y autonomía, de originalidad e innovación”.

Entre los estudiantes disminuye además “la disponibilidad a formarse una opinión política”: “participan de mala gana en discusiones teóricas, se adhieren a conceptos o se dejan implicar en propuestas alternativas”; “las actitudes son menos contrapuestas o ideológicas, las facciones enemigas raramente se confrontan y las imágenes políticas enemigas ya no se alimentan”.

“Esta moderación, con todo, no es tanto una prueba de tolerancia o de pragmatismo, sino más bien indiferencia y crítica fácil”, comentó Bargel. “Los estudiantes universitarios evitan contraer vínculos o asumir posiciones claras” y por tanto “son más difíciles de organizar o de implicar en acciones comunes”.

Desafección se encuentra también respecto a los ideales y el compromiso público, aunque “aumenta la estima por los padres, los hermanos y los amigos”, otro “signo de retirada a la vida privada”.

“Aunque las desigualdades sociales y las injusticias políticas son percibidas, los estudiantes recurren a la protesta y a la resistencia sólo donde ven que se lesionan sus propios intereses. Como mucho, participan en acciones individuales en el campo social”.

“Entre los principales valores actitudinales, los estudiantes incluyen ante todo el deseo de conocer y la curiosidad, seguidos de la tolerancia y la ausencia de prejuicios, el discernimiento y el análisis crítico” prosiguió el experto, subrayando que entre los valores fundamentales “son prioritarios la amistad y la paz, seguidos de la libertad y la armonía”.

“La religión, la fe y la redención son importantes para el 17% de los estudiantes, el 7% de los cuales los valora incluso muy importantes”.

Es típica también la actitud de “no aceptar modelos predefinidos, alineandose, más bien, de modo selectivo y sin asumir vínculos a favor de valores determinados”.

En cuanto al futuro, concluyó, se tiene “miedo de fracasar a pesar de un cierto optimismo profesional”.

“Por culpa del confuso método de selección, por ejemplo para acceder a un máster o para encontrar trabajo, muchos estudiantes tienen la impresión de no poder ya proyectar o controlar el propio camino solo gracias a las propias prestaciones y decisiones. Esto ha contribuido al reforzamiento de una ‘soledad’ percibida que se traduce en desorientación, miedo al fracaso, aislamiento y comportamientos anómalos”.

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ZENIT Staff

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