Teólogo estadounidense en Roma: Una guerra «defensiva», no «preventiva»

Michael Novak defiende la posición de la Casa Blanca ante Irak

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ROMA, 11 febrero 2003 (ZENIT.org).- El teólogo estadounidense católico Michael Novak pronunció este lunes en Roma una conferencia en la que afirmó que una intervención militar en Irak se justificaría por los principios tradicionales de la legítima defensa, sin necesidad de recurrir a un nuevo concepto de guerra preventiva.

La intervención del exponente del American Enterprise Institute for Public Policy Research (http://www.aei.org) tuvo lugar en un simposio de dos horas organizado por Jim Nicholson, embajador de Estados Unidos ante el Vaticano.

Novak ha realizado encuentros en estos días en el Vaticano y en Italia con el objetivo de justificar la posición asumida por el gobierno de Estados Unidos. En este contexto, se encontró en privado con el arzobispo Jean-Louis Tauran, secretario vaticano para las Relaciones con los Estados, y con representantes del Consejo Pontificio para la Justicia y la paz.

Hablando sobre «La doctrina de la guerra justa e Irak», Novak aclaró que «un posible ataque de los Estados Unidos contra Irak no tiene nada que ver con la guerra preventiva».

«Los Estados Unidos tienen miedo de que las armas de destrucción de masa, químicas y bacterológicas (gas mostaza, sarin, ántrax) que Sadam Huseín tiene a disposición y que todavía no ha demostrado haber destruido, puedan ser utilizadas por terroristas fundamentalistas».

«Hemos visto lo que ha sido posible hacer con una cuchara de ántrax –subrayó Novak ante un auditorio de unas 150 personas–. Sadam tiene a su disposición cinco mil litros de ántrax y sabemos que pueden ser utilizados por células terroristas en todo el mundo».

«No podemos permitir que tengan lugar otras masacres como la del 11 de septiembre –afirmó Novak, cuya parte final de la intervención estuvo dedicada a responder a las perguntas de los presentes. Por esto pedimos a Sadam que destruya sus arsenales. Un compromiso de desarme que Sadam asumió en 1991 y que todavía no ha respetado».

Por lo que se refiere a la intervención armada, Novak hizo referencia a la doctrina de la «guerra justa», explicando que se trata de una «intervención defensiva contra una amenaza cierta», representada por un régimen que «es peor que el de los Talibán» y «más cruel que el de Milosevic».

«En términos morales –afirmó Novak– fuimos atacados el 11 de septiembre de 2001, y es tarea de nuestro gobierno proteger a los ciudadanos. Por este motivo, haremos todo lo posible para defendernos».

Novak hizo referencia al Catecismo de la Iglesia Católica (n. 2309), en donde se exponen las condiciones para una intervención en legítima defensa. Explicó que es necesario enmarcarlas en el diferente contexto de la «guerra asimétrica» que hacen los terroristas.

El daño para las naciones es duradero, grave y cierto, por esto «es moralmente obligatorio para los Estados defenderse de esta amenaza».

Por lo que se refiere a las críticas que proceden del mundo católico al proyecto de ataque estadounidense, Novak hizo una aclaración: «No es verdad, como ha escrito la «Civiltà Cattolica», que pretendamos hacer la guerra para controlar el petróleo de Irak».

Según Novak, los Estados Unidos dependen muy poco del petróleo de Oriente Medio. Sólo un 6% del petróleo utilizado en los Estados Unidos procede de Irak, y Europa, China y Rusia están mucho más interesadas que nosotros en el petróleo de esa región»

Por lo que se refiere a los esfuerzos de Juan Pablo II para evitar el conflicto, Novak afirmó: «Es justo que el Santo Padre se movilice para impedir la guerra. Le doy las gracias por ello».

Aplaudió asimismo declaraciones recientes del presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, el cardenal Camillo Ruini, según las cuales sería deseable un exilio voluntario de Sadam.

«En todo caso, nosotros seremos los primeros en aceptar el desarme efectivo de Sadam y estaremos muy contentos de no combatir una guerra que busca desactivar una amenaza tan grave para la seguridad y la libertad de los pueblos», concluyó.

Es posible leer la intervención pronunciada por Michael Novak en la página web http://www.nationalreview.com/novak/novak.asp.

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ZENIT Staff

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