Teología del osito de peluche

El destino de los cristianos en los países islámicos

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ROMA, jueves, 20 diciembre 2007 (ZENIT.org).- El caso de una profesora británica encarcelada en Sudán viene a recordarnos los problemas de las minorías cristianas en los países islámicos. Gillian Gibbons se metió en problemas al permitir que sus alumnos pusieran el nombre de Mahoma a un osito de peluche, informaba el 27 de noviembre el periódico Independent.

Gibbons era maestra en el Unity High School, en la capital de Sudán, Jartum. Según el director del colegio, Robert Boulos, el incidente fue «un error completamente inocente», informaba Independent. Tuvo lugar durante un ejercicio en clase en el que Gibbons pidió a sus alumnos de primaria que pusieran nombre a un juguete de peluche. Los alumnos mismos escogieron el nombre de Mahoma.

Tras su arresto, Gibbons fue acusada de insultar la religión, y sentenciada a 15 días de prisión, informaba el 29 de noviembre la BBC. Como consecuencia, se reunió una multitud en la capital para pedir un castigo incluso más duro. Tras unos días, se permitió a Gibbons abandonar Sudán y volver a Gran Bretaña, informaba el 3 de diciembre la BBC.

En los últimos meses la persecución de cristianos está recibiendo más atención de los medios. El 27 de mayo, el Sunday Times publicaba un largo artículo sobre el tema. Una de las personas citadas en el reportaje, Eddie Lyle, presidente de la rama británica de Open Doors, una ONG que trabaja con iglesias e individuos que sufren, afirmaba que cerca de 200 millones de cristianos en más de 60 países se enfrentan a castigos brutales por causa de su fe.

Los cristianos tienen problemas en muchos países, no sólo aquellos que están bajo la ley islámica. Los extremistas hindúes en la India siguen creando problemas a los cristianos y los regímenes totalitarios como Corea del Norte también persiguen a los creyentes.

Secuestros y asesinatos

No obstante, son los países islámicos los que suelen ocupar los titulares por sus restricciones a los cristianos. Hace algunos meses, Afganistán fue el escenario del secuestro de un grupo de voluntarios cristianos de Corea del Sur, informaba el 1 de agosto el Times.

Dos de los voluntarios, uno de ellos un pastor cristiano, fueron asesinados por los secuestradores. El grupo estaba afiliado a la Iglesia Saemmul de Seúl.

El grupo fue puesto en libertad tras seis semanas de secuestro, informaba el 2 de septiembre el Washington Post. El artículo explicaba que la experiencia, no obstante, llevó a que las Iglesias protestantes en Corea del Sur frenaran el resto de actividades misioneras en Afganistán.

Según informaba la BBC el 12 de septiembre, los rehenes fueron amenazados de muerte en un intento de convertirlos al Islam.

Quienes desean convertirse al cristianismo también se enfrentan a graves peligros. El obispo anglicano de Rochester en Inglaterra, Michael Nazir-Ali, habló de la persecución de los conversos cristianos durante un programa de televisión BBC, informaba el periódico británico Observer el 16 de septiembre.

El prelado anglicano es originario de Pakistán y su padre se convirtió del Islam al cristianismo.

«Es muy común en el mundo de hoy, incluyendo a este país, que la gente que ha cambiado su fe, especialmente los musulmanes que se han vuelto cristianos, sea condenada al ostracismo, pierda su puesto de trabajo, se les rompan los matrimonios, y se les quiten a sus hijos», afirmaba.

El 3 de junio el Obispo Ali escribía un artículo de opinión para el periódico británico Telegraph en el que hablaba de las dificultades a que se enfrentan los cristianos en Pakistán. Numerosos cristianos, afirmaba, han sido víctimas de la ley contra la blasfemia del país, que ha sido ampliamente usada para silenciar la oposición, prevenir la libre expresión y ganar méritos.

Conversos amenazados

En días recientes, un reportaje publicado el 5 de diciembre en la página web del periódico Times revelaba que la hija de un imán británico que se convirtió al cristianismo hace 15 años todavía vive bajo la amenaza de violentas represalias.

La mujer, que utiliza el pseudónimo de Hannah, ha tenido que desplazarse 45 veces para evitar ser detectada por su familia desde que se volvió cristina. El mes pasado aceptó la protección policial tras recibir nuevas amenazas. Hannah dejó el hogar el 16 para escapar a un matrimonio de conveniencia.

Su experiencia está lejos de ser un caso aislado. En Egipto, Mohammed Hegazy fue forzado a ocultarse tras su conversión al cristianismo, informaba Associated Pess el 11 de agosto.

Según el artículo, un clérigo islámico declaró la ejecución de Hegazy como un apostolado, y él mismo recibió amenazas de muerte por teléfono antes de buscar refugio. Su caso se convirtió en tema público después de que Hegazy emprendiera una acción legal para cambiar oficialmente su religión en su documento nacional de identidad, algo que, según Associated Press, es probablemente la primera vez que lo hace un convertido nacido musulmán.

En general, los cristianos de Oriente Medio se enfrentan a muchos problemas. Uno de los lugares más peligrosos para ellos en este momento es Irak. El patriarca caldeo de Bagdad, Emmanuel III Delly, fue hecho cardenal hace poco por Benedicto XVI.

El patriarca fue entrevistado por Associated Press en un artículo publicado el 30 de octubre. Lamentaba las continuas bombas y asesinatos. Según el reportaje, el primer ministro iraquí, Nouri al-Maliki, ha prometido dar mayor protección a la comunidad cristiana del país.

Petición de moderación

Las actuaciones de grupos de extremistas islámicos han provocado algunas llamadas a una mayor acción por parte de los elementos más moderados dentro de la comunidad. El 2 de diciembre un artículo publicado por Ed Husain, en el periódico británico Observer, pedía a los musulmanes que se expresaran en contra de los radicales islámicos violentos.

Tras la firma de Husain está Mohammed Mabub Hussain, autor del libro «El Islamista», sobre su conversión del extremismo islámico. «Debemos tener el valor de ponernos en pie y reclamar nuestra fe», afirmaba en el artículo del periódico.

Husain también explicaba que el Islam no es una entidad monolítica y que, dentro de él, hay elementos que pueden llevar a un tipo de renacimiento musulmán. No obstante, observaba que muchos temen hablar por el miedo a acciones violentas de grupos extremistas.

Un artículo publicado el mismo día por Shiraz Maher, en las páginas del Sunday Times, también reflexionaba sobre el problema el Islam, siguiendo la crisis del osito de peluche. Estamos en medio de una batalla por los corazones y las mentes de los musulmanes, una batalla que deben luchar los mismos musulmanes, explicaba.

Maher pedía que no se demonizara el Islam, pero también reconocía la necesidad de que más musulmanes, especialmente jóvenes, se expresaran en contra de los islamistas radicales.

Respetar los derechos humanos

Tawfik Hamid, antiguo miembro de un grupo terrorista islámico, también pedía una reforma del Islam, para asegurar que respeta los derechos humanos. Su petición la presentaba en un artículo publicado el 25 de mayo en el Wall Street Journal. Pedía cambios en la doctrina, como prohibir el asesinato de los conversos que dejan el Islam, y un mejor trato para las mujeres.

«Nosotros los musulmanes deberíamos mostrar públicamente nuestra profunda desaprobación por el creciente número de ataques de musulmanes contra otros credos y contra otros musulmanes», afirmaba Hamid.

Benedicto XVI también ha hablado de la necesidad de asegurar una mayor libertad religiosa en los países islámicos. Es esencial, indicaba el 1 de junio al nuevo embajador de Pakistán ante la Santa Sede, «salvaguardar de actos de violencia a los ciudadanos que pertenecen a las minorías re
ligiosas».

«Esta protección no sólo concuerda con la dignidad humana sino que también contribuye al bien común», explicaba el Pontífice. También recordaba al embajador la importancia del papel jugado por la Iglesia católica en Pakistán en el área de la educación, la sanidad y los servicios de caridad.

En sus palabras dirigidas al embajador de Indonesia ante la Santa Sede el 12 de noviembre, el Papa rechazaba el uso de la violencia en nombre de la religión y pedía una mayor colaboración al servicio de la paz. Una paz que hoy no es fácil lograr dadas las circunstancias en muchos países.

Por el padre John Flynn, L. C., traducción de Justo Amado

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ZENIT Staff

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