Terrorismo e Islam en Indonesia

Continúan los problemas con los extremistas islámicos

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BALI, 25 octubre 2003 (ZENIT.org).- El 12 de octubre ha marcado el primer aniversario de las explosiones que mataron 202 personas en la isla de vacaciones de Bali. El ataque también tuvo un drástico impacto económico en la economía local, como muestra un informe recién publicado.

El informe fue preparado por el Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas, la Agencia para Desarrollo Internacional de Estados Unidos y el Banco Mundial. Observa que los ingresos medios en Bali cayeron un 43% a medidos del 2003, informaba Reuters el 13 de octubre. Durante los primeros ocho meses de este año la llegada de extranjeros a Bali cayó un 35,2% con respecto al mismo periodo del año anterior. En total, Indonesia ha recibido a 4,5 millones de turistas extranjeros este año, por debajo de los 5 millones del año anterior.

Las autoridades indonesias han dado caza a los extremistas islámicos tras los ataques. Algunos de ellos ya han sido detenidos y procesados. Además, el mes pasado, un tribunal indonesio declaró a Abu Bakar Bashir culpable de planear el derrocamiento del gobierno, informó el Sydney Morning Herald el 3 de septiembre.

Pero los fiscales no consiguieron condenarlo por los cargos de dirigir la organización terrorista Jemaah Islamiyah (JI), que fue responsable de llevar a cabo los atentados de Bali. Más de una docena de los terroristas de Bali acudieron a su escuela islámica de Ngruki, en Java central, y él conocía a muchos de los acusados de llevar a cabo actos terroristas para JI.

Y sólo hace unos días, Abdul Jabar fue condenado por un tribunal indonesio de estar implicado en bombardear dos iglesias en la Navidad del 2000, informaba el 13 de octubre Associated Press. Los funcionarios indonesios hicieron responsable de los ataques a Jemaah Islamiyah.

Escuelas de terror
La extensión de las escuelas islámicas radicales ha fomentado el crecimiento de radicales en Indonesia. El Wall Street Journal, en un estudio en profundidad publicado el 2 de septiembre, informaba de que a partir de los ataques terroristas y de la presión de Estados Unidos, los gobiernos de sudeste asiático han comenzado a cerrar algunas escuelas radicales. Sin embargo, muchas, incluyendo al Mukmin, un colegio islámico interno en la principal isla de Indonesia, Java, continúa operando. Esta escuela ha dado casi todos los principales sospechosos de terrorismo de Indonesia.

Los responsables de la escuela al Mukmin dicen que no hay ningún lazo entre su proyecto y los alumnos que han participado por docenas en los ataques terroristas a lo largo del sudeste asiático en los últimos años. No obstante, el Wall Street Journal hacía notar que imágenes de rifles automáticos y tanques adornan las paredes de la escuela. Un lema sobre la puerta del principal edificio de clase reza: «Morir en el camino de Alá es nuestra aspiración más alta».

Los profesores afirman que ellos no animan a los estudiantes a atacar a los cristianos o a personas de otras religiones. «No es odio, sino que es lo que Dios dice», explicaba Widi bin Hasbi, un profesor de 27 años. «El Corán dice que no deseemos que los judíos y los cristianos vivan con los musulmanes».

Indonesia tiene cerca de 12.000 colegios musulmanes de internos. Según el Journal, la gran mayoría predica un mensaje de tolerancia religiosa, mezclado con la educación secular en ciencias y otras materias mandada por el gobierno.

Un factor que favorece el extremismo en algunas escuelas es el apoyo de Arabia Saudí a la corriente más estricta del Islam, informaba el 5 de julio el New York Times. La influencia saudí es doble: estudios de bachillerato libres en Arabia Saudí para graduados seleccionados de las escuelas indonesias, y financiación de las escuelas más radicales en la misma Indonesia.

Además de la distribución pública de dinero para propósitos religiosos y educacionales, Arabia Saudí también ha desembolsado en secreto fondos para los grupos militantes islámicos, afirmaba el New York Times. Este dinero ha permitido que sigan adelante algunos grupos extremistas y ha motivado que otros comenzaran a reclutar

Las bibliotecas de muchas escuelas islámicas están llenas de libros de Arabia Saudí, pocas de ellas tienen libros recientes de autores occidentales. El artículo informaba de que la oficina saudí de asuntos religiosos en Yakarta lleva a cabo traducciones del árabe al indonesio –con un total de cerca de 1 millón de libros al año.

Amien Rais, portavoz del parlamento de Indonesia, admitía que su país necesita hacer más para contener a las escuelas islámicas más extremistas, informaba Reuters el 13 de octubre. Rais es el jefe del segundo grupo islámico más grande de Indonesia, Muhammadiyah. «El gobierno parece un poco vacilante a la hora de establecer que las escuelas son células de propagación del terrorismo», afirmaba. El gobierno de Yakarta teme que las medidas enérgicas pudieran conducir a una reacción violenta, especulaba.

Tensiones interreligiosas
El último año se han dado menos episodios de violencia entre cristianos y musulmanes, pero el problema continúa. Una nota de prensa del 25 de septiembre de la organización norteamericana Christian Freedom International comentaba que a los cristianos con credenciales profesionales y formación de graduados se les está denegando el empleo y avanzar en el mercado de trabajo.

El presidente de Christian Freedom International, Jim Jacobson, afirmaba que la violencia de la mayoría contra los cristianos también se ha convertido en un instrumento de los negocios. Asimismo, existen regulaciones locales injustas relativas a la construcción de escuelas cristianas e iglesias. Un pastor explicaba que el gobierno local «hará público un permiso para la construcción de una iglesia sólo si nadie cercano se opone al sitio propuesto. Si una sola persona se opone – no hay iglesia». La construcción de una mezquita no afronta tales requisitos.

En la semana anterior al aniversario de los atentados de Bali, al menos 10 cristianos fueron asesinados en ataques en la provincia de Sulawesi Central, informó el 13 de octubre Reuters. También, se prendió fuego a una iglesia, y a docenas de casas. Según Reuters, la violencia musulmano-cristiana en la región ha causado cerca de 2.000 muertos en la región desde 1999.

Peligros que afrontar
Un informe del 26 de agosto sobre JI, del International Crisis Group, encontró motivos de preocupación en Indonesia por causa de los radicales islámicos. Según la organización internacional de investigación y asesoría, JI sigue estando activo y siendo peligroso, a pesar del arresto a mediados de agosto de Hambali, uno de sus principales operativos.

Aunque más de 200 sospechosos relacionados con JI están ahora bajo custodia en Indonesia, Malasia, Singapur y Filipinas, la organización está lejos de haber sido destruida. La información lograda de los interrogatorios a los sospechosos de JI indica que es una organización más grande de lo que previamente se pensó, según el International Crisis Group. JI tiene comunicación y ha recibido fondos de al-Qaida, pero es independiente y toma la mayor parte, si no todas, de las decisiones operativas locales.

El informe observaba que la red de JI está ligada no sólo por la ideología y el entrenamiento sino también por una intrincada red de matrimonios que a veces parece convertirla en una familia gigante y extendida.

No obstante, hay pocos signos de un surgimiento de un poder islámico en la arena política, observaba un análisis publicado el 14 de octubre por el Financial Times de Londres. Por lo que hay poco riesgo de que el cuarto país más poblado del mundo –hogar de 200 millones de musulmanes- se pueda convertir pronto en un estado islámico.

El Islam indonesio se desarrolló en dos ramas moderadas que dominan la práctica dentro del archipiélago. Nahdlatul Ulama incorporaba tradiciones
locales y, como resultado, se convirtió en una mezcla de misticismo javanés, hinduismo, budismo y filosofía sufí. La rama islámica de Muhammdiyah es más cercana a Oriente Medio desde hace mucho tiempo y todavía es en gran parte moderada.

Estas dos organizaciones juntas cuentan con más de 100 millones de miembros, afirmaba el Financial Times. Sin embargo, el artículo hacía notar que, mientras todavía domina una mayoría moderada, existe el riesgo de que un creciente número de indonesios podría caer en el fundamentalismo e incluso en la violencia. Una buena razón para no cerrar los ojos ante la forma en que Indonesia trate con los extremistas islámicos en los meses venideros.

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ZENIT Staff

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