Testimonio de un sacerdote "de visita" en una cárcel china

Arrestado por organizar un campo de estudiantes

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FU’AN, lunes 29 de marzo de 2010 (ZENIT.org).- El padre Liu Maochun, de 36 años de edad, fue detenido el pasado 19 de marzo por las autoridades de Fu’an, ciudad de la provincia costera de Fujian, en China, acusado de haber participado en un campo de estudiantes católicos organizado sin autorización.

Su arresto se produjo un día después de la liberación, tras quince días de detención, del padre John Baptist Luo Wen, que había sido arrestado por el mismo motivo el pasado 3 de marzo, informó el 23 de marzo Eglises d’Asie (EDA), la agencia de las Misiones extranjeras de París.

Los dos sacerdotes forman parte de un grupo de siete sacerdotes de la parte “clandestina” de la diócesis de Mindong, que había organizado y animado un campo para estudiantes católicos del 28 de enero al 6 de febrero pasados.

El campo, montado sin el permiso requerido por las autoridades, fue interrumpido por la policía el 4 de febrero, aunque pudo desarrollarse hasta su término.

Pero un mes más tarde, la policía convocó a los siete sacerdotes para notificarles una multa de 500 yuanes (53 euros) para cada uno y una orden de detención, por alterar el orden público, para cuatro de ellos.

Primero fue el padre Luo Wen quien fue detenido. Después tocó al padre Liu Maochun ser privado de libertad, a priori durante quice días, según lo dispuesto por la ley para los casos de incumplimiento de una orden dirigida a mantener el orden público.

El padre Luo ofreció a la agencia Ucanews los detalles de su detención: retenido en el Centro de detención de Fu’an, fue ubicado en una celda de 40 metros cuadrados junto a 21 personas, detenidas principalmente por casos relacionados con el consumo o el tráfico de drogas y con el juego ilegal.

La mayor parte de ellos compartía una larga cama común de hormigón y los demás dormían en el suelo mismo.

La única posibilidad de lavarse se encontraba accediendo a un punto de agua fría situado en el patio. “No me he lavado durante toda mi detención porque hacía frío y llovía”, declaró el sacerdote.

Y añadió que se vio privado del derecho a recibir visitas concedido a los demás detenidos: una media de dos visitas semanales

Después del padre Luo, fue detenido el padre Liu. Por lógica, los otros dos sacerdotes que han recibido una orden de detención, los padres Guo Xijin y Miu Yong, deberían ser convocados próximamente por la policía y ser detenidos.

Paralelamente, y sin que pueda establecerse alguna relación entre los dos eventos, la Comisión para China establecida en 2007 por el Papa Benedicto XVI se reunió por tercera vez en la Santa Sede, del 22 al 24 de marzo.

Fue presidida por el cardenal secretario de Estado y contó con la participación de unos treinta miembros, entre ellos cinco obispos de Hong Kong, Macao y Taiwán.

El programa anunciado el 20 de marzo por la Oficina de Información de la Santa Sede informaba de una profundización en un tema ya abordado en la segunda sesión de esta comisión, que tuvo lugar del 30 de marzo al 1 de abril de 2009: la formación de los católicos en China, especialmente la de los sacerdotes y las personas consagradas.

Efectivamente, el comunicado final de la reunión indica que “las dificultades, que se encuentran en el campo de la formación, y las nuevas exigencias pastorales, que están conectadas con la tarea de evangelizar una sociedad tan dinámica, articulada y compleja como lo es la china, representan desafíos relevantes”.

El texto también mostraba explícitamente el deseo de “que los obispos y sacerdotes, que desde hace mucho tiempo están privados de libertad, puedan lo antes posible ejercer de nuevo su ministerio episcopal y sacerdotal a favor de los fieles confiados a su cuidado pastoral”.

También otros temas fueron objeto de estudio en esta última reunión por los que están llamados a aconsejar al Papa y a la curia romana sobre el tema de China.

Entre ellos se encontraba el de los futuros nombramientos episcopales, así como en las respuestas que se dan sobre el terreno en el camino hacia la reconciliación y la unidad de la comunidad católica, como el trazado por Benedicto XVI en su Carta a los católicos chinos de 2007.

En este sentido, el comunicado augura “que todos los obispos en China se empeñen cada vez más en favorecer el crecimiento de la unidad de la fe y de la vida de todos los católicos, evitando por tanto realizar gestos (como, por ejemplo, celebraciones sacramentales, ordenaciones episcopales, participaciones en reuniones) que contradigan la comunión con el Papa”.

Finalmente, los miembros de la comisión debieron compartir también sus ideas sobre la mejor manera de que la Iglesia se sitúe en la próxima reunión en Pekín de la Asamblea nacional de representantes católicos.

Esta asamblea, cuyo pilotaje es asumido por Pekín, debe designar a los futuros presidentes de la Asociación patriótica de católicos chinos, transmisores de la política religiosa de las autoridades chinas a la Iglesia, y de la Conferencia de los obispos “oficiales” de China, que no es libre de funcionar como debería poder hacerlo.

Finalmente, en respuesta a una petición en este sentido de la primera sesión de la Comisión para China, continúa la obra de transmisión de los textos de la Iglesia a los católicos chinos.

En este sentido, el 18 de marzo, la Santa Sede anunció que el Catecismo de la Iglesia católica, en su traducción china, había sido publicado en la web del Vaticano.

Y el Código de derecho canónico de 1983 y los grandes textos del Concilio Vaticano II en chino deberían seguir el mismo camino próximamente.

Queda por ver si la web del Vaticano y estos textos en chino podrán ser consultados por los internautas en la China continental.

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ZENIT Staff

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