BARCELONA, domingo, 16 julio 2006 (ZENIT.org).- La Teología tiene también su lugar en la Universidad civil: así lo pensaron un grupo de católicos de Cataluña (España) cuando crearon el STU, Secretariado de Teología en la Universidad (teologiaalauniversitat.org).
La profesora y secretaria María del Mar Galcerán cuenta que «su origen se remonta al Servicio de Asistencia y Formación Religiosa en las Universidades (SAFOR)».
Ahora, impulsado por el Arzobispado de Barcelona, este Secretariado quiere que en las aulas, pasillos y lugares de ocio y estudio de las universidades se hable de Dios, y con criterio.
Para ello dan la posibilidad a los alumnos de cualquier carrera (de Matemáticas a Derecho, Veterinaria o Arquitectura) a seguir algunos cursos de Teología cuyos créditos son reconocidos oficialmente.
«La idea central es enlazar fe y cultura en la universidad pública. El modo de hacerlo es constituyendo una plataforma académica sobre la presencia de la Teología y el pensamiento religioso en la universidad», añade esta docente de Barcelona.
Profesores de Teología ofrecen en estas universidades civiles cursos específicos teológicos.
El Secretariado ha propuesto este curso programas de 30 horas –equivalen a dos créditos de libre elección–.
Entre los cursos ofrecidos han sido muy solicitados: «De qué hablamos cuando hablamos de Dios», «El coraje de perdonar», «La vida y enseñanzas de Jesús: los Evangelios», «Islam y Occidente, diálogo de civilizaciones» o «Fundamentos y aplicaciones de la Bióetica».
Varios institutos de Teología dan soporte a la iniciativa que, según María del Mar Galcerán, ayuda a paliar «el gran hueco de formación y contenidos teológicos en los estudiantes actuales, laguna que les dificulta la comprensión de nuestra realidad sociocultural de tradición judeocristiana».
Esta profesora de Educación Social cree que aunque «la sociedad española y la europea mayoritariamente se definen como laicas y desplazan la religión al ámbito privado, es cierto que la mayoría de la población civil se define como creyente y existe una parte de la población juvenil con una creciente sensibilidad por la búsqueda de sentido».
